Un amplio despliegue policial acaba en la noche del s¨¢bado con las aglomeraciones en la zona caliente de la fiesta madrile?a
Los agentes de seguridad han aislado el tramo de la c¨¦ntrica calle de Espoz y Mina que aparec¨ªa en las pol¨¦micas im¨¢genes virales del d¨ªa anterior
Pasado el toque de queda de la noche del s¨¢bado, la c¨¦ntrica calle de Espoz y Mina ya no recuerda a un cuadro de G¨¦ricault o Delacroix. Un amplio refuerzo policial ha evitado que se repitan en la zona las im¨¢genes de d¨ªas anteriores. Ya no hay cuerpos amontonados en pir¨¢mide a las puertas de bares cerrados, similares a las composiciones de los cl¨¢sicos de la pintura francesa en un Madrid que tanto la presidenta de la comunidad, Isabel D¨ªaz Ayuso, como el alcalde de la ciudad, Jos¨¦ Luis Mart¨ªnez Almeida, defienden como un lugar de museos capaz de atraer al turismo m¨¢s all¨¢ de las borracheras.
A principios de la noche, agentes municipales han controlado con vallas el tramo de esta calle cercana a la Puerta del Sol que ha protagonizado los v¨ªdeos y fotograf¨ªas tantas veces compartidos en redes sociales en las ¨²ltimas horas. ¡°Esto no hab¨ªa pasado otros d¨ªas. Desde que se han puesto los polic¨ªas a los dos lados, se ha acabado el negocio¡±, comenta resignado el dependiente de una pizzer¨ªa ubicada en ¨¦l.
El pub irland¨¦s que aparec¨ªa de fondo en las im¨¢genes virales tambi¨¦n se ha enfrentado al vallado policial. Poco antes de su hora del cierre segu¨ªa intentando atraer a su interior a los peatones, pero uno de sus trabajadores confirmaba que la clientela estaba siendo muy inferior a la de 24 horas antes: ¡°Nos han jodido¡±.
Mientras este tramo maldito sufr¨ªa su penitencia, los callejones colindantes han seguido tan activos como de costumbre a lo largo de la noche. Por ellos han aflorado las c¨¢maras de televisi¨®n, cuya presencia ha molestado a algunos camareros y ha provocado peque?os enfrentamientos en los que tambi¨¦n ha tenido que intermediar la polic¨ªa.
Pero algunas cosas no han cambiado a pesar de las nuevas medidas de seguridad. ¡°S¨¦ de una fiesta en una casa grande a la que podemos ir ahora¡±, comenta un chico a sus tres acompa?antes una vez cumplido el toque de queda. Lo cuenta a menos de 10 metros de un polic¨ªa en una semides¨¦rtica calle de la Cruz, a pocos pasos del pub irland¨¦s. El agente se les acerca y les amenaza con multas de 100 euros por no llevar la mascarilla puesta de forma adecuada y otra amonestaci¨®n por seguir parados en la calle. El grupo se aleja apenas unos metros y, cuando el agente se marcha, sigue decidiendo a voz en grito si acudir a la fiesta ilegal. ¡°Son 350 metros cuadrados de casa. ?Cu¨¢ndo vas a poder estar en una fiesta as¨ª?¡±, argumenta uno de ellos a los indecisos.
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