Las casas en las que hemos vivido
?Qui¨¦n vive ahora en los lugares que hemos habitado antes? ?Por qu¨¦ nos han robado un trozo de nuestra vida?
En aquella casa pintamos el pasillo de un rojo tan violento que al recorrerlo te daba un ataque de ansiedad. En aquella otra montamos una peque?a Organizaci¨®n de las Naciones Unidas (ONU) de la cantidad de nacionalidades que se congregaban. En aquella otra celebr¨¢bamos fiestas que despreciaban completamente los horarios y los calendarios. En aquella otra casa a mi madre se le saltaron las l¨¢grimas cuando vio la cutrez en la que viv¨ªamos. En aquella otra transit¨¦ por algunos de los momentos m¨¢s tremendos de mi vida. Y nunca hab¨ªa pasado tanto fr¨ªo.
Las veo al pasear, las casas donde he vivido antes, o donde viv¨ªa el que era yo entonces, esos portales familiares y extra?os a la vez, los balcones que todav¨ªa me recuerdan, ese portero que me mira sin ubicarme, como una sombra lejana en la memoria, en ?pera, en Delicias, en Atocha, en Lavapi¨¦s, cuando gente de toda clase y condici¨®n pod¨ªa vivir en la almendra central, al menos haciendo equipo para pagar el alquiler. Pisos de estudiantes, pisos de compa?eros de piso, pisos de pareja, pisos que una vez habit¨¦, que, de alguna forma fueron m¨ªos, y a los que ahora tengo vedado el acceso. Se me fractura el coraz¨®n de la nostalgia y el misterio. ?Qui¨¦n vive ah¨ª ahora? ?Por qu¨¦ me ha robado un trozo de mi vida?
Una vez descubr¨ª que una amiga viv¨ªa en el mismo piso y casi en la misma habitaci¨®n en la que hab¨ªa vivido yo unos quince a?os antes, cerca de Jacinto Benavente, a principios de siglo, reci¨¦n llegado a Madrid. Me invit¨® a una fiesta en su casa, que hab¨ªa sido la m¨ªa (a¨²n estando ambos de alquiler), y fue rar¨ªsimo, y hasta indignante, ver a otras personas habitar los espacios donde yo ten¨ªa a buen recaudo los recuerdos. Me dijo mi amiga que al llegar a aquel inmueble hab¨ªa notado malas energ¨ªas, y es que tres lustros antes ten¨ªamos all¨ª unas broncas que ten¨ªa que pacificar la polic¨ªa municipal. En otra ocasi¨®n encontr¨¦, detr¨¢s del frigor¨ªfico de mi hogar, una Polaroid de los anteriores inquilinos celebrando una fiesta mexicana. ?Qui¨¦n eran esos intrusos tomando nachos y margaritas en mi cocina? ?De qu¨¦ se re¨ªan tanto?
La ciudad es pertinaz: se empe?a en permanecer mientras nosotros, fr¨¢giles y ef¨ªmeros, vamos pasando. Vivimos en edificios por los que han pasado varias generaciones: si ni siquiera conocemos a nuestros vecinos actuales, c¨®mo vamos a conocer a los que nos precedieron. Y c¨®mo conocer a los que nos suceden, los que quitan nuestro p¨®ster de la pared y pintan de un color que nos horroriza, y vemos sus siluetas cuando pasamos por la calle, melanc¨®licos, y levantamos la mirada esperando ver, asomado a la ventana, al que fuimos hace a?os y que ahora nos mira con desprecio y nos escupe, y con raz¨®n.
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