Debemos recuperar nuestra industria
No puede ocurrirnos de nuevo que una crisis nos impacte de tal manera por falta de capacidad de fabricaci¨®n o ruptura de cadenas de suministros cr¨ªticos
Como CEO de una empresa familiar industrial del sector de la seguridad ubicada en la Comunidad de Madrid y que ha tenido el honor de ayudar al pa¨ªs en una de las batallas log¨ªsticas a las que nos hemos enfrentado contra la covid-19, ha sido una primera mitad de 2020 especialmente intensa. Como la de todos, por otro lado.
Por lo general, el verano es un buen momento para escribir un art¨ªculo como este: paramos por un instante, pasamos m¨¢s tiempo con familia y amistades, respiramos con calma. Nos da tiempo a pensar en lo que hemos hecho en el a?o anterior. A mirarlo con m¨¢s distancia y sin la inmediatez ni la presi¨®n del d¨ªa a d¨ªa (compromisos, facturas, pedidos, trabajadores, entregas). Esto nos permite pensar de manera m¨¢s estrat¨¦gica. En este sentido, agosto se asemeja a Nochevieja: uno saca conclusiones del pasado y gu¨ªas de acci¨®n para el futuro.
Mi empresa, Escribano Mechanical Engineering, particip¨® junto con otra compa?¨ªa madrile?a, la fabricante de productos sanitarios Hersill, en la creaci¨®n urgente de la l¨ªnea de producci¨®n nacional de 5.000 respiradores artificiales y ventiladores pulmonares tan necesarios para el tratamiento de la covid-19.
Otros ya han contado esta historia pero merece la pena resumirla en unas l¨ªneas: el s¨¢bado 14 de marzo se declar¨® el Estado de Alarma y el pa¨ªs se dio cuenta de que los respiradores eran un equipamiento cr¨ªtico para el tratamiento de la covid-19, que era necesario multiplicar por diez su producci¨®n nacional y que el cierre de fronteras global y la competici¨®n internacional pod¨ªa dejarnos sin este producto b¨¢sico. Siguiendo las indicaciones del Ministerio de Industria, y junto a Hersill, ¨²nica compa?¨ªa espa?ola con una marca de ventiladores propia y ubicada en M¨®stoles, y teniendo en cuenta la capacidad de producci¨®n de nuestra f¨¢brica de Alcal¨¢ de Henares, se logr¨® poner en marcha en apenas 20 d¨ªas una l¨ªnea de fabricaci¨®n nacional de respiradores. As¨ª, el viernes 3 de abril ya se estaba produciendo el primer centenar de unidades, que inmediatamente se remit¨ªan a los hospitales donde eran m¨¢s necesitados. Creo sinceramente que ¨¦ste ha sido un proyecto ejemplar de colaboraci¨®n p¨²blico-privada realizada en un tiempo r¨¦cord y que ha ayudado a salvar vidas. Y creo que esta experiencia revela ciertas claves sobre el contexto global en el que nos encontramos, los desaf¨ªos a los que nos enfrentamos y nuestras fortalezas y debilidades como pa¨ªs en el nuevo mundo a construir.
Debemos sacar lecciones. Y como dec¨ªa m¨¢s arriba, agosto es un mes ideal para hacerlo.
En primer lugar, la importancia de que nuestro pa¨ªs mantenga capacidades productivas propias: como pa¨ªs desarrollado, y a pesar de entender bien c¨®mo hemos llegado hasta esta situaci¨®n (excesos de la globalizaci¨®n, deslocalizaci¨®n de nuestras f¨¢bricas, offshoring), no puede ocurrirnos de nuevo que una crisis nos impacte de tal manera por falta de capacidad de fabricaci¨®n o ruptura de cadenas de suministros cr¨ªticos. Mascarillas y otros equipos de protecci¨®n individual no son especialmente complejos y, sin embargo, nos dejaron fuera de juego durante las primeras semanas de la crisis. Abundan ejemplos parecidos sobre otros activos en carest¨ªa en nuestro pa¨ªs (ciertos medicamentos, los respiradores antes mencionados). Durante las ¨²ltimas dos d¨¦cadas hemos visto desde nuestra empresa y en nuestro sector c¨®mo poco a poco Espa?a ha ido perdiendo capacidad de ingenier¨ªa y producci¨®n propias, lo que ha da?ado nuestra capacidad de respuesta ante crisis sobrevenidas. Esa ha sido una de las externalidades negativas de la globalizaci¨®n: se aument¨® la eficiencia econ¨®mica de nuestras sociedades pero se da?¨® nuestra resiliencia. Existe ya cierto consenso en que nuestro pa¨ªs y la Uni¨®n Europea deber¨¢n tener un cierto grado de autonom¨ªa estrat¨¦gica v¨ªa una re-industrializaci¨®n en torno a ¨¢reas y suministros cr¨ªticos y disminuir nuestra dependencia de cadenas de suministro global. Este proceso de relocalizaci¨®n (near-shoring) estar¨¢ plagado de oportunidades para nuestras sociedades: hay que identificar y crear capacidades industriales, readaptar sectores cr¨ªticos (sanitario, energ¨¦tico), fabricar un nuevo mundo. Como pa¨ªs debemos formar parte de esa conversaci¨®n y ser ¨¢giles a la hora de identificar y ofrecernos como soluci¨®n a los problemas que surgir¨¢n.
En segundo lugar, saquemos pecho del cl¨²ster innovador, tecnol¨®gico e industrial de la Comunidad de Madrid. En el caso de los respiradores, en menos de tres semanas administraciones p¨²blicas y empresas privadas fuimos capaces de encontrar una soluci¨®n tecnol¨®gica s¨®lida. No fue un ¨¦xito menor, considero, y se hizo posible gracias a la movilizaci¨®n de activos cient¨ªficos, tecnol¨®gicos, industriales y financieros ya existentes en nuestra regi¨®n. Pa¨ªses de nuestro entorno como Francia, Reino Unido y Alemania aprecian su propia tecnolog¨ªa y su empuje innovador.
En nuestro pa¨ªs tendemos a menospreciar los nuestros. A lo mejor el discurso p¨²blico y nuestra percepci¨®n colectiva negativa reflejan m¨¢s una profec¨ªa auto cumplida de por qu¨¦ no conseguimos ciertos hitos que una realidad. ?Podr¨ªa ser que no estuvi¨¦ramos explotando todo nuestro potencial por un pensamiento auto limitante?, ?qu¨¦ oportunidades industriales y econ¨®micas en este nuevo mundo aparecer¨¢n ante nosotros si hacemos balance con mayor confianza de nuestras capacidades existentes y miramos con audacia y amplitud de miras al futuro que est¨¢ por construir? Sector sanitario, energ¨¦tico y renovable, renacionalizaci¨®n de cadenas de producci¨®n (near-shoring) son oportunidades geoecon¨®micas que ya otros han identificado. Estoy seguro de que, como veo a diario en mi empresa y como fui testigo en la crisis de los respiradores, nuestras capacidades regionales pueden dar mucho m¨¢s de s¨ª si est¨¢n acompa?adas de una visi¨®n m¨¢s optimista y constructiva de nuestros activos.
En tercer lugar, existen mensajes sobre nuestro sector que los actores industriales repetimos p¨²blicamente cuando se nos requiere: que la industria genera empleo de calidad y valor a?adido (con una gran contrataci¨®n de alumnos de formaci¨®n profesional y de doctores en en ramas tecnol¨®gicas y cient¨ªficas), que sus efectos econ¨®micos directos e indirectos sobre el resto de la econom¨ªa son amplios (el c¨¢lculo repetido de que por cada euro invertido en el sector se generan 2,5 euros de retorno), que la industria es consumidora directa de tecnolog¨ªa en los productos que fabrica (lo que permite aprovechar el talento cient¨ªfico espa?ol, que no dispone de muchos otros canales en nuestro pa¨ªs a trav¨¦s de los cuales realizar su aportaci¨®n a nuestra sociedad), que todo lo anterior implica una alta productividad (asunto en el que nuestro pa¨ªs debe seguir mejorando), etc. No porque se repitan a menudo y puedan aburrir al lector dejan de ser menos ciertos.
Otro argumento que se ha sumado a esta lista es aquel de que los pa¨ªses con m¨¢s industria y menos tercerizados han sido m¨¢s resilientes al impacto econ¨®mico de la pandemia (porque turismo y servicios, predominantes en nuestro pa¨ªs, dependen de un alto contacto social y se ven, por tanto, muy afectados por la covid-19). Todos ellos apuntan a una conclusi¨®n clara: el sector industrial es una clara apuesta para la reconstrucci¨®n de nuestra econom¨ªa. Continuar los trabajos en l¨ªnea con las recomendaciones europeas de elevar el peso de la industria en nuestro PIB desde el 16% en el caso de Espa?a hasta el 20% y hacerlo incluyendo las reflexiones que esbozamos antes (renacionalizaci¨®n, transformaci¨®n de sectores, generaci¨®n de capacidad fabril propia) es un buen camino a seguir.
Y, en cuarto lugar, debe fomentarse el di¨¢logo entre administraciones y sector p¨²blico. La iniciativa de los respiradores fue un ejemplo paradigm¨¢tico. La l¨ªnea de trabajo del Gobierno de ¡°hacer pa¨ªs¡± y construir capacidades propias en permanente conversaci¨®n con los actores privados es acertada. Sus peticiones de responsabilidad a las empresas (de coadyuvar en los esfuerzos, primero, de gesti¨®n de la crisis y, ahora, de reconstrucci¨®n) es justa, en mi opini¨®n, pues la resiliencia, como hemos visto durante la pandemia, la construimos entre todos.
Por ¨²ltimo, el Gobierno tiene una visi¨®n panor¨¢mica de la actualidad y una legitimidad e influencia global que puede ayudar sobremanera a que nuestra econom¨ªa y nuestra industria se posicione en nichos adecuados; no es casualidad que Alemania y Francia no s¨®lo protejan a sus empresas sino que impulsen su posicionamiento global. Analistas y consultores que reflexionan sobre este debate empresa-administraci¨®n hablan de escribir ¡°un nuevo contrato social¡± entre sector privado y sector p¨²blico que incluya estos nuevos matices a sus relaciones en el siglo XXI, mucho m¨¢s complejas y ricas en sinergias en este entorno incierto.
En suma, seamos curiosos y pro-activos en la b¨²squeda de oportunidades en esta nueva normalidad. Confiemos m¨¢s, mucho m¨¢s, en nuestro ingenio y en nuestras capacidades cient¨ªfico-tecnol¨®gicas; seamos m¨¢s osados y tengamos mayor amplitud de miras en la competici¨®n global por las nuevas oportunidades. Dialoguemos m¨¢s entre administraciones p¨²blicas y empresas: cuando ambos sectores hemos ido de la mano hemos logrado los mejores ¨¦xitos. Por ¨²ltimo, encajemos estas piezas en una estrategia de pol¨ªtica industrial nacional que aumente el nivel de bienestar de nuestro pa¨ªs, d¨¦ oportunidades profesionales y de desarrollo a nuestros ciudadanos y a nuestros j¨®venes y vertebre territorio.
Estas son algunas reflexiones de verano: agosto es un momento propicio para trascender lo inmediato y pensar en largo plazo. Debatamos sobre ellas y sobre otras. Ya llegar¨¢ septiembre y comenzaremos a construir lo nuevo, que probablemente nos llevar¨¢ d¨¦cadas.
?ngel Escribano es el CEO de Escribano Mechanical & Engineering
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