El ¨²ltimo reducto de cable de cobre para conectarse a Internet de Madrid
Los vecinos de una colonia de la capital llevan cuatro a?os de reclamaciones al Ayuntamiento y a la compa?¨ªa telef¨®nica por la falta de fibra ¨®ptica, que les perjudica en plena era del teletrabajo
Rodeado por los bloques de viviendas del distrito de Chamart¨ªn hay un peque?o pueblo. Son unas 260 casas bajas de dos plantas con jard¨ªn, construidas en 1929 para albergar a guardias municipales, que crean un refugio de paz en el ritmo fren¨¦tico de los coches que circulan por Madrid. Pero esta tranquilidad que irradian las calles de la colonia hist¨®rica de Buenavista o Primo de Rivera se contrapone con la agitaci¨®n que se vive dentro de las viviendas. ¡°?Tienes fibra ¨®ptica...
Rodeado por los bloques de viviendas del distrito de Chamart¨ªn hay un peque?o pueblo. Son unas 260 casas bajas de dos plantas con jard¨ªn, construidas en 1929 para albergar a guardias municipales, que crean un refugio de paz en el ritmo fren¨¦tico de los coches que circulan por Madrid. Pero esta tranquilidad que irradian las calles de la colonia hist¨®rica de Buenavista o Primo de Rivera se contrapone con la agitaci¨®n que se vive dentro de las viviendas. ¡°?Tienes fibra ¨®ptica?¡±. As¨ª se saludan los vecinos al encontrarse en la calle. Cualquier actividad que conlleve usar un dispositivo electr¨®nico, como descargar un documento, pedir cita m¨¦dica o hacer una videoconferencia es una odisea para un centenar de familias, que no pueden conectarse a Internet sin tener problemas de conexi¨®n. ¡°Esto parece la aldea gala de Ast¨¦rix y Ob¨¦lix¡±, dice ir¨®nico el presidente de la asociaci¨®n vecinal, Jos¨¦ Luis Berzal (59 a?os, Madrid), al definir su d¨ªa a d¨ªa en el condominio.
Tras cuatro a?os de reclamaciones a Telef¨®nica y al Ayuntamiento de Madrid, aseguran que la situaci¨®n es insostenible. La colonia cuenta con cables de cobre de ADSL (l¨ªnea de abonado digital asim¨¦trica), pero los vecinos piden la instalaci¨®n de fibra ¨®ptica, porque es m¨¢s r¨¢pida y tiene mejor calidad de conexi¨®n en las casas que no lo tienen: las calles de Clavile?o, Gabriel y Gal¨¢n y Guerrero y Mendoza.
En 2020, estas v¨ªas eran las ¨²nicas marcadas como zonas blancas ¡ªque no disponen de cobertura de redes de banda ancha de nueva generaci¨®n, ni previsiones para su dotaci¨®n por alg¨²n operador en el plazo de tres a?os¡ª dentro de la capital, seg¨²n el mapa de banda ancha del Ministerio de Asuntos Econ¨®micos y Transformaci¨®n Digital. El caos tecnol¨®gico estall¨® ese mismo a?o con la llegada de la pandemia y la implantaci¨®n del teletrabajo y las clases online.
¡°Es imposible teletrabajar¡±
Javier G¨®mez, de 53 a?os, confiesa haberse saltado el confinamiento para ir a trabajar porque no ten¨ªa otra alternativa. ¡°Es imposible teletrabajar desde casa. Los ficheros pesan tanto que no los puedo enviar¡±, cuenta el abogado, que vive en esta colonia desde hace m¨¢s de una d¨¦cada con su familia. Son cuatro en casa. ¡°Cuantas m¨¢s personas est¨¦n conectadas al 4G o al ADSL, peor funciona¡±, explica G¨®mez sobre los fallos en la conexi¨®n, que derivan en im¨¢genes pixeladas y silencios inc¨®modos durante sus reuniones.
¡°No se puede ni abrir el navegador. Y olv¨ªdate de ver la televisi¨®n¡±, lamenta Carla Tabuada, de 52 a?os, que decidi¨® instalar repetidores externos para solventar el problema. ¡°Son 40 euros al mes, como si fuera una l¨ªnea m¨¢s¡±, cuenta la vecina. Como ella, varios residentes han optado por esta medida. Pero, todos coinciden en que es insuficiente.
Vuelta a la vieja usanza. Las familias hacen turnos para realizar sus tareas digitales. ¡°?Qui¨¦n tiene el wifi? Qu¨ªtalo que me toca a m¨ª¡±, es una frase habitual entre las paredes de la casa de Almudena, de 58 a?os, madre de dos ni?as. ¡°Mi hija se tiene que conectar del ordenador al m¨®vil y se fulmina los megas en dos d¨ªas¡±, se queja. Para los m¨¢s peque?os, seguir las clases con el ordenador durante el confinamiento fue tambi¨¦n una haza?a. ¡°Ya no sabemos con qui¨¦n hablar. Seguimos sin tener fibra y nadie viene a vernos¡±, concluye desesperada la vecina.
Los encargados de la instalaci¨®n echan balones fuera. Al tratarse de una colonia hist¨®rica protegida, la compa?¨ªa deb¨ªa solicitar permiso al Ayuntamiento. La primera petici¨®n fue en 2018. ¡°Nos indican desde el Ayuntamiento que no puede haber tendidos a¨¦reos ni en espacio p¨²blico, ni en fachadas de las viviendas indicadas¡±, se lee en una carta de Telef¨®nica a los t¨¦cnicos que hab¨ªan iniciado el proyecto a petici¨®n de los vecinos.
Sin embargo, desde la Junta Municipal del distrito de Chamart¨ªn indican que ¡°las ¨¢reas de Desarrollo Urbano y de Obras y Equipamientos informaron que no les constaba la existencia de solicitudes de licencia o de los permisos pendientes por parte de ning¨²n operador¡±.
Dos a?os despu¨¦s, en septiembre del a?o pasado, la iniciativa de dotar a las calles de la colonia sin fibra ¨®ptica fue aprobada por unanimidad en el pleno. Han pasado nueve meses y los vecinos no saben nada. ¡°Si bien la obligaci¨®n del despliegue de fibra es de las compa?¨ªas de servicios, el Ayuntamiento, ya que tiene previstas obras [de remodelaci¨®n] en esta zona, est¨¢ coordin¨¢ndose con las operadoras para agilizar el despliegue de fibra¡±, avanza un portavoz del ¨¢rea de Obras y Equipamientos del Consistorio. A lo que la compa?¨ªa de telecomunicaciones apostilla lo siguiente: ¡°Siempre que los vecinos accedieran a realizar sus servidumbres¡±.
Las conversaciones entre los residentes se llenan de rumores y confusi¨®n. Hay quien cuenta incluso que algunos vecinos se oponen a que los cables pasen por las fachadas de sus casas. Por eso, los vecinos reclaman el soterramiento de la instalaci¨®n y eso ser¨ªa m¨¢s caro. ¡°Hay una pareja que no quiere porque queda feo. ?Yo no entiendo a esa gente!¡±, sentencia Bel¨¦n Sierra, de 56 a?os, que naci¨® en la misma casa en la que reside ahora.
El enredo administrativo indigna a los vecinos, que en una carta dirigida a la concejala del distrito manifiestan su descontento: ¡°En pleno siglo XXI nuestra colonia no puede ser una isla en cuanto al acceso a servicios digitales¡±. Como Elisa Rodr¨ªguez, de 43 a?os, que lleva cinco a?os viviendo en uno de los pocos bloques de cuatro plantas que hay en el barrio con su marido y sus dos hijos, de ocho y 10 a?os: ¡°Todos tiramos del 4G en el mismo edificio y se satura¡±.
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