Almeida, en la lanzadera

¡°?Arr¨¢ncalo, arr¨¢ncalo!¡±, dec¨ªa el alcalde emulando la m¨ªtica escena de Carlos Sainz y Luis Moya. Pero la Lanzadera, una trepidante ca¨ªda libre del Parque de Atracciones de Madrid, no se movi¨® en su reapertura de este lunes tras m¨¢s de cien d¨ªas cerrado. El que estaba sentado a lado de Jos¨¦ Luis Mart¨ªnez-Almeida era el mism¨ªsimo jefe del ¨¢rea de Movilidad, que agradeci¨® que la atracci¨®n ni se inmutara. Borja Carabante, nada amigo de los cacharros de feria, se llevaba las manos a la cabeza implorando para que aquello solo fuera un parip¨¦ y nadie hiciera caso a la petici¨®n de su jefe de ponerlo en marcha. Mart¨ªnez-Almeida es hoy en d¨ªa una atracci¨®n y una docena de c¨¢maras contemplaban la escena. Finalmente qued¨® en eso, en las risas del primer edil y en los sudores fr¨ªos del concejal.

Las bromas de unos y otros son el mejor reflejo de que el estado de alarma queda poco a poco atr¨¢s. La vida sigue a pesar de las grav¨ªsimas consecuencias de una pandemia que ha sembrado m¨¢s de 16.000 muertos en la regi¨®n. La cosecha de los pr¨®ximos meses ser¨¢ una grave crisis social y econ¨®mica. Esa es ahora la principal preocupaci¨®n en una ciudad ¡°mucho mejor preparada¡± y que ¡°cumple todos los par¨¢metros¡± que exige Sanidad ante un posible un rebrote como est¨¢ ocurriendo en otras provincias, afirma Almeida.

Adem¨¢s del Zoo y el Parque de Atracciones este lunes han reabierto las zonas de juego para ni?os, que permanec¨ªan clausurados pese a que los parques y zonas verdes abrieron hace ya semanas. Las 2.200 zonas infantiles se est¨¢n abriendo a lo largo del lunes de forma progresiva. El propio alcalde reconoce que ¡°tienen un particular riesgo¡± como posible foco de contagios. El tr¨¢fico, otro term¨®metro para medir la vuelta a la normalidad, tambi¨¦n retoma su pulso, aunque sigue siendo, comparado con esta misma fecha hace un a?o, un 35% menor dentro de la M30 y un 36% menor en la periferia. Un accidente sin consecuencias graves fue a la hora de comer el origen de un gran atasco kilom¨¦trico en la v¨ªa de circunvalaci¨®n que muchos casi ya ni recordaban.

Con la reapertura de fronteras, el aeropuerto Adolfo Su¨¢rez Madrid-Barajas tampoco es ajeno al nuevo ajetreo de personas, aunque el alcalde cree que no se han implantado los controles necesarios y reclama ¡°medidas adicionales en frontera por parte del Gobierno de la naci¨®n¡±. Eso incluye ¡°que se venga con test PCR hechos sobre todo cuando se venga de zonas especialmente peligrosas¡±. ¡°El Gobierno no ha adoptado en Barajas las medidas que son necesarias e imprescindibles¡± porque ¡°una vez que est¨¢n ya en la terminal no tenemos ning¨²n medio para controlar que a trav¨¦s del aeropuerto de Barajas no se pueda producir un rebrote¡±, denuncia Almeida.

Una comitiva municipal reabr¨ªa en la ma?ana del lunes el Parque de Atracciones, el Zool¨®gico y el Telef¨¦rico. Hope (Esperanza en ingl¨¦s), una cr¨ªa de elefante asi¨¢tico nacido durante el estado de alarma, es una de las estrellas que esperan ya a los visitantes. A media ma?ana, sin apenas gente que los observara, se mov¨ªa tranquilamente entre las patas de sus mayores. Los propios responsables le comentaban al alcalde en el camino de los pandas a los elefantes que no esperaban m¨¢s de 300 personas en esta primera jornada cuando lo normal un d¨ªa entre semanas antes de la explosi¨®n estival son unas 2.000.

Con su visita, Almeida ha querido dar el aldabonazo para la reapertura de estos tres s¨ªmbolos del turismo y el ocio madrile?o situados en el gran pulm¨®n verde de la ciudad, la Casa de Campo. ¡°Es la vuelta a ese Madrid que todos llevamos en el coraz¨®n¡±, ha se?alado el alcalde. El Parque de Atracciones y el Zool¨®gico, cerrados desde el pasado 12 de marzo, abren a la mitad de su aforo, con el uso obligatorio de mascarilla, con se?alizaci¨®n de recuerdo de la distancia de seguridad y con dispensadores de gel para las manos por todo el recinto. Las entradas solo se pueden adquirir por internet.

Instantes despu¨¦s de bajarse de la Lanzadera, Almeida trat¨® de ganarse un peluche lanzando unas bolas en una caseta. Pero nada. Tampoco lo consigui¨® Borja Carabante. El gancho del ¡°siempre toca¡± y ¡°no hay truco¡± se mantiene en la nueva normalidad. Ambos continuaron la tourn¨¦e camino del Telef¨¦rico sin, aparentemente, echar de menos el tener que cargar en la cabina con uno de esos mu?ecos de colores chillones.