Madridcentrismo
No me gusta el patriotismo auton¨®mico, pero me he dado cuenta de que Madrid tambi¨¦n me duele. Debemos tener memoria
Existe una corriente mal dirigida contra los madrile?os que viene a poner de manifiesto el madridcentrismo, esto es, el hecho de que los medios hablen durante la mayor parte del tiempo de lo que acontece en la capital y que poco o nada interesa al resto del pa¨ªs. Esto no es nuevo, es algo que salta cada vez que hay alguna situaci¨®n que concierne al conjunto de comunidades aut¨®nomas. Y digo mal dirigido porque esto no es responsabilidad del madrile?o, qu¨¦ va. Ni del colindante. Cada uno deber¨ªa mirar lo que produce y lo que consume. Quiz¨¢ ah¨ª est¨¢ la clave.
Suena l¨®gico, pero en este mundo hace tiempo que la raz¨®n ha perdido poder. Si unimos esta vertiente de rechazo medi¨¢tico con los discursos que, fruto de la pandemia, llevan a otros habitantes a clamar que ning¨²n madrile?o pise sus territorios mientras aplauden a los extranjeros que bajan de los aviones, tenemos como resultado una hostilidad preocupante hacia una ciudad amplia y generosa, la habite quien la habite. Leo que algunos presidentes de otras comunidades expresan su desagrado a que los que vivimos en la capital y en Catalu?a viajemos en verano a sus ciudades. No plantean una duda ni tan siquiera una soluci¨®n.
Llevo siete a?os en Madrid y conozco a pocos madrile?os. En la carrera, todos ¨¦ramos de aqu¨ª y de all¨¢. Pasaron los a?os y conoc¨ª gente de todas partes, todos residentes aqu¨ª: Galicia, Andaluc¨ªa, Castilla y Le¨®n, Asturias, Catalu?a, Murcia¡ Los acentos, cuando son distintos y forman parte de una misma conversaci¨®n, suenan a futuro. En Madrid encontr¨¦ amor, da?o, cobijo y trabajo. Es una ciudad formada por personas de distintos lugares que, sin embargo, ha conseguido mantener una identidad clara, y si eso sucede es porque nunca ha querido imponerla. Me pregunto qu¨¦ habr¨ªa sido de m¨ª si Madrid me hubiera cerrado la puerta, si la pandemia mundial me hubiera pillado con veinte a?os y ganas de crecer hacia delante, si no hubiera habido posibilidad de cambio.
No soy madrile?a, pero pago sus impuestos. Parte de mi familia vive aqu¨ª, todos emigrados. Llor¨¦ el 11-M desde mi ciudad. Particip¨¦ el 15 de marzo en la Puerta del Sol con tanta ilusi¨®n que lo cre¨ª posible. Viv¨ª un 8-M hist¨®rico. Bes¨¦ en los cuartos de ba?o de las discotecas m¨¢s s¨®rdidas de Chueca. Mi m¨¦dico cuida de m¨ª en uno de los mejores hospitales p¨²blicos de la ciudad. Vot¨¦ a Manuela Carmena y ganamos, y perdimos tambi¨¦n. Protest¨¦, re¨ª y le¨ª mis poemas en los bares de Malasa?a. Bail¨¦ en el Wizink Center. Volv¨ª a montar en bici por el Paseo del Prado. Tuve un accidente. Crec¨ª como nunca, perd¨ª como nadie. Madrid me da palabra y me escucha. Conozco algunos de sus rincones ¨Cno todos¨C, y eso es lo que me mantiene enganchada a esta tierra: siempre queda algo m¨¢s. Y agradezco cada d¨ªa la puerta abierta.
No me gusta el patriotismo auton¨®mico, pero me he dado cuenta de que Madrid tambi¨¦n me duele. Debemos tener memoria.
Madrid me mata.
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