Contra la explotaci¨®n de los elfos
Hay muchos seres invisibles y no tan m¨¢gicos que mantienen el planeta girando
Si hay algo bueno en la Navidad, y en el mundo en general, son los elfos. A m¨ª me gustan mucho los elfos y todo lo ¨¦lfico, de hecho, tengo dos en casa: Gliglidel y Chispumdel. Aunque no me hacen mucho caso porque prefieren escaparse al bosque y comer bayas. Hablan con la zeta. Maj¨ªsimos.
Ma?ana viene Pap¨¢ Noel, antecesor de Amazon, con millones de regalos fabricados por sus elfos m¨¢gicos. El fetichismo de la mercanc¨ªa, seg¨²n Marx, consiste en consumir acr¨ªticamente las cosas, sin preguntarnos de d¨®nde vienen, c¨®mo y por qui¨¦n fueron producidas. ?Cu¨¢les son las condiciones laborales de los elfos? ?Son pagados justamente o curran por prestigio y promesas de un futuro indefinido? ?Son falsos aut¨®nomos? ?Soporta Santa Claus huelgas y cr¨ªticas, all¨¢ en Laponia, por su modelo laboral tal y como lo hace la propia Amazon? ?Es Pap¨¢ Noel, bajo de su bonhom¨ªa, un explotador?
En los a?os 80 los electroduendes y la Bruja Aver¨ªa difund¨ªan el marxismo para ni?os. Paralelamente, en Fraggle Rock se fomentaba la idea de un trabajador manso y contento. Los curris eran unos peque?os obreros vestidos de obrero que fabricaban estructuras de metacrilato que los Fraggle se com¨ªan. En un episodio, la Fraggle Rosi se pon¨ªa revolucionaria y exig¨ªa que los Fraggle dejasen de comer las construcciones de los curris, la clase oprimida. Pero los curris bajaban la cabeza y alegaban que ellos deseaban ser explotados, que el sentido de su vida era, precisamente, que las ¨¦lites extractivas Fraggle se consumiesen el producto de su trabajo por la cara. Una justificaci¨®n de la explotaci¨®n, y hasta del colonialismo, desde aquel m¨¢gico mundo subterr¨¢neo.
Hay muchos elfos sosteniendo la sociedad, pero no m¨¢gicamente. Los humanos que fabrican la mayor parte de lo que consumimos en lejanas f¨¢bricas asi¨¢ticas con dudosas condiciones laborales, incluso en r¨¦gimen de semiesclavitud. O todos los marinos mercantes (filipinos, taiwaneses, etc) que trasladan a trav¨¦s del mar alrededor del 90% de la producci¨®n planetaria en enormes y silenciosos barcos, donde tambi¨¦n reina el silencio en torno a las formas de trabajar (v¨¦ase el libro Oc¨¦anos sin ley de Ian Urbina, o Noventa por ciento de todo, de Rose George, publicados por Capit¨¢n Swing).
No hay que ir tan lejos: tambi¨¦n hay elfos invisibles que posibilitan la vida cotidiana, como observamos desde el balc¨®n durante la pandemia: los trabajadores esenciales, pero no por esenciales mejor pagados o considerados socialmente. Los jornaleros, las cajeras, las limpiadoras, los transportistas, los riders, las sanitarias que hacen que la vida se sostenga.
Los elfos de Pap¨¢ Noel volver¨¢n a hacer ma?ana, sin protestar, largas jornadas laborales, como m¨¢s adelante lo har¨¢n los pajes de los Reyes Magos. ?Les habr¨¢n metido en la cabeza que los sindicalistas son se?ores vagos, tripudos, adictos a las parrilladas? Bueno, eso se parece m¨¢s al perfil del propio Pap¨¢ Noel.
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