Por buler¨ªas
La ausencia de madrugadas ahoga los tablaos pero Madrid se resiste y sue?a con volver a ser flamenca y trasnochadora
La reja bloquea la puerta. Imponente deniega ya el acceso. He venido a despedirme tras enterarme de que ha cerrado, aunque todav¨ªa tiene encendidos algunos focos exteriores. ¡®Flashes¡¯ del pasado. Remiro los azulejos que dan a la calle, que conforman una vista de la Alhambra desde el Sacromonte, la plaza de Espa?a de Sevilla, la fuente de Cibeles, el parque del Retiro, el puente romano de C¨®rdoba y una estampa de M¨¢laga desde el monte de Sancha. A toda teja, a lo grande, que no falte de nada. En la esquinita, la firma: Alfonso Romero, 1928. Rollo, 9. Telef. 54686. El tablao Villa Rosa no ha pod...
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La reja bloquea la puerta. Imponente deniega ya el acceso. He venido a despedirme tras enterarme de que ha cerrado, aunque todav¨ªa tiene encendidos algunos focos exteriores. ¡®Flashes¡¯ del pasado. Remiro los azulejos que dan a la calle, que conforman una vista de la Alhambra desde el Sacromonte, la plaza de Espa?a de Sevilla, la fuente de Cibeles, el parque del Retiro, el puente romano de C¨®rdoba y una estampa de M¨¢laga desde el monte de Sancha. A toda teja, a lo grande, que no falte de nada. En la esquinita, la firma: Alfonso Romero, 1928. Rollo, 9. Telef. 54686. El tablao Villa Rosa no ha podido m¨¢s, la ausencia de madrugadas lo ha terminado de ahogar.
¡°Dos copas por una¡±, se acerca un relaciones p¨²blicas de un pub de al lado en la plaza de Santa Ana. ¡°No, gracias¡±. Al borde del toque de queda, Madrid es todo quej¨ªo, alargado lamento de que no existen las noches. Se est¨¢ olvidando de que era antes flamenca y trasnochadora. Paso de vuelta tambi¨¦n por el n¨²mero 19 de la calle Echegaray para ver la persiana bajada de El Burladero, bajo la triste mirada de otros azulejos: la Giralda y la madrile?a estatua de Col¨®n. Un poco m¨¢s arriba luchan por sobrevivir los mantones y los grandes abanicos en los balcones del Cardamomo, el tablao al que llevaba Maribel Verd¨² a Francis Ford Coppola cuando cruzaba el Atl¨¢ntico.
Al borde del toque de queda, Madrid es todo quej¨ªo, alargado lamento de que no existen las noches.
¡°?Ten¨¦is espect¨¢culo esta semana? Lo siento, estamos cerrados. A lo mejor abrimos en abril¡±, contestan al otro lado del tel¨¦fono cuando pruebo suerte en El Corral de La Morer¨ªa. Ay, aquellos d¨ªas que cerr¨¢bamos la Joy Eslava con un fin de fiesta de Sole¨¢ Morente y Carmen Linares. Y es que este 2021 sigue sonando todav¨ªa a cante minero, duro, ¨¢spero. No nos deja la vida arrancarnos por buler¨ªas. Pero el duende aparece de repente algunos d¨ªas en el Price con Mar¨ªa Jos¨¦ Llergo y en el Real con Bel¨¦n L¨®pez. Pellizcos. Y hasta en el m¨®vil con C. Tangana y sus amigos La H¨²ngara, el Ni?o de Elche, Kiko Veneno y los Gipsy Kings. ¡°Que no me quieres querer, que no me quieres querer¡±.
Mato el mono en el Teatro Flamenco de la calle del Pez. Jueves noche, en el escenario est¨¢ La Ka¨ªta, acompa?ada por las guitarras de Miguel y Juan Vargas. ¡°Amo Madrid, os voy a dar mi voz y mi sangre¡±, advierte entre cante y cante. Confiesa que cuando acabe la pandemia se va ir de juerga con Miguel Poveda. Puro jaleo reci¨¦n llegado de Badajoz, todos en pie. ?Caramba! Se arranca con unas buler¨ªas para acabar. Por fin buler¨ªas en la ciudad. Luego bajo la escalera del San Rom¨¢n, ese secreto escondido en el subsuelo de la plaza de Puerta Cerrada. Est¨¢ Vicente solo al otro lado de la barra bajo la atenta mirada de un retrato de Enrique Morente. Da palmas. Suena a toda casta?a el Chato de la Isla. Ya lo soltaba ¨¦l desde las entra?as por tangos: ¡°Calabac¨ªn, calabaz¨®n, este bichito lo mato yo¡±.