T¨ªbet: diario visual de un conflicto olvidado
El Fern¨¢n G¨®mez recopila en una exposici¨®n m¨¢s de 20 a?os de im¨¢genes del fotoperiodista ?ngel L¨®pez Soto, con las que destaca la estoicidad de un pueblo largamente exiliado
Cuando el fotoperiodista ?ngel L¨®pez Soto (nacido en Buenos Aires, aunque lleva siendo madrile?o la mitad de sus 68 a?os) tuvo a finales de 1997 su primer contacto con un grupo de exiliados tibetanos en un centro de acogida de Katmand¨², encontr¨® en ellos una raz¨®n para alimentar su fotograf¨ªa. ¡°Fue en un momento bastante particular. Era invierno, un invierno duro, y coincid¨ª con algunos de ellos, que hab¨ªan huido del T¨ªbet por uno de los pasos que tienen que cruzar, a 6.000 metros de altura, para llegar a Nepal¡±. En realidad, conoci¨® a los supervivientes de esa traves¨ªa. ¡°Hubo importantes tormentas de nieve y avalanchas que hicieron que algunos murieran por el camino y que muchos otros sufrieran congelamiento en sus manos y pies. Me sorprendi¨® mucho la entereza con la que se comportaban en esas circunstancias. Vi a ni?os de 8 o 9 a?os con los dedos congelados, ennegrecidos por la necrosis, intentando recuperarse del trayecto. Me miraban sonriendo. Su esp¨ªritu era impresionante¡±.
Desde entonces, quiz¨¢ siguiendo esa superstici¨®n de quien quiere atrapar almas con una c¨¢mara, L¨®pez Soto ha pasado m¨¢s de dos d¨¦cadas retratando a algunos de los protagonistas de este particular ¨¦xodo. Son solo una peque?a muestra de las casi 150.000 personas que han tenido que marchar al destierro tras la invasi¨®n por parte de China en 1959. Una selecci¨®n de este relato que el argentino ha construido a lo largo del tiempo, en sus m¨¢s de 30 viajes a varios pa¨ªses de la zona del Himalaya queda recopilado en la exposici¨®n T¨ªbet. Una cultura amenazada. Puede verse en el Fern¨¢n G¨®mez Centro Cultural de la Villa hasta el 14 de febrero, con la compra de una entrada del ciclo de Teatro y Derechos Humanos.
¡°Es un proyecto que he elegido yo personalmente, no ha surgido como un encargo. Por eso se filtra en ¨¦l mi motivaci¨®n personal, pero no mi visi¨®n personal, que nunca debe influir en la informaci¨®n que como fotoperiodista deseo transmitir con mis im¨¢genes¡±, advierte. Acompa?an a las im¨¢genes de esta muestra los textos de Javier Moro, colaborador habitual y autor del libro Las monta?as del buda, el cineasta Gerardo Olivares, el profesor de Derecho Internacional P¨²blico y Relaciones Internacionales de la Universitat de Val¨¨ncia Jos¨¦ El¨ªas Esteve Molt¨® y el propio L¨®pez Soto.
Adem¨¢s de en las personas, este relato visual se centra tambi¨¦n en sus lugares, tanto en el de origen como en los adoptivos, en India y Nepal y algunas partes de Occidente. Para el fot¨®grafo, esa estoicidad del pueblo tibetano que tanto le impresion¨® la primera vez tambi¨¦n se refleja en su forma de enfrentar la di¨¢spora. ¡°En vez de buscarse la vida de forma individual, son personas con un arraigado sentido de comunidad y colectividad. Ante la incertidumbre de no saber cu¨¢ndo podr¨ªan regresar a su pa¨ªs, intentaron desde el principio trasladar su d¨ªa a d¨ªa a sus nuevos hogares, normalizando en la medida de lo posible lo anormal de su situaci¨®n. Entre otras cosas, crearon escuelas, porque la educaci¨®n es algo fundamental en su cultura¡±.
El encuentro del argentino con el Dal¨¢i Lama, el l¨ªder del pueblo al que sigue con su c¨¢mara, lleg¨® tan solo seis meses despu¨¦s de registrar lo vivido en el centro de acogida de Katmand¨². Pidi¨® una audiencia con ¨¦l y le fue concedida. Se desplaz¨® a Daramsala, en el indio valle de Kangra. ¡°Le ense?¨¦ esas fotos y s qued¨® bastante impresionado. Me dijo que algo as¨ª hab¨ªa que ense?arlo al resto del mundo¡±. No fue la ¨²nica vez que ambos han conversado: ¡°Es una persona grave, seria y profunda, que impone respeto en las distancias cortas y que cuenta con una brutal sensatez. Pero tambi¨¦n es jovial y divertido, con sentido del humor y capaz de unir religi¨®n y ciencia con enorme apertura mental. Sabe que es un ser humano m¨¢s, aunque con atribuciones especiales. Y es consciente de su condici¨®n de l¨ªder¡±.
Fotograf¨ªa fil¨¢ntropa
Habituado a inmortalizar conflictos olvidados y a retratar la parte m¨¢s vulnerable del mundo, L¨®pez Soto ha aumentado en 2020 su lista de galardones. En los ¨²ltimos meses ha recibido uno de los Sony World Photography Award por su labor profesional y el premio Emilio Castelar a la Defensa de las Libertades y El Progreso de los Pueblos.
En 2007, fund¨® la asociaci¨®n Gea Photowords para ahondar en ese sentido fil¨¢ntropo que da a su fotograf¨ªa. Cuenta que fue algo que surgi¨® casi de forma espont¨¢nea en, un encuentro en A Coru?a con el tambi¨¦n fotoperiodista Alfons Rodr¨ªguez. Charlando sobre las preocupaciones propias de sus circunstancias, entendieron que hac¨ªa falta una plataforma que uniera a aquellos profesionales que compart¨ªan tem¨¢ticas comunes. La intenci¨®n era la de dar visibilidad a la diversidad, el medio ambiente y los derechos humanos.
¡°Poco a poco, nos dimos cuenta de que quiz¨¢ lo interesante era no acotar el proyecto e incorporar a gente de otras disciplinas que se adecuaban a esos mismos valores, sin importar si era gente novel o gente de gran prestigio¡±, explica. Desde hace unos a?os, esta iniciativa se encuentra en pausa. ¡°La tecnolog¨ªa ha permitido que, por fortuna, afloren este tipo de plataformas. Veo en la juventud una gran motivaci¨®n. Se ha despertado en ella una conciencia y un inter¨¦s por estos asuntos, y ha logrado que dejen de ser minoritarios. Pero mi doble condici¨®n de optimista algo pesimista me hace ver que, a pesar de este cambio, la sociedad en general no avanza a la hora de solucionar esos problemas¡±.
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