Viajeros en Barajas cancelando vuelos en el ¨²ltimo momento por el coronavirus
Lorena regal¨® a su pareja por San Valent¨ªn un viaje a Par¨ªs. Ambos han decidido no volar por responsabilidad pero no recuperan su dinero
Indignados y dolidos pero con la conciencia tranquila. Pedro, de 33 a?os, echa el brazo sobre Lorena, de 32. Se giran y encaminan sus pasos hacia el exterior de la terminal T4 del aeropuerto. La luz de la calle empieza a iluminarles mientras ¨¦l la besa en la sien derecha. No hay miedo a la pandemia en ese gesto, pero el amor se va a quedar confinado en casa estos d¨ªas. Se esfuma por el coronavirus el sue?o de unos d¨ªas de vacaciones en Par¨ªs. Lorena hab¨ªa reservado un viaje de viernes a lunes. Era su regalo de San Valent¨ªn. Ninguno de los dos imaginada entonces, hace menos de un mes, que la ciudad en la que viven iba acoger a unos 2.000 infectados y ha enterrado ya 64 muertos por el virus. Y subiendo.
¡°No es muy sensato que vayamos¡±, afirma triste este profesor de instituto pero convencido de la decisi¨®n tomada en la cola de reclamaciones de Iberia. Asiente a su lado ella, m¨¦dico de familia. ¡°Vamos a ver si la compa?¨ªa es igual de responsable que nosotros y nos apoya en la decisi¨®n de hacer caso a las autoridades y no viajar¡±. Pero parece que el discurso oficial va por un lado y el empresarial por otro. As¨ª lo ven ellos.
¡°Que nos jodamos¡±, se queja Pedro impotente al alejarse del mostrador. ¡°No nos cogen el tel¨¦fono y piden que gestionemos todo por la web¡±. No hay reembolso porque el cierre sobre Madrid es solo un rumor del que todo el mundo habla, pero no hay nada oficial poco antes de la hora de comer. El vuelo de las seis de la tarde de este viernes, el de Pedro y Lorena, tiene abierta la facturaci¨®n. Les ofrecen volar o cambiar la fecha. Recuperar el dinero no est¨¢ en el gui¨®n. Iberia no da datos de devoluciones.
La situaci¨®n en el aer¨®dromo Adolfo Su¨¢rez-Madrid Barajas no es ca¨®tica pero alrededor de Lorena y Pedro se ve a personas con todo tipo de mascarillas. Algunos llevan tambi¨¦n guantes de l¨¢tex, como uno de los guardias de seguridad de una compa?¨ªa privada que pasean entre pasajeros que van y vienen. ¡°Llevo dos semanas con esta misma mascarilla. Hemos pedido m¨¢s¡±, se lamenta. ¡°Los reembolsos se est¨¢n haciendo online¡±, explica una empleada de Iberia a varias personas que acuden a ella.
La pareja visita tambi¨¦n el mostrador de Vueling, con la que tienen el regreso el lunes. Pueden cambiar la fecha abonando cada uno 65 euros m¨¢s tasas para un billete por el que pagaron unos cien euros. Les obligan a fijar el vuelo sobe la marcha. Imposible sin tener turnos de vacaciones, con unas oposiciones por medio¡ y sin saber qu¨¦ va a ser de esta ciudad en las pr¨®ximas semanas con respecto a las recomendaciones de viaje. ¡°Hemos hecho el tonto aqu¨ª hora y media. Act¨²as bien y eres un pringao¡±, maldice Pedro.
Mientras Pedro y Lorena regresan a casa, el alcalde de la ciudad, Jos¨¦ Luis Mart¨ªnez Almeida, hace p¨²blico un bando. Una vez m¨¢s, lo hace a diario, pide a los habitantes ¡°solidaridad, responsabilidad y civismo¡± as¨ª como hacer caso de las recomendaciones de las autoridades y permanecer en el domicilio ¡°todo el tiempo que sea posible¡±.
En el aeropuerto sigue el l¨ªo. Mar¨ªa Elena, de 53 a?os, y su marido, Julio Iv¨¢n, de 58, tambi¨¦n pagan el pato del coronavirus. Se han gastado 1.200 euros en cambiar los billetes y regresar deprisa y corriendo este s¨¢bado a Puerto Rico con escala en Miami. Llegaron a Espa?a de vacaciones el pasado d¨ªa 7 y se quedaban hasta el 25. El atropello de las ¨²ltimas restricciones les ha pillado en Andaluc¨ªa. All¨ª han dejado la reserva del hotel Murillo de Sevilla sin saber si podr¨¢n recuperar algo de dinero. El Alc¨¢zar, el parque de Mar¨ªa Luisa y la Giralda esperar¨¢n para otra ocasi¨®n. ¡°No podemos arriesgarnos a quedarnos aqu¨ª atrapados¡±, comenta Mar¨ªa Elena, nacida en Salamanca pero con pasaporte estadounidense. Cuando regresen en las pr¨®ximas horas no saben si tendr¨¢n que estar en cuarentena.
¡°Al final van a tener raz¨®n los chinos¡±, apunta Jorge levant¨¢ndose la mascarilla con una mano y arrastrando su maleta con la otra. Es jefe de mantenimiento y se va tres semanas a Puerto Rico sin saber si podr¨¢ regresar. En Alicante deja a su hija pero le quedan ganas de bromear. ¡°No es mal sitio el Caribe para quedarse¡±.
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