La tregua que dur¨® unas horas: as¨ª se rompi¨® la negociaci¨®n entre el Gobierno y Madrid
Redondo y Rodr¨ªguez, jefes de gabinete de S¨¢nchez y Ayuso, intentaron un ¨²ltimo acuerdo el viernes antes de la ruptura total. Madrid pidi¨® una semana m¨¢s y el Ejecutivo central contest¨® que hay que actuar ya
El alto el fuego sellado el lunes entre Pedro S¨¢nchez e Isabel D¨ªaz Ayuso dur¨® unas pocas horas. Ya durante la rueda de prensa conjunta que dieron ambos ese mismo lunes algunos ministros y dirigentes socialistas se temieron lo peor al escuchar el tono de la presidenta madrile?a, que mantuvo los reproches al Gobierno. Algunos incluso criticaban la reuni¨®n misma. Pero aun as¨ª, se intent¨® un acuerdo en las m¨²ltiples citas convocadas desde entonces. Ya la semana anterior, el martes, Fernando Sim¨®n hab¨ªa insistido en una larga conversaci¨®n en que Madrid ten¨ªa que tomar medidas fuertes. Al d¨ªa siguiente, el viceconsejero de Sanidad madrile?o, Antonio Zapatero, abri¨® esa puerta, pero fue r¨¢pidamente desmentido. Despu¨¦s lleg¨® la negociaci¨®n de la reuni¨®n entre S¨¢nchez y Ayuso y parec¨ªa que las aguas se hab¨ªan calmado. Pero no era as¨ª.
Este jueves estall¨® definitivamente el choque, seg¨²n fuentes del Gobierno. El ministro de Sanidad, Salvador Illa, entreg¨® un documento al consejero de Salud de Madrid, Enrique Ruiz Escudero, en el que se detallaban todas las medidas que el Gobierno central considera imprescindibles: confinar toda la capital, a?adir a las limitaciones todas las zonas en las que la incidencia de la enfermedad fuera de 500 contagiados por cada 100.000 personas, o restringir el aforo de las terrazas al 50%. El Ejecutivo ya no pod¨ªa asumir y aplaudir, como ha hecho Illa hasta ahora, las medidas por las que apuesta la Comunidad, porque considera que son un grave error y que pueden traer consecuencias fatales si no se corrigen r¨¢pidamente. El acuerdo era cogestionar la crisis, pero no que el Gobierno asumiera, sin tener ninguna influencia, los errores de Madrid.
Y estall¨® todo. La reuni¨®n fue dur¨ªsima, seg¨²n fuentes gubernamentales. Y no hubo acuerdo. Pero a¨²n se dej¨® algo de tiempo para ver qu¨¦ medidas iba a anunciar finalmente Madrid.
As¨ª, la noche del jueves descubri¨® a Illa reunido con dos ministros y la plana mayor de los socialistas de Madrid. Acompa?ado por Carolina Darias, titular de Pol¨ªtica Territorial y Funci¨®n P¨²blica, y Reyes Maroto, su hom¨®loga de Industria, Comercio y Turismo, el responsable de Sanidad dej¨® un discurso duro, sin edulcorantes, y con un punto de desesperanza.
¡°Las cosas en Madrid van muy mal¡±, advirti¨® mientras le escuchaban, entre otros, el delegado del Gobierno, Jos¨¦ Manuel Franco, y el portavoz de los socialistas en la Asamblea, ?ngel Gabilondo. ¡°No se puede descartar nada¡±.
Las semillas de la crisis institucional ya est¨¢n plantadas, pero se intenta evitar antes de que explote. Llega el viernes. Durante la ma?ana, a¨²n hay varios intentos del Gobierno de impedir la ruptura. Madrid ped¨ªa una semana m¨¢s para ver el efecto de sus confinamientos por zonas b¨¢sicas de salud, que este viernes ha ampliado a otras ocho. El Gobierno contesta que eso es inviable, que hay que actuar ya con m¨¢s contundencia para controlar la pandemia en la peor regi¨®n de Europa. Hay zonas de Espa?a confinadas con datos mucho mejores. El Ejecutivo insiste en que confinar solo algunos barrios es ineficaz e injusto, con el a?adido de que son las zonas m¨¢s populares y m¨¢s castigadas por la precariedad y la crisis.
Illa multiplic¨® sus contactos e Iv¨¢n Redondo, jefe de gabinete de S¨¢nchez, llam¨® a Miguel ?ngel Rodr¨ªguez, el todopoderoso jefe de gabinete de Ayuso, que fue un hombre clave del aznarismo, para negociar una salida. No fue posible. El Gobierno avis¨® de que mostrar¨ªa en p¨²blico sus discrepancias porque no pod¨ªa hacerse cargo de una decisi¨®n tan grave que no comparte. Y as¨ª se decidi¨® la comparecencia de Illa.
Eso fue interpretado inmediatamente como un acto de hostilidad por el Gobierno de Madrid. Primero, porque consider¨® la llamada de Redondo a Rodr¨ªguez como un preaviso de la rueda de prensa, y no como una posibilidad abierta para encauzar la situaci¨®n antes de que estallara la crisis. Y segundo, porque no se atendi¨® a su posici¨®n.
¡°Lo peor es contar las recomendaciones¡±, transmiti¨® el equipo de D¨ªaz Ayuso al de S¨¢nchez antes de la comparecencia de Illa. ¡°Madrid sabe lo que tiene que hacer y solo pide ayudas concretas¡±, argument¨®. ¡°Esto no va de imposiciones¡±.
No fue esa la ¨²nica mecha que prendi¨® el fuego entre dos Administraciones que ya viv¨ªan una tregua pol¨ªtica m¨¢s que fr¨¢gil. Horas despu¨¦s de esa conversaci¨®n entre Redondo y Rodr¨ªguez, hasta la Real Casa de Correos, sede del Gobierno de la Comunidad de Madrid, llega un rumor que pronto se convierte en noticia: fuentes del Gobierno est¨¢n diciendo que Ruiz Escudero est¨¢ de acuerdo con Illa, como el alcalde de Madrid, Jos¨¦ Luis Mart¨ªnez Almeida, y que ambos creen que el Ejecutivo regional deber¨ªa tomar medidas de mucho mayor alcance.
Ese es el instante en el que todo salta por los aires. Por encima de la rueda de prensa de Illa, coincidente con la intervenci¨®n de Antonio Zapatero para anunciar las nuevas medidas de Madrid, algo que la Comunidad considera inusitado, lo que se indigesta de verdad en la Puerta del Sol es el intento de abrir una brecha entre D¨ªaz Ayuso y su principal consejero en la gesti¨®n de la covid, adem¨¢s de una crisis en el PP entre la presidenta y el alcalde.
Ruiz-Escudero desmiente en p¨²blico cualquier duda sobre lo planteado por su propia consejer¨ªa (¡°Esto es rotundamente falso¡±), al igual que el regidor de la capital. El consejero, adem¨¢s, hace llegar hasta el ministerio su sorpresa por la celebraci¨®n de una rueda de prensa paralela a la de Zapatero. Son horas de zozobra y de dudas. El Gobierno regional contiene la respiraci¨®n, porque se le acumulan los frentes: igual que tiene el choque con el Ejecutivo, sigue a la espera de la ratificaci¨®n judicial a las medidas de restricci¨®n a la movilidad adoptadas.
Una semana despu¨¦s de su anuncio, y con la crisis entre los dos Gobiernos ya desatada, llega el primer respiro para D¨ªaz Ayuso: el Tribunal Superior de Madrid avala las restricciones, aunque con un voto particular que plantea otras opciones legales.
Justo lo que tiene La Moncloa sobre la mesa. A partir de ahora el Ejecutivo espera que Ayuso reflexione y rectifique. Pero si no lo hace tendr¨¢ que tomar una decisi¨®n sobre decretar el estado de alarma de forma unilateral o aplicar el art¨ªculo 155 de la Constituci¨®n por segunda vez en la historia. Son dos opciones muy complejas que requieren mucho apoyo pol¨ªtico. Hacerlas en contra del PP ¨Cy de Ciudadanos, que tambi¨¦n gobierna en Madrid¨C es muy delicado. Y no est¨¢ claro que se pudiera contar en el Congreso y el Senado con el respaldo de los nacionalistas, contrarios a este tipo de intervenciones contra una autonom¨ªa. El Ejecutivo no parece a¨²n haber entrado en esa zona de riesgo m¨¢ximo. Las negociaciones con Madrid seguir¨¢n. Y el Gobierno tambi¨¦n presionar¨¢ a Ciudadanos, con quien tiene ahora buena relaci¨®n, para que le ayude a convencer al PP.
Pero la inesperada ruptura de estas horas abre un abanico de posibilidades. El nivel de preocupaci¨®n de los ministros consultados es m¨¢ximo y ya se est¨¢n preparando todo tipo de medidas, sobre todo econ¨®micas, para hacer frente en las pr¨®ximas semanas a una situaci¨®n muy delicada en Madrid. ¡±Esto tiene muy mala pinta¡±, resume un pol¨ªtico en comunicaci¨®n diaria con las dos Administraciones.
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