Yates en el barrio del Pilar
La historia del hombre que construy¨® el barrio del Pilar es todo un ejemplo de transversalidad y resignificaci¨®n
El s¨¢bado por la ma?ana los vecinos de un edificio de trece plantas de la calle de Villa de Mar¨ªn decidieron izar sobre la fachada de su edificio una gigantesca bandera rojigualda. Dado que la calle de Villa de Mar¨ªn est¨¢ muy cerca del obrero barrio de El Pilar, el gesto fue r¨¢pidamente interpretado por algunos como una r¨¦plica proletaria del mismo descontento que hace dos semanas moviliz¨® a los vecinos del distinguido barrio de Salamanca. La prueba fehaciente de que el antisanchismo es transversal y no entiende de clases; la muestra obvia de que la bandera espa?ola se est¨¢ resignificando y ya no es ¡°facha¡±.
La historia del hombre que construy¨® el barrio del Pilar es todo un ejemplo de transversalidad y resignificaci¨®n, de hecho. A finales de los a?os treinta, Jos¨¦ Ban¨²s Masdeu se fue de Catalu?a a Madrid con los bolsillos llenos de dos cosas: gravilla y ambici¨®n; esta ¨²ltima tan desmedida que pas¨® de hijo de un humild¨ªsimo alba?il de Tarrasa a constructor del Valle de los Ca¨ªdos primero y art¨ªfice del puerto marbell¨ª que llevar¨ªa su nombre y se convertir¨ªa en el destino favorito de la jet-set internacional, despu¨¦s.
Prejuicio es pensar que todo el mundo en el barrio del Pilar es pobre o que ¨²nicamente los ricos con un yate en Puerto Ban¨²s votan a las derechas.
Pero no fueron sus obras m¨¢s megal¨®manas o glamurosas las que le hicieron rico, sino las populares. En 1956 Franco le concedi¨® la ejecuci¨®n de 3.000 viviendas en el barrio de La Concepci¨®n, un h¨ªbrido entre ciudad dormitorio y equipamiento social b¨¢sico que hoy simplemente llamar¨ªamos ¡°infravivienda¡±. Vendr¨ªa m¨¢s tarde el verdadero pelotazo: el barrio de El Pilar, un enjambre de pisos de 40 metros cuadrados pensados para alojar a los nuevos inmigrantes de interior que acud¨ªan a trabajar a la capital. Al promotor le costaban aquellas celdas unas 35.000 pesetas (unos 200 euros). El propietario pagaba 50.000 de entrada (300 euros) y despu¨¦s, hasta 100.000 (600 euros), en c¨®modos plazos mensuales. Ban¨²s recib¨ªa un premio oficial a fondo perdido de 25.000 pesetas (150 euros) por cada piso por ¡°estimular la construcci¨®n de viviendas¡±.
Paco Umbral dijo una vez en este peri¨®dico sobre aquellas promociones: ¡°No eran un desmadre ni un capitalismo salvaje sino una manera que ten¨ªa el R¨¦gimen de ordenar la sociedad en clases por el sencillo y genial procedimiento de venderles su propia condici¨®n, su estamento, pues todo eso se compra con el piso y el barrio elegido, casi siempre a la fuerza¡±. Esa idea, la de que la clase y condici¨®n van asociadas al barrio en el que uno reside es lo que hoy simplemente llamar¨ªamos ¡°prejuicio¡±. Prejuicio es pensar que todo el mundo en el barrio del Pilar es pobre, que la calle Villa de Mar¨ªn pertenece al Pilar (cuando en realidad pertenece a La Paz) o que ¨²nicamente los ricos con un yate en Puerto Ban¨²s votan a las derechas. Y hay pocas cosas m¨¢s dif¨ªciles que derribar un prejuicio: darle un nuevo significado a una bandera es una de ellas.
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