La lucha de los vendedores de prensa frente a la covid-19
M¨¢s del 9% de los quioscos de Madrid capital han cerrado y las ventas se han reducido un 50%
?Estudiar o trabajar? Jos¨¦ Marcos no tuvo dilema. Su padre, alba?il, se estaba quedando ciego cuando vio pasar la oportunidad de hacerse con una licencia de vendedor ambulante de peri¨®dicos. Corr¨ªan los a?os sesenta del siglo pasado en la capital de Espa?a. ?poca dorada del papel prensa. La radio dominaba las ondas por encima de la televisi¨®n. El colegio le gustaba m¨¢s bien poco y en casa andaban asfixiados. Por eso a los nueve a?os el ni?o estaba ya voceando las cabeceras en la calle. Esa fue su tabla de multiplicar. No se le olvida. La suelta de carrerilla. De ma?ana: Arriba, Ya, ABC, Marca y As. De tarde: Informaciones, Alc¨¢zar, Madrid y Pueblo. A tres pesetas el ejemplar. Tambi¨¦n rememora las triqui?uelas para sobrevivir a la picaresca de esos guardias que quer¨ªan un peaje por dejarle pregonar tranquilo con el manojo de diarios que llevaba bajo el brazo. Recuerda que su padre le daba al uniformado de turno 50 pesetas semanales y el As. Todav¨ªa no ten¨ªan un puesto de los que llamaban ¡°situado¡± y que se obten¨ªa a trav¨¦s del montep¨ªo, predecesor de la actual asociaci¨®n de vendedores. Su primer quiosco no era m¨¢s que una caseta de tablones cosidos con clavos. Jos¨¦ muestra orgulloso un retrato de entonces ense?ando un ejemplar del Ya a la c¨¢mara.
En recuerdo de aquellos que trataban de enganchar a los viandantes aireando los titulares a gritos, cada a?o se celebra el d¨ªa de los vendedores de prensa. El pasado 5 de octubre las asociaciones del sector fueron recibidas en la Puerta del Sol por la presidenta Isabel D¨ªaz Ayuso y en Cibeles por el alcalde Jos¨¦ Luis Mart¨ªnez-Almeida. Es un acto que se repite cada a?o. La foto protocolaria, las sonrisas y la tradicional entrega de la prensa del d¨ªa junto al ramo de flores. Pero tambi¨¦n reivindicaciones, pues se sienten abandonados por las instituciones y las empresas. Ahora mismo tienen permiso para lucir publicidad cultural y creen que el yugo del cierre se aligerar¨ªa para muchos si pudieran tener permiso para ampliar a publicidad gen¨¦rica. Solo en la capital hay 350 quioscos, de los que 32 han tenido que echar el cierre por la crisis generada por la pandemia, cuyo mazazo ha reducido las ventas aproximadamente en un 50%. Han sido considerados servicio esencial durante la pandemia y han tenido que seguir funcionando entre el vac¨ªo de calles del estado de alarma. La mayor¨ªa sobreviven reinvent¨¢ndose con productos que van m¨¢s all¨¢ de los peri¨®dicos y las revistas. La Comunidad de Madrid acaba de lanzar una campa?a de apoyo a los quiosqueros.
Hoy, con 62 a?os y m¨¢s de medio siglo despu¨¦s de empezar siendo un chavalillo, Jos¨¦ Marcos sigue a pie de oficio cada d¨ªa. Su horario es de 6,30 a 19,30 ¡°sin parar¡±. Ya no lo hace en aquel puesto medio ambulante de la calle Gabriel Lobo, 10, entre las casas de la colonia de la Cruz del Rayo. Ahora ha salido a la anchura de las aceras de Pr¨ªncipe de Vergara a la altura del Auditorio Nacional. Y ya no tiene necesidad de vocear las cabeceras. Claro, que se queja con amargura de que cada vez menos gente se mancha los dedos de tinta al pasar las p¨¢ginas. Las yemas se deslizan ahora sobre las pantallas, que a ¨¦l le reportan poco. Habla de esas ventanas digitales con cierto recelo. De hecho considera la revoluci¨®n digital de los ¨²ltimos a?os como una primera pandemia. La actual del coronavirus es la que les ha dado la puntilla. Calcula que las ventas en general se han hundido en los ¨²ltimos a?os un 70%. Pero ¡°ning¨²n a?o como este¡±. ?Soluci¨®n? Como el virus ha alejado al cliente de toda la vida del quiosco, para sobrevivir ahora reparte ¨¦l a diario la prensa a empresas y particulares.
¡°Estoy a punto de irme de aqu¨ª. Del quiosco, no del mundo¡±. La sorna le sirve a Rom¨¢n Barc¨®n, de 62 a?os, para dar una idea de su hast¨ªo. Se puso a vender prensa a los 24, cuando dej¨® a medias Geograf¨ªa e Historia para salir adelante econ¨®micamente. Cierra dentro de unos meses y no tiene qui¨¦n quiera el traspaso. En tiempos la venta daba para sacar adelante a la familia, pero sus hijos ¡°por suerte desde el minuto uno¡± estudiaron y encontraron trabajo. Su quiosco se encuentra en la calle Bravo Murillo junto al Mercado de Maravillas. Empez¨® alquil¨¢ndolo pero acab¨® siendo de su propiedad. Ahora no tiene quien le suceda. Antes estaba todo el d¨ªa, pero ahora no le merece la pena. A las tres echa el cierre. ¡°Esto ya no es lo que era¡±. Su discurso es una retah¨ªla de quejas.
Barc¨®n, que es vicepresidente de la Avppm, asegura que solo de la venta de prensa no pueden vivir aunque los peri¨®dicos siempre tendr¨¢n que seguir expuestos. Para que los quioscos no desaparezcan definitivamente est¨¢n obligados a reinventarse y ofrecer otros productos. La inmensa mayor¨ªa lo hacen. ¡°Todo empez¨® con los chicles¡±, recuerda Jos¨¦ Marcos. Es f¨¢cil toparse hoy quioscos en zonas tur¨ªsticas como Gran V¨ªa o Cibeles con postales o imanes de recuerdo o, por ejemplo, al que se encuentra cerca de un colegio ofrecer material de papeler¨ªa. La licencia actual les permite vender alimentos que vengan ya envasados, agua o refrescos, pero no cerveza. Adem¨¢s, a?ade Barc¨®n, la publicidad gen¨¦rica ser¨ªa ¡°un salvavidas¡± para evitar cierres. Durante la pandemia ¡°se nos ha considerado servicio esencial y no se nos ha ayudado en nada¡±. Lamenta que las ventas hayan bajado y haya ¡°ofertas bestiales¡± para los clientes que se pasan a la prensa digital. ¡°Estamos muy dolidos¡±.
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