Resurrection Fest: aquellos adolescentes ¡°flipaos¡± que montaron el gran festival ¡®metal¡¯ de Espa?a
La localidad lucense de Viveiro multiplica esta semana su poblaci¨®n con los m¨¢s de 130.000 asistentes a los conciertos de Alice Cooper, Avenged Sevenfold o The Offspring, entre 90 bandas
A mediados de la primera d¨¦cada de siglo, hab¨ªa un alcalde nada com¨²n en la localidad costera de Viveiro (Lugo, 15.200 vecinos). Melchor Roel hab¨ªa llegado al cargo en 2003, despu¨¦s de ser detenido en los setenta con solo 18 a?os, encarcelado y, tres a?os despu¨¦s, expulsado por la dictadura militar de Uruguay cuando era miembro del Partido Comunista en el pa¨ªs americano. Asentado en Galicia y ya como alcalde socialista, al preparar las fiestas locales, a veces Roel cavilaba en alto y su v¨¢stago adolescente lo escuchaba: ¡°Hay que hacer algo para la chavalada...¡±, ¡°hay que hacer algo para la chavalada...¡±.
As¨ª que su hijo se lo cont¨® a los colegas y la frase fue pasando de boca en boca. Ni cortos ni perezosos, dos muchachos de 17 a?os, locos por el hardcore e integrantes, junto con dos amigos, de la banda local Twenty Fighters, se presentaron en la alcald¨ªa. Eran Iv¨¢n M¨¦ndez e Iv¨¢n P¨¦rez ¡ªvocalista y bajo el uno; voz y guitarra el otro¡ª, y le propusieron a Melchor Roel tratar de traer a los m¨²sicos que m¨¢s les gustaban: la banda neoyorquina Sick of it All. ¡°?Venga, vamos a intentarlo!¡±, vino a contestar el pol¨ªtico. ¡°El gobierno no debe estar para molestar, sino para apoyar¡±, explicaba a?os despu¨¦s Roel por qu¨¦ decidi¨® arriesgarlo todo con aquellos cr¨ªos tan echados para adelante.
La ¡°chavalada¡± no defraud¨®. El Viveiro Summer Fest, de entrada gratuita, se convoc¨® para agosto de 2006 con la actuaci¨®n de Sick of it All. No obstante, en el ¨²ltimo momento, la infecci¨®n de o¨ªdo de uno de sus integrantes oblig¨® a suspender la gira. Se cancel¨® el concierto, y en Viveiro no pocos vecinos se pitorrearon de los j¨®venes organizadores. ¡°Mira estos flipaos¡±, rememora Iv¨¢n P¨¦rez que les dec¨ªan al pasar. ¡°Hubo mucho puteo, fuimos muy criticados¡±, admite Marco Para?os, bater¨ªa de aquel grupo juvenil, Twenty Fighters, y amigo que colaboraba en todo con los dos ivanes. Lo mismo recuerda ?lex Fraga, guitarra de la banda, tambi¨¦n en el n¨²cleo duro de aquellos primeros a?os: ¡°Salt¨® todo por los aires y la gente dec¨ªa, ¡®mira estos locos, ?qui¨¦n se creen?¡¯, pero nosotros sab¨ªamos que pod¨ªa hacerse realidad. ?ramos unos cr¨ªos con una ilusi¨®n: tocar, patinar e ir a conciertos todos los fines de semana del verano¡±.
Pero la pol¨¦mica generada por la cancelaci¨®n todav¨ªa les meti¨® m¨¢s ganas de conseguirlo, as¨ª que, tres meses despu¨¦s, el cartel con Sick of it All a la cabeza se complet¨® con Walls of Jericho y cinco formaciones m¨¢s, entre ellas la propia Twenty Fighters. Todos los amigos participaban como voluntarios, gratuitamente, ¡°con mucha ilusi¨®n¡±, sin pensar en que aquello iba a llegar tan lejos. Unos se encargaban de la barra, que no ten¨ªa toldo; otros montaban los ¡°cuatro hierros¡± del escenario; otro transportaba m¨²sicos; todos pegaban carteles; uno m¨¢s trataba de conseguir tel¨¦fonos de managers para convencer a los artistas de que la peque?a ciudad de Viveiro se volcaba con la m¨²sica m¨¢s que cualquier gran capital. Pero ya no era verano; ya no pod¨ªa ser Summer Fest. Aquel 18 de noviembre de 2006, ante 2.000 asistentes, naci¨® el Resurrection Fest, El Resu para los amigos.
El nombre lo so?¨® una noche Iv¨¢n P¨¦rez y telefone¨® inmediatamente a M¨¦ndez para cont¨¢rselo. Significaba que los pringados, los flipados, hab¨ªan resurgido de sus cenizas, se hab¨ªan puesto en pie. Entonces ni ellos pensaban que al a?o siguiente habr¨ªa segunda edici¨®n, pero la hubo. Y otra y otra. As¨ª, hasta convertirse en la principal cita de metal, punk y hardcore en Espa?a, con m¨¢s de 130.000 asistentes de casi 50 pa¨ªses en las cuatro jornadas que dura el akelarre musical en esta esquina del mapa. ¡°Aquella cancelaci¨®n del verano de 2006 forma parte de nuestra historia y fue el mejor aprendizaje, nos sirvi¨® para medir nuestra capacidad de resistencia¡±, reflexiona Iv¨¢n M¨¦ndez.
Hoy ya no est¨¢ Melchor Roel, el alcalde muri¨® con 59 a?os en 2013 y fue despedido por las calles de Viveiro con aplausos. ?lex Fraga, el cuarto integrante de Twenty Fighters, es ingeniero inform¨¢tico, trabaja en el sector pesquero y vive a caballo entre Galicia y Nueva Zelanda; Iv¨¢n P¨¦rez es padre de familia y regenta un estudio de tatuajes en Sada (A Coru?a), aunque sigue manteniendo un grupo (True Mountains) con Marco Para?os, que tambi¨¦n es tatuador, en Viveiro. Todos van al Resu siempre que pueden, pero solo el otro Iv¨¢n ha hecho del Resu su vida.
Con 37 a?os cumplidos, M¨¦ndez es director de este festival, un acontecimiento profesionalizado a partir de 2010, cuando empez¨® a traer divos del metal con un ej¨¦rcito de asistentes, trailers y exigencias t¨¦cnicas y de seguridad. Tambi¨¦n dirige Bring the Noise, la empresa organizadora de eventos musicales que naci¨® del Resurrection Fest. Ahora, Bring the Noise se encarga de unos 200 conciertos y macroencuentros como O Son do Cami?o en Santiago, el Tsunami Xix¨®n o el Caudal Fest de Lugo. Para dar salida a este r¨ªo continuo de decibelios, ¡°tenemos 40 personas trabajando todo el a?o y varios cientos durante la ¨¦poca de festivales¡±, cuenta Iv¨¢n M¨¦ndez, que empez¨® yendo a recoger artistas al aeropuerto con el Renault 5 que cay¨® en sus manos al sacar el carn¨¦ y fue viendo, edici¨®n tras edici¨®n, c¨®mo crec¨ªa el Resu con pesos pesados de la historia de la m¨²sica.
Por el Resurrection Fest, entre muchos, han pasado Iron Maiden, Kiss, Slayer, Mot?rhead, Slipknot, Rammstein, Korn, Anthrax, Ghost, Judas Priest o Pantera. Desde este mi¨¦rcoles hasta el s¨¢bado por la noche, en Viveiro acudir¨¢n a su cita con un p¨²blico enfervorizado de toda edad y condici¨®n unas 90 bandas y artistas, entre ellos Alice Cooper, que arrastra a los m¨¢s veteranos; Avenged Sevenfold; The Offspring; Bruce Dickinson y Corey Taylor (cantantes de Iron Maiden y Slipknot); Machine Head; Megadeth; o Bring Me The Horizon, que har¨¢n bajar la media de edad el jueves.
¡°Si antes lo m¨¢s duro era convencer a los representantes de que las grandes bandas viniesen a Viveiro, ahora son ellas las que lo piden y esta es una parada m¨¢s de las giras mundiales al nivel de Londres, Par¨ªs o Mil¨¢n¡±, cuenta orgulloso el director del Resu. Tanto es as¨ª, que hay grupos fetiche del festival que han repetido varias veces. Desde este mi¨¦rcoles hasta el s¨¢bado, la localidad pesquera se prepara para acoger en hoteles y acampadas a los entre 30.000 y 40.000 fieles de la religi¨®n metal que cada d¨ªa llenar¨¢n el recinto instalado en la zona de Celeiro. Son cuatro escenarios y un mont¨®n de puestos que a?o tras a?o crecen en Resuland, con un bulevar que recrea ¡°las salas de conciertos y las tiendas de discos en las que naci¨® la cultura del rock¡± y la Resuchapel, una capilla que ofrece bodas sat¨¢nicas.
¡°Se apuntaron m¨¢s de 750 parejas¡±, revela M¨¦ndez, ¡°pero solo se pueden oficiar 10 ceremonias al d¨ªa, as¨ª que nos vemos obligados a adjudicar las plazas por sorteo¡±. Adem¨¢s, desde hace a?os, y a medida que el p¨²blico fue madurando como los propios organizadores, se vio la necesidad de montar una guarder¨ªa. El Resukids es, seg¨²n el director del evento, ¡°la mayor ludoteca de un festival en Espa?a¡±, y en ella los ni?os son el p¨²blico m¨¢s vip, porque suben al escenario, participan en talleres, tienen su primer contacto con instrumentos y conocen algunas de las entra?as del festival que el p¨²blico adulto no ve.
¡°No existe una universidad de festivales... a dirigir uno como este se aprende a base de prueba, error¡±, reconoce Iv¨¢n M¨¦ndez, que trabaja mano a mano con su hermano mayor, David, en la organizaci¨®n de macroeventos musicales. ¡°Afortunadamente la mayor¨ªa de los fallos, cientos, ocurren del escenario para atr¨¢s, y el p¨²blico no los percibe¡±, sigue, ¡°te llevas muchos palos; y se te quedan grabados a fuego¡±. Tanto ¨¦l, como Marco Para?os, ?lex Fraga e Iv¨¢n P¨¦rez entienden que el Resu fue la ¡°evoluci¨®n natural¡±, el crecimiento ¡°l¨®gico¡±, de un germen que ya exist¨ªa en Viveiro antes de que ellos supiesen lo que era una guitarra unida por cord¨®n umbilical a un amplificador.
No solo porque un a?o antes, en 2005, otros amigos de la pandilla moviesen los hilos para celebrar un peque?o festival que tuvo lugar en el parque Pernas Pe¨®n, sino porque en el pueblo hab¨ªa ¡°mucha cultura underground¡± alimentada por una generaci¨®n anterior, en los 90. ¡°Tuvimos la suerte de que crecimos en un pueblo enano con una cultura musical enorme¡±, resume Fraga. Todo ocurr¨ªa alrededor de una nave del puerto donde les dejaban ensayar, actuar, ¡°desahogarse¡±, apunta P¨¦rez; de la zona del Muro, donde ¡°se practicaba skate y se o¨ªa m¨²sica¡±; del pub Txirimiri, parada cl¨¢sica de ¡°hardcoretas, punkies, rockeros y heavis¡±, enumera Para?os. ¡°Toda esta gente consum¨ªa la misma m¨²sica¡±, explica. ¡°Viveiro estaba ya en el circuito alternativo y hasta los rollos m¨¢s frikis ten¨ªan acogida¡±, recuerda P¨¦rez.
¡°La conclusi¨®n que saco es que por muy loca que parezca una idea, si hay gente de naturaleza valiente lo va a intentar¡±, reflexiona desde Sada el tatuador: ¡°En aquel momento nos autoliamos los unos a los otros, todos los colegas lo hicimos por amor al arte, no nos pareci¨® un trabajo¡±. Antes de despedirse del peri¨®dico para seguir trabajando entre bambalinas, Iv¨¢n M¨¦ndez dice casi lo mismo, pero con palabras de TS Eliot: ¡°Solo aquellos que se arriesgan a ir demasiado lejos pueden descubrir hasta d¨®nde se puede llegar¡±.
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