El dilema del Titanic
Una madre siempre sue?a con que su hijo no se vea nunca en un barco que se va a hundir, da igual la edad que tenga
Siempre me ha creado conflicto ese momento de Titanic en que, bas¨¢ndose en lo establecido, deciden que las mujeres y los ni?os sean los primeros en ocupar los botes, cuando el barco ha chocado contra un iceberg y se acabar¨¢ hundiendo de un momento a otro. Es una decisi¨®n de vida o muerte. Lo de los ni?os lo entiendo, al fin y al cabo, los pobres van donde les digan sus padres y es nuestra obligaci¨®n cuidarles y protegerles ante cualquier situaci¨®n, por lo que es l¨®gico que sean los primeros en abandonar el barco. Pero es gracioso. Porque cuando esos ni?os sean mayores seguir¨¢n siendo los hijos de alguien que les quiere cuidar y proteger. Una madre siempre sue?a con que su hijo no se vea nunca en un barco que se va a hundir, da igual la edad que tenga. Da igual hombre o mujer o como seas o te sientas, todos somos hijos de alguien que nos sacar¨ªa de ese barco.
Este mundo se sostiene por el dinero y casi m¨¢s a¨²n por una gran cadena de favores que consiste en levantar el tel¨¦fono y hacer f¨¢cil lo dif¨ªcil
Este a?o de pandemia y el tema de las localidades y aforos en los eventos art¨ªsticos ha hecho que se d¨¦ menos un fen¨®meno que ocurre en las altas esferas: los showrooms. Tiendas y marcas que prestan ropa a celebrities para que luzcan sus prendas y les hagan publicidad. Ropa cara que se presta a artistas que ya se la pueden comprar. Y Yo me pregunto: ?de d¨®nde viene esa tendencia de ayudar al que menos ayuda necesita y menospreciar al que necesita ayuda de verdad? Un sin techo molesta. Siempre. Frente a un restaurante, da mala imagen. Ni siquiera nos planteamos la posibilidad de que entre a pedir comida. Luego va un famoso cantante y le invitan. ?Por qu¨¦? Si pides monedas a las puertas de un supermercado eres pobre o no te has esforzado lo suficiente en la vida. Si pides millones de euros en traje eres un triunfador, un empresario, quiz¨¢s un visionario, aunque todo ese dinero venga de aquellos pobres a los que nunca les dar¨ªa ni un euro.
A Samuel L. Jackson se le puso por los cojones ser de Gab¨®n y le recibieron con honores. Yo siempre he querido ser de Yibuti, ma?ana lo intento, a ver qu¨¦ pasa. No me llam¨¦is ingenua, s¨¦ que este mundo se sostiene por el dinero y casi m¨¢s a¨²n por una gran cadena de favores que consiste en levantar el tel¨¦fono y hacer f¨¢cil lo dif¨ªcil. No lo condeno, no toda voluntad de ayudar es tr¨¢fico de influencias, aunque podr¨ªamos ampliar esa actitud hacia aquellos que tampoco piden demasiado. Ahora resulta que van a vacunar a los jugadores de la selecci¨®n espa?ola (de f¨²tbol masculino, claro, no va a ser de otra cosa). Dicen que son imprescindibles porque hacen nuestra vida mejor, nos hacen felices. Lo cual me vuelve a parecer gracioso porque eso es exactamente lo que dice mi madre de m¨ª.
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