¡®Filomena¡¯ devasta la Casa de Campo y los expertos temen una cat¨¢strofe arb¨®rea en Madrid
El Ayuntamiento no ha valorado los da?os del ¡°pulm¨®n¡± de la capital, pero asegura que el temporal ha acabado con un 10% de los ¨¢rboles de ciudad
Bajo la nieve brillante se esconde ¡°un desastre total¡±. Fernando, uno de los jardineros m¨¢s veteranos de los que cuidan la Casa de Campo, no duda en evaluar los da?os que el temporal Filomena ha provocado en el ¡°pulm¨®n de Madrid¡±. Todav¨ªa no han podido acceder al coraz¨®n de las dehesas y los bosques, de momento est¨¢n ocupados en talar y retirar los ¨¢rboles y ramas ca¨ªdas del mayor parque urbano del mundo. En la zona m¨¢s pr¨®xima al Puente de los Franceses el espect¨¢culo es dantesco: no hay ni un pino a salvo e incluso las encinas, m¨¢s fuertes, flexibles y chaparras, se han doblegado a la tromba del viernes y el s¨¢bado pasado. Las copas se empacharon de nieve y la resaca ha dejado una escena m¨¢s parecida al final de un conflicto b¨¦lico que a una cat¨¢strofe clim¨¢tica.
La carretera que sube al cerro Garabitas, el punto m¨¢s alto de la Casa de Campo, ha desaparecido bajo la nieve, pero se intuye por los pinos pi?oneros que han ido surgiendo al borde del asfalto. Hoy est¨¢ colapsada por las ramas de los ¨¢rboles que han sido v¨ªctimas de la mayor nevada sufrida en seis d¨¦cadas. La escena es terrible y en medio de la belleza de lo ex¨®tico se barrunta la destrucci¨®n masiva.
Santiago Soria, subdirector de Parques y viveros del Ayuntamiento, asegura a EL PA?S que hasta dentro de una semana no tendr¨¢ una evaluaci¨®n de los da?os sufridos por el parque que cumplir¨¢ en abril 90 a?os de apertura al p¨²blico, despu¨¦s de ser un retiro de la realeza. ¡°Desde el punto de vista de la p¨¦rdida de arbolado, la situaci¨®n es catastr¨®fica. En la ciudad hemos perdido 150.000 ¨¢rboles [de los 800.000 censados] y en la Casa de Campo desconocemos todav¨ªa cu¨¢ntos. Pero la importancia ecol¨®gica del parque es mayor¡±, a?ade Soria, que recomienda evitar pasear por los parques. El Ayuntamiento calcula que la masa de ¨¢rboles ca¨ªdos en la ciudad supone un 10% del total.
En su mayor¨ªa son ejemplares de aligustre de Jap¨®n, ¨¢rboles de hoja perenne en los que se acumula el peso de la nevada hasta hacerlos quebrar. Aunque a¨²n no se ha podido evaluar la situaci¨®n del resto (hasta los dos millones de ejemplares) de ¨¢rboles que se hallan en parques hist¨®ricos, singulares y forestales. ¡°Se van a contratar medios extraordinarios para reducir los riesgos al m¨¢ximo¡±, explican fuentes de Medio Ambiente. Todav¨ªa hay ramas que pueden caer y riesgo de vuelcos por el efecto de la saturaci¨®n de agua en el suelo.
P¨¦rdida de patrimonio natural
Juan Garc¨ªa Vicente, portavoz de Ecologistas en Acci¨®n, conoce la Casa de Campo desde 1963 y nunca hab¨ªa visto algo parecido. ¡°Hay una p¨¦rdida de patrimonio natural muy importante y alarmante. Se podr¨ªa calificar como zona catastr¨®fica y la recogida va a llevar mucho tiempo¡±, cuenta Garc¨ªa. Isabel Verdaguer, de la asociaci¨®n Biotopnatura, advierte de que los equipos de limpieza deber¨ªan dejar parte de los ¨¢rboles ca¨ªdos en descomposici¨®n, porque es una materia org¨¢nica ¡°muy beneficiosa¡±. ¡°Si piensan en replantar hay que empezar a desterrar el pino pi?onero de la Casa de Campo y sustituirlo por especies aut¨®ctonas, como la encina y el roble¡±, apunta Verdaguer. Para la especialista esta nevada no va a ser una excepci¨®n en los pr¨®ximos a?os.
Otro de los veteranos de la Casa de Campo es Carlos Bucho, portavoz de la plataforma Salvemos la Casa de Campo, que el s¨¢bado estuvo caminando por los bosques mientras escuchaba crujir continuamente a los ¨¢rboles. ¡°Es una situaci¨®n dantesca. Es un desastre. La nieve no me es ajena y no he visto algo parecido en mi vida. Los m¨¢s da?ados son los pinos pi?oneros (por sus copas anchas y frondosas, su madera d¨¦bil y tronco fino), tambi¨¦n hay robles y encinas rotas. Los ¨¢rboles han crecido sin condiciones extremas y esto les ha pillado a traici¨®n¡±, sostiene Bucho.
Tres esquiadores que atraviesan una zona de pinos yacentes se?alan un ejemplar alto que ha ca¨ªdo: ¡°Ese deb¨ªa ser centenario. F¨ªjate qu¨¦ desastre¡±, comenta uno de ellos a sus compa?eros. Sacan sus m¨®viles de los bolsillos de sus prendas fluorescentes, se apartan las gafas de ventisca y toman fotos del lugar arrasado. Frente a esta familia de ¨¢rboles ca¨ªdos, al otro lado de la carretera enterrada, un bosque de con¨ªferas ni se ha inmutado. Los vecinos que han salido a encontrarse con un nuevo escenario en el mismo sitio al que acuden a diario no dan cr¨¦dito a la escabechina.
En el estanque del cerro Mor¨¢n, desde donde asoma en el horizonte el perfil m¨¢s madrile?o, con el edificio Espa?a, la Torre de Madrid, el Palacio Real, la Almudena, San Francisco el Grande, etc¨¦tera, puede comprobarse c¨®mo las piezas abatidas abarrotan el suelo y los caminos del parque hasta convertirlo en una carrera de obst¨¢culos. ¡°Si no existiera la Casa de Campo, Madrid ser¨ªa menos habitable¡±, advierte Santiago Mart¨ªn Barajas, de Ecologistas en Acci¨®n. Lo dice porque los vientos llegan a la ciudad por el Oeste y antes atraviesan las 1.700 hect¨¢reas de bosque pegado a la urbe.
?rboles sanos para una ciudad sana
El paisaje verde de la ciudad debe cambiar. La opini¨®n de los especialistas consultados parece un¨¢nime: el Ayuntamiento no puede convertir al aligustre del Jap¨®n en la especie protagonista de la ciudad. Es resistente a la contaminaci¨®n, a la presi¨®n inmobiliaria, a los golpes de los veh¨ªculos... Pero sus hojas perennes le convierten en una presa f¨¢cil de las situaciones extremas. Para Santiago Mart¨ªn Barajas ser¨ªa m¨¢s recomendable apostar por la acacia, el pl¨¢tano de sombra y el olmo. Eduardo Barba cree que el aligustre est¨¢ bien, pero no solo. ¡°Hay que romper con el monocultivo, es el momento de abrir el abanico y mejorar las condiciones de crecimiento y vida de los ¨¢rboles en la ciudad¡±, indica. Isabel Verdaguer a?ade que las podas no pueden ser tan agresivas como hasta el momento, porque convierten al ejemplar en un ¡°¨¢rbol de papel¡±. Muy d¨¦bil para resistir en un entorno tan agresivo. Para la especialista es una oportunidad para que el parque de especies cambie y evitar una m¨¢xima: ¡°?rboles enfermos, ciudad enferma¡±.
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