Se?or¨ªa o se?ora
La Asamblea de Madrid se convirti¨® esta semana en una de esas esquinas oscuras del colegio donde uno ataca a otro y los dem¨¢s miran para otro lado
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Una de las pocas ventajas de crecer es que perdemos de vista a los matones, que ahora se llaman bullies. O eso parec¨ªa, porque haberlos, haylos y algunos, hasta reciben un sueldo p¨²blico. La Asamblea de Madrid se convirti¨® esta semana en una de esas esquinas oscuras del colegio en la que uno ataca a otro y los dem¨¢s miran para otro lado, no vaya a ser que el acosador la tome tambi¨¦n con ellos. Mariano Calabuig, de Vox, insisti¨® en referirse a Carla Antonelli, primera diputada transexual, en masculino ¨C ¡°el representante del PSOE¡±-, exhibiendo su odio, ignorancia y desprecio, y nadie, ninguno de los otros sueldos p¨²blicos reunidos en la comisi¨®n de pol¨ªticas sociales, abri¨® la boca para censurar al mat¨®n. Especialmente grave es la actitud de la presidenta de la comisi¨®n, Marta Marb¨¢n, de Ciudadanos, a la que Antonelli pidi¨® amparo expresamente. Primero se neg¨® a darle la palabra ¨C¡±No procede¡±-. Despu¨¦s, cuando la diputada se defendi¨®, con contundencia y elegancia ¨C¡±Don Mariano, en su modelo de sociedad no quepo yo, pero usted en el m¨ªo, s¨ª¡±-, se limit¨® a decir: ¡°Muchas gracias. Si no hay m¨¢s intervenciones, se levanta la sesi¨®n¡±.
Calabuig, expresidente del Foro de la familia, se opuso en su d¨ªa a la Ley contra la discriminaci¨®n por orientaci¨®n sexual, identidad o expresi¨®n de g¨¦nero y caracter¨ªsticas sexuales, y de igualdad social de lesbianas, gais, bisexuales, transexuales, transg¨¦nero e intersexuales por considerarla ¡°innecesaria¡±. La norma ¡°pretende reprimir toda discrepancia con amenazas de sanciones por delito de odio¡±; ¡°se proh¨ªben las terapias destinadas a la reversi¨®n de la orientaci¨®n sexual¡±, ¡°se obliga a las bibliotecas p¨²blicas y de los centros escolares a tener material LGTBI¡±, denunciaban. ¡°Especialmente preocupante¡± le parec¨ªa que el Estado y las comunidades aut¨®nomas tuvieran que elaborar ¡°un plan integral para incorporar la realidad LGTBI y la diversidad familiar dentro de sus programas de estudio¡±.
La batalla contra la ley de Calabuig, que entonces recib¨ªa subvenciones y ahora un sueldo p¨²blico como miembro de un Parlamento auton¨®mico, muestra hasta qu¨¦ punto estas normas son necesarias. Hay matones en los colegios porque hay padres que, como ¨¦l mismo, lamentan que se proh¨ªban las ¡°terapias¡± para curar la homosexualidad y creen que despreciar a alguien por su orientaci¨®n o identidad sexual es ¡°discrepar¡±.
La censura a Calabuig se produjo en redes sociales, no en el Parlamento madrile?o, y fue en ese mismo terreno, al que los pol¨ªticos parecen ser mucho m¨¢s sensibles, donde el diputado de Vox hizo un amago de disculpas o un intento de autojustificaci¨®n. ¡°Siento, do?a Carla Antonelli, haber usado el masculino gen¨¦rico, aceptado por la RAE. Los sustantivos masculinos no solo se emplean para referirse a los individuos de ese sexo, sino tambi¨¦n, en los contextos apropiados, para designar la clase que corresponde a todos los individuos de la especie¡±. En el transcurso de la comisi¨®n, sin embargo, s¨ª se dirigi¨® a otras diputadas en femenino. ?l sabe por qu¨¦ utiliz¨® el masculino para referirse a Antonelli, como lo sabemos todos. Pero ¨¦l no es el ¨²nico que deber¨ªa avergonzarse.
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