El guitarrista m¨¢s ilustre del rock espa?ol es gal¨¦s
John Parsons lleg¨® en 1982 para tocar en el ¡®Rock & R¨ªos¡¯ y desde entonces ha grabado cientos de discos. Ahora, a sus 67 a?os, este vecino de Galapagar debuta en solitario
Es bastante probable que no le pida a John Parsons un aut¨®grafo si se lo cruza en el supermercado. Puede que su rostro bonach¨®n, a¨²n jovial e inequ¨ªvocamente guiri le suene m¨¢s bien poco. En Spotify ni siquiera est¨¢ a¨²n disponible A long, long road, su primer ¨¢lbum en solitario, que acaba de autoeditarse a sus 67 a?azos. Pero entra dentro de lo probable, en cambio, que el nombre de este gentleman afable figure en los cr¨¦ditos de unos cuantos de los discos que usted atesora en casa, a poco que presuma de afici¨®n por el pop espa?ol de las cuatro ¨²ltimas d¨¦cadas.
Y ya si le avisan de que este gal¨¦s risue?o era el guitarrista que escoltaba a Miguel R¨ªos en los tiempos de Rock & R¨ªos, la gira m¨¢s multitudinaria e indeleble que ha conocido la m¨²sica de este pa¨ªs, es casi seguro que no resistir¨¢ la tentaci¨®n de preguntarle por aquello.
¨C ?Fue para tanto, John?
¨C Uy, en ese momento no ¨¦ramos del todo conscientes. Aquel segundo d¨ªa [6 de marzo de 1982] est¨¢bamos muy nerviosos y concentrados en nuestro trabajo. Muchos fans no saben que el equipo de grabaci¨®n hab¨ªa fallado la noche anterior y todo el material era pr¨¢cticamente inservible. Los ten¨ªamos, ejem, aqu¨ª [se agarra el cuello]. ?ramos una peque?a orquesta roquera de nueve m¨²sicos, hab¨ªa que grabar un doble elep¨¦ en directo con veintimuchas canciones y no dispon¨ªamos del m¨¢s m¨ªnimo margen de error. Pero en el ambiente se notaba una emoci¨®n especial. Han pasado casi 40 a?os y he grabado en centenares de discos desde entonces, pero la gente me sigue recordando por aquel concierto.
El hombre que nos ha abierto las puertas de su casa en Galapagar y ha dispuesto cervezas, queso curado, jam¨®n (del bueno), olivas y colines en el centro de la mesa es, ah¨ª donde le ven, una instituci¨®n. O, como m¨ªnimo, un an¨®nimo ilustre. ?Qu¨¦ tienen en com¨²n, adem¨¢s del oficio y la notoriedad p¨²blica, artistas como Joaqu¨ªn Sabina, Luz Casal, Juan Perro, Antonio Flores, Alejandro Sanz, ?lex Ubago, Javier Ruibal o Pedro Guerra? Con todos ellos ha grabado o girado nuestro caballero de la melena plateada, uno de esos escuderos aplicados que se esfuerza, desde su discreto segundo plano, en que cada uno de sus jefes brille con m¨¢s fulgor. Jam¨¢s ejerci¨® de protagonista, pero s¨ª de cooperador m¨¢s que necesario.
Yo nunca he sido el guitarrista m¨¢s t¨¦cnico, r¨¢pido o virtuoso del planeta. Siempre me ha definido no ya la humildad, sino la falta de confianza, el temor a no valer. Y eso me ha ayudado a estar siempre con las pilas puestas e intentar que mi trabajo mejorase el del artista principal
¡°Yo nunca he sido el guitarrista m¨¢s t¨¦cnico, r¨¢pido o virtuoso del planeta¡±, reflexiona en voz alta. ¡°Siempre me ha definido no ya la humildad, sino la falta de confianza, el temor a no valer. Y eso me ha ayudado a estar siempre con las pilas puestas e intentar que mi trabajo mejorase el del artista principal¡±. Nadie acredita en el gremio tantas horas de vuelo como ¨¦l en toda Espa?a, pero sigue sin confiarse, ni siquiera con los encargos a priori m¨¢s sencillos. Cada vez que le llaman para que visite un estudio de grabaci¨®n, llega con la lecci¨®n aprendid¨ªsima. ¡°La reputaci¨®n, en este negocio, est¨¢ en juego cada d¨ªa. Si aspiras a ser Cristiano Ronaldo, no puedes resignarte a jugar un mal partido¡±, afirma.
Es gracioso que el f¨²tbol salga a colaci¨®n, aunque Parsons sea solo un aficionado muy circunstancial. Nacho S¨¢enz de Tejada, el a?orado m¨²sico y cr¨ªtico de EL PA?S, le dedic¨® en cierta ocasi¨®n una definici¨®n antol¨®gica: ¡°Es el Michael Laudrup de la guitarra en Espa?a¡±. Temple, elegancia, finura, esfuerzo solidario: el paralelismo estaba muy bien tra¨ªdo. Y eso que John fue cualquier cosa menos un artista precoz. No hab¨ªa un solo antecedente farandulero en su familia y jam¨¢s agarr¨® un instrumento hasta los 11 a?os, cuando encontr¨® una vieja y destartalada guitarra en el aula de m¨²sica de su colegio p¨²blico gal¨¦s. La tom¨® entre las manos y fue capaz de tocar a la primera, a golpe de intuici¨®n y o¨ªdo, el Satisfaction de los Rolling Stones. Sus padres acabar¨ªan matricul¨¢ndolo, algunos a?os despu¨¦s, en una escuela de Leeds especializada en m¨²sica moderna. ¡°Bueno, la llamaban light music, m¨²sica ligera, una definici¨®n que siempre encontr¨¦ bastante c¨®mica. ?Como si la m¨²sica cl¨¢sica fuera heavy metal!¡±.
?C¨®mo ha llegado hasta la sierra madrile?a aquel chavalillo de Pontllanfraith, un pueblo de apenas 9.000 habitantes en Gales del Sur? ?Qu¨¦ sucedi¨® para que un estudiante mediocre, que casi siempre suspend¨ªa los ex¨¢menes de Franc¨¦s, terminara convirti¨¦ndose en un referente decisivo en la historia del pop-rock espa?ol? Al destino, ya saben, le encanta tendernos trampas y urdir bruscos giros de guion a lo largo del camino.
En las aulas de Leeds, Parsons hizo buenas migas con un chileno roquero y bonach¨®n, Tato G¨®mez, que ejerc¨ªa como bajista y productor ocasional de un tal Miguel R¨ªos, un cantante granadino del que nuestro protagonista nunca hab¨ªa o¨ªdo hablar. Tato buscaba un guitarrista delicado y solvente para una balada en la que Miguel hab¨ªa depositado mucha confianza, Santa Luc¨ªa. John acabar¨ªa siendo el escogido.
En el Madrid de 1980
Cuando desembarc¨® en aquel Madrid de 1980 se qued¨® at¨®nito. ¡°Yo no sab¨ªa una sola palabra de Espa?a, m¨¢s all¨¢ de los cuatro t¨®picos sobre la playa, el sol, las islas y las vacaciones¡±, reconoce, ¡°y de pronto me encontr¨¦ con una ciudad en la que primaban la emoci¨®n, la buena vida y el buen rollo. No pod¨ªa creerme que fuera un pa¨ªs reci¨¦n salido de una dictadura¡±. Concienzudo como de costumbre, se dej¨® la piel para que aquella balada registrada en los estudios Eurosonic no fuera su ¨²nica grabaci¨®n en suelo espa?ol. Y vaya si lo ha conseguido. ¡°El destino tambi¨¦n me llev¨® durante un par de largas temporadas a Colonia, en Alemania¡±, precisa. ¡°A veces los amigos me preguntan si soy un cerebro privilegiado, por aquello de hablar con toda fluidez tres idiomas. Y qu¨¦ va: siempre he sido un superviviente, un currante que se ha esforzado en que la m¨²sica nunca dejara de ser su vida¡±.
Le divierte ahora juguetear entre las manos con un ejemplar de A long, long road, ese trabajo en la soledad m¨¢s completa (canta, compone, toca todos los instrumentos, graba y produce) con el que, ya sexagenario, le ha dado por debutar en nombre propio. ¡°Es divertido eso de sentirse, a estas alturas, un poco novato¡±, se r¨ªe. ¡°Me ha costado excesivo tiempo sacarlo, es una espinita que deber¨ªa haberme sacado mucho antes. Pero se interpusieron la familia, la hipoteca, esas cosas de la vida¡±. Lo curioso es que parece haberle cogido el gustillo a su hasta ahora asignatura pendiente. ¡°No creo que merezca la pena montar una banda para llevar A long, long road a los escenarios¡±, matiza, ¡°pero a cualquiera le agrada que le reconozcan y que guste lo que hace. Ahora que he debutado con 67 a?os, a lo mejor grabo un segundo disco a los 68. O, a¨²n mejor, a los 69, que me gusta m¨¢s¡¡±.
Galer¨ªa de ilustres
- Joaqu¨ªn Sabina. ¡°Le gust¨® mucho mi solo para Pobre Cristina, as¨ª que en la gira de aquel disco, Mentidas piadosas, de 1990, decidi¨® contar conmigo. Era m¨¢s nocturno que los b¨²hos y un personajazo integral, sorprendente en todo. Como le gustaba mucho un gato persa que yo ten¨ªa por entonces, se encaprich¨® y decidi¨® comprarse uno para ¨¦l. ?Sab¨¦is c¨®mo lo llam¨®? ?Judas! Solo a ¨¦l podr¨ªa ocurr¨ªrsele ese nombre para un animalillo¡¡±.
- Juan Perro (Santiago Auser¨®n). ¡°El gran caballero de la m¨²sica de este pa¨ªs. Un fil¨®sofo en cualquier circunstancia: ?hasta cuando nos ¨ªbamos de vinos! Aprend¨ª mucho a su lado, sobre todo a afinar a¨²n m¨¢s mi gusto por la m¨²sica. Y por encima de todo, es muy buena gente¡±.
¨C ?lex Ubago. ¡°Quienes no se molestan en prestarle atenci¨®n se sorprender¨ªan si descubriera lo buen cantautor que es. Sus canciones est¨¢n muy bien estructuradas, m¨¢s all¨¢ de que algunas letras buscaran llamar la atenci¨®n de las chicas j¨®venes. Y es un tipo muy maduro, respetuoso y divertido: todo un se?or¡±.
¨C Luz Casal. ¡°Acabamos integrando una muy buena banda alrededor de ella, de las mejores en las que he participado. Fueron conciertos de mucho disfrute profesional, sobre todo por la parte m¨¢s roquera del repertorio. Las incursiones de Luz en boleros y otros g¨¦neros me interesan poco, pero sus primeros discos, los m¨¢s roqueros, sigo encontr¨¢ndolos estupendos¡±.
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