Almeida tendr¨¢ que demostrar que Prieto y Largo Caballero fusilaron en la Guerra Civil para cambiar sus calles en Madrid
La propuesta de Vox deber¨¢ ejecutarla el alcalde de la capital con argumentos que justifiquen la aplicaci¨®n del art¨ªculo 15 de la ley de memoria hist¨®rica
Si el alcalde de Madrid, Jos¨¦ Luis Mart¨ªnez-Almeida, admite la propuesta de Vox de retirar a los ministros socialistas de la II Rep¨²blica Indalecio Prieto y Francisco Largo Caballero del callejero de la ciudad, tendr¨¢ que demostrar que estuvieron directamente involucrados en fusilamientos extrajudiciales. En caso de que la idea no vinculante ¨Dapoyada el martes en el pleno con los votos de PP y Ciudadanos¨D prospere y llegue a la Junta de Gobierno del Consistorio, tendr¨¢ que ir acompa?ada por una ¡°motivaci¨®n¡± o explicaci¨®n en la que se argumente de manera hist¨®rica por qu¨¦ el Ayuntamiento apela al art¨ªculo 15 de la ley de memoria hist¨®rica para la retirada.
¡°Es imposible demostrar una cosa as¨ª¡±, responde con contundencia Jos¨¦ ?lvarez Junco, historiador y miembro de la Comisi¨®n de Memoria Hist¨®rica formada por la Corporaci¨®n anterior, con miembros propuestos por todos los grupos pol¨ªticos, para corregir el callejero madrile?o atendiendo a la ley de memoria hist¨®rica.
¡°Los miembros del comisionado estamos indignados y horrorizados con esta decisi¨®n, tambi¨¦n los miembros elegidos por Ciudadanos y el PP. Nosotros hicimos una revisi¨®n sensata y lo aprobado ahora es una insensatez¡±, cuenta ?lvarez Junco. El historiador quiere subrayar el hecho de que las recomendaciones que hizo aquel comisionado por la memoria hist¨®rica fueron apoyadas y aprobadas con los votos de todos los partidos pol¨ªticos, incluido Ciudadanos, y la abstenci¨®n del PP. No tuvo votos en contra.
¡°Propusimos una operaci¨®n constructiva. Aquella comisi¨®n fue plural y no actu¨® casi nunca por mayor¨ªa, sino por unanimidad en casi todas sus decisiones. Esta propuesta de ahora es una ruptura con una de las bases de la convivencia, que supone un pasado com¨²n y compartido, en el que todos estamos de acuerdo en rendir homenaje. Es decir, no podemos quitarle una calle a un general franquista que se dedic¨® a fusilar y d¨¢rsela a un estalinista. Eso no es convivencia¡±, a?ade el historiador. Hasta el momento, Mart¨ªnez-Almeida no ha propuesto la formaci¨®n de un organismo plural que se encargue de la revisi¨®n hist¨®rica de las calles.
En el art¨ªculo 15 de la citada ley, aprobada en 2007 por el Gobierno de Jos¨¦ Luis Rodr¨ªguez Zapatero, se aclara que ser¨¢n retirados los s¨ªmbolos y monumentos p¨²blicos que exalten la sublevaci¨®n militar, la represi¨®n de la dictadura o de la Guerra Civil. El ¨²nico caso al que se pueden acoger es este ¨²ltimo. Los historiadores consultados aseguran que Prieto hizo todo lo que pudo para que no se fusilara a nadie y que en el caso de Largo Caballero, presidente del Consejo de Ministros entre septiembre de 1936 y mayo de 1937, pueden acusarle de que no control¨® a las fuerzas extremistas que cometieron los cr¨ªmenes. ¡°Pero esta defensa es debil¨ªsima¡±, indica Jos¨¦ ?lvarez Junco sobre la motivaci¨®n insuficiente con la que se dar¨¢ de bruces la propuesta.
Antonio Cazorla, historiador y profesor de historia en la Trent University de Ontario (Canad¨¢), no tiene especial simpat¨ªa por Largo Caballero, pero hacerle responsable de los fusilamientos de Paracuellos dice que carece de todo rigor. ¡°Cometi¨® errores de juicio muy graves antes de la Guerra Civil. Su concepto de la democracia no ser¨ªa aceptable hoy. Pero Largo fue un l¨ªder sindical important¨ªsimo que hizo grandes reformas para ayudar a los trabajadores y, no lo olvidemos, presidente del Consejo de un Gobierno democr¨¢tico que intentaba defenderse de un asalto armado por parte del ej¨¦rcito y las milicias fascistas¡±, aclara el investigador.
Por otro lado, para Cazorla, Prieto fue uno de los mejores pol¨ªticos que ha habido en Espa?a. ¡°Cometi¨® errores, pero pocos como ¨¦l los admitieron y pidieron perd¨®n. Y los errores que Prieto cometi¨® fueron porque ¨¦l cre¨ªa defender la democracia y las reformas sociales de esta forma¡±, dice. De esta manera concluye que igualar estas figuras hist¨®ricas con ¡°los golpistas asesinos de 1936 no solo es absurdo sino que, por desgracia, indica que la derecha espa?ola no entiende qu¨¦ es el antifascismo¡±. Y lo que es peor, cree que podr¨ªan estar dando la raz¨®n a los que, desde otra visi¨®n distorsionada del pasado, dicen que nuestra democracia no es real.
¡°Venganza¡± y ¡°guerra cultural¡±
Retirar las calles, las placas y las estatuas que celebran la memoria de ambos personajes hist¨®ricos, erigidos durante la primera legislatura del PSOE, como un homenaje a la memoria democr¨¢tica del pa¨ªs, supone tambi¨¦n ¡°romper con los consensos de la Transici¨®n¡±. Esa es la opini¨®n de Germ¨¢n Labrador, historiador y profesor en la Universidad de Princeton: ¡°Esto deber¨ªa ser grave para aquellos partidos pol¨ªticos obsesionados con su supuesta lealtad a los supuestos s¨ªmbolos de la transici¨®n. Curiosamente, al romper con estos consensos, estos partidos se hacen herederos de otros gestos desmemoriados: los del franquismo, que tras la toma de Madrid, al final de la Guerra Civil, borr¨® cualquier se?al del Gobierno republicano y de los s¨ªmbolos democr¨¢ticos¡±, sostiene Labrador.
Para el autor de Letras arrebatadas. Poes¨ªa y qu¨ªmica en la Transici¨®n (Akal, 2009) la postura de Vox es una ¡°venganza¡± por la retirada de los ¨²ltimos s¨ªmbolos franquistas llevada a cabo por Ahora Madrid, en la legislatura pasada. ¡°Es una acci¨®n destinada a contentar a los sectores m¨¢s nost¨¢lgicos de la dictadura, heridos por los avances en materia de memoria democr¨¢tica sucedidos en el ¨²ltimo a?o y por la exhumaci¨®n de Franco. Se trata de otro elemento m¨¢s de ¡°guerra cultural¡± de la derecha populista¡±, incide Labrador.
Alfredo Gonz¨¢lez-Ruibal, arque¨®logo especialista en memoria hist¨®rica, aclara que este caso es prueba de la ¡°miseria moral que se esconde detr¨¢s de cualquier forma de equidistancia¡±. ¡°Ambos personajes tienen luces y sombras, como cualquier pol¨ªtico y figura hist¨®rica, pero retirarles las calles implica situarlos al mismo nivel moral que criminales de guerra y golpistas. Supone equiparar a quien se jacta de cometer cr¨ªmenes de lesa humanidad, como Yag¨¹e, con quienes trataron de pararlos, con considerable eficacia, dadas las circunstancias¡±, se?ala.
Asegura el arque¨®logo que el ¡°discurso incendiario¡± de Largo Caballero ¡°indudablemente colabor¨® a caldear los ¨¢nimos antes de la Guerra Civil¡± y califica de ¡°desafortunado" su protagonismo en la revoluci¨®n de 1934. Pero tambi¨¦n advierte que no se puede olvidar c¨®mo ¡°enfri¨® los ¨¢nimos de los sectores m¨¢s revolucionarios despu¨¦s de febrero de 1936¡±. Por todo ello entiende Ruibal que la estrategia de la derecha es "extremadamente peligrosa¡± al equiparar a quienes defendieron un r¨¦gimen democr¨¢tico y a quienes acabaron con ¨¦l. ¡°Es un relativismo c¨ªnico que pone en tela de juicio el valor mismo de los valores democr¨¢ticos¡±, concluye.
Retirar las esculturas depender¨ªa del Gobierno central
El Ayuntamiento de Madrid asume como imposible la misi¨®n que ha encomendado Vox al alcalde, Jos¨¦ Luis Mart¨ªnez-Almeida, de retirar las esculturas de Largo Caballero y Prieto -obra de Pepe Noja y Pablo Serrano, respectivamente- porque deben requerir al propietario, el Gobierno de Espa?a, que las aparte de su espacio. Si no atiende a la petici¨®n de retirada tratar¨¢n de hacerlo por ejecuci¨®n sustitutoria y pedir autorizaci¨®n judicial. Pero en ese caso el Ayuntamiento tendr¨¢ que preparar una argumentaci¨®n suficiente como para convencer a los tribunales.
Ambas estatuas en la zona de Nuevos Ministerios han sido vandalizas en numerosas ocasiones en los ¨²ltimos a?os, en especial tras la retirada de la estatua ecuestre de Francisco Franco, que se encontraba a escasos metros, en marzo de 2015 y que gener¨® gran pol¨¦mica. De las tres, la ¨²ltima en instalarse fue la de Largo Caballero en 1985.
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