Bloqueo del escritor
Trabajar en cafeter¨ªas crey¨¦ndome una Carrie Bradshaw tecleando en su ordenador Mac, como en un 'Sexo en Nueva York' hecho por Telecinco, era antes mi forma de centrarme
En estos instantes vuestro servidor est¨¢ pasando por lo que muchos llaman el bloqueo del escritor, encontr¨¢ndome en una situaci¨®n en el que me quedo mirando fijamente el parpadeo del cursor sobre una pantalla blanca de ordenador. Pero como dec¨ªa Charles Bukowski, ¡°escribir sobre el bloqueo del escritor es mejor que no escribir nada¡±.
Tampoco os cre¨¢is que tiene que ver con alguna exigencia sobrenatural de querer mostraros mis altos conocimientos como renacentista de tutorial: soy el primero en reconocer que mi columna es un espacio de cero verg¨¹enzas, escrito por un sinverg¨¹enza que expone sus miserias humanas, siempre con gracia e irrelevancia. Es el diario de un millennial que cambia de color de pelo m¨¢s que de ropa interior. Y es que hay algo cat¨¢rtico cuando uno se ti?e de color de pelo ¨DComo Enid de Ghost World cuando se ti?e el pelo de verde ¡°original del punk rock de 1977¡å, o Fern Mayo de la pel¨ªcula Jawbreaker, que al decolorarse el pelo y te?¨ªrselo de rubio se transform¨® en Vylette, la chica m¨¢s popular del instituto. Ser¨¢ por el efecto placebo que te hace creer que eres una nueva persona, un indicador precoz de la crisis de los 30, la edad suficiente para dar verg¨¹enza ajena el tener una cuenta de TikTok y la edad suficiente para protagonizar una serie adolescente en Hollywood.
Me acord¨¦ de la frase que dice ¡°Asians don¡¯t raisin and Black don¡¯t crack¡± que significa algo as¨ª como que las pieles de las personas racializadas no envejecen tan r¨¢pido, frases edadistas que sigo sin saber si se utilizan como un elogio o una forma de demonizar el envejecimiento. ¡°Pareces un personaje de Lazytown¡±, me dice R. mientras cenamos en el Mandela 100, un restaurante senegal¨¦s emblem¨¢tico en la plaza de Nelson Mandela, calle de Mes¨®n de Paredes 50. Ven¨ªamos de la manifestaci¨®n #Regularizaci¨®nYa, que en su p¨¢gina se describe como una ¡°acci¨®n de incidencia pol¨ªtica de colectivas migrantes y racializadas¡± que exige la regularizaci¨®n para personas sin papeles en territorio espa?ol.
Este pasado domingo se convocaron varias concentraciones y marchas convocadas por todo el territorio, del cual la manifestaci¨®n de Madrid fue un recorrido de Cibeles a Sol. Mientras baj¨¢bamos por una cuesta hacia la glorieta de Embajadores, le coment¨¦ a R. la situaci¨®n del bloqueo del escritor en el que me encontraba. ¡°A m¨ª me ayuda fijarme un horario y escribir aunque sea un despilfarro¡±, me dijo. ¡°Sabes que odio citar a hombres cisg¨¦nero, pero como dec¨ªa Picasso la inspiraci¨®n tiene que encontrarte trabajando¡±.
Mi vida post-confinamiento sigue patas arriba, sin hablar de horarios, y el hecho de trabajar desde casa no ayuda a la situaci¨®n. Cuando me bloqueaba creativamente, escribir en cafeter¨ªas crey¨¦ndome una Carrie Bradshaw tecleando en su ordenador Mac, como si fuera un remake de Sexo en Nueva York hecho por Telecinco, era mi forma de desbloquearme. De vuelta a casa, abr¨ª el ordenador, mirando de nuevo fijamente el parpadeo del cursor sobre una pantalla en blanco.
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