Nacionalizar la Navidad
Por coherencia, el ni?o Jes¨²s del bel¨¦n de Sol deber¨ªa ser una figurita de Nadal o Iniesta, pero no se han atrevido. Quiz¨¢ el a?o que viene
Voy por la calle esquivando meninas e instagramers y tropez¨¢ndome con novios ¡ªobviamente, muy enamorados¡ª tirados por el suelo buscando el plano contrapicado de sus novias con el ¨¢rbol de Navidad ¡ª¡°?Sale entero? ?Con la estrellita?¡±¡ª. Me enfado. Porque me he hecho mayor, porque la marabunta impide mi sesi¨®n diaria de cardio ¡ªcaminar r¨¢pido como Mariano Rajoy¡ª y, un poquito tambi¨¦n, porque nadie se mancha para hacerme la foto a m¨ª.
Despu¨¦s de haberse pasado el a?o dici¨¦ndonos que Podemos iba a nacionalizar bancos y empresas, al final, cuando m¨¢s distra¨ªdos est¨¢bamos... ?zas!, el PP nacionaliz¨® la Navidad.
Veo la bandera de Espa?a de luces. Pienso: qu¨¦ listos. Despu¨¦s de haberse pasado el a?o dici¨¦ndonos que Podemos iba a nacionalizar bancos y empresas, al final, cuando m¨¢s distra¨ªdos est¨¢bamos ¡ªpor el coronavirus, por Maradona, por el Black Friday, por el casting para la cena de Nochebuena¡¡ª, ?zas!, el PP nacionaliz¨® la Navidad. Ya lo dijo Ella: ¡°Madrid es Espa?a dentro de Espa?a¡±. Gran desilusi¨®n, sin embargo, en el bel¨¦n de Sol: por pura coherencia, pensaba que el ni?o Jes¨²s ser¨ªa una figurita de Rafa Nadal o de Andr¨¦s Iniesta, pero se ve que no se han atrevido. Quiz¨¢ el a?o que viene.
Siguiendo a la bandera llego hasta la plaza de Col¨®n. Me cuesta encontrar a la bell¨ªsima Julia de Jaume Plensa. La pobre criatura cierra los ojos, aterrorizada. Es una emboscada. Van a por ella dos meninas gigantes ¡ªotra incoherencia¡ª y una m¨¢s peque?a. Las luces ciegan a Crist¨®bal, que no puede ayudarla. Tampoco puede contar con la mujer con espejo de Botero porque pesa 1.000 kilos. La rana del casino nunca ha movido un anca por nadie. Cometo el error de mirar fijamente la bandera que brilla. Me mareo. Busco a un chico para desmayarme, pero no pasa ninguno con la altura y masa corporal adecuada.
Estamos rodeadas, pero solas.
Al irme a dormir, veo la bandera, como cuando de peque?a jugabas demasiado al Tetris y al cerrar los ojos segu¨ªas colocando ladrillos. Por supuesto, tengo una pesadilla. Las figuras del Museo de cera ¡ªElvis, Trump, Michael Jackson, Sara Montiel¡¡ª salen en apocalipsis zombi, toman la plaza de Col¨®n y colocan a Julia una bandera de la selecci¨®n. Aparecen tambi¨¦n por all¨ª don Pelayo, Santiago Abascal a caballo, El Cid, Jordi Hurtado y Celia G¨¢mez, Manolete y San Isidro Labrador, como en la canci¨®n. Por megafon¨ªa avisan de que en la mel¨¦ hist¨®rica se ha perdido el ni?o Jes¨²s ¡ªse ve¨ªa venir¡ª. La madre, muy enfadada, grita: ¡°?No te lo perdonar¨¦ jam¨¢s, Ayuso. Jam¨¢s!¡±.
Me despierto ba?ada en sudor y con 3,17 millones de euros menos, lo que han costado 10,8 millones de bombillas para el alumbrado navide?o. Puede parecer mucho, pero es que no son unas bombillas cualesquiera. Ya lo dijo ?l: ¡°Son la esperanza de un futuro mejor, de una sociedad mejor, m¨¢s fuerte, de un Madrid que quiere ganar el futuro¡±. ?Qui¨¦n no quiere ganar el futuro? ?Qui¨¦n quiere quir¨®fanos cuando hay ¡°salas de procedimientos¡±?
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