La cumbre de la OTAN y el truco de la tienda de Apple
Los alrededores de Ifema y la zona del Paseo de la Castellana hasta la estaci¨®n de Atocha est¨¢n blindados al tr¨¢fico. As¨ª se ha vivido la primera jornada este martes por las calles del centro de Madrid
Paca La Pira?a entra en la deliciosa pasteler¨ªa Am¨¦rica de la calle de Atocha:
¨DBuenos d¨ªas.
Ataviada con una bata de leopardo, unos pantalones negros y un cabestrillo verde tras una mala ca¨ªda de hace unos d¨ªas, insiste: ¡°?Soy Paca La Pira?a!¡±. ?Habr¨¢ descuentos para famosos durante la cumbre de la OTAN? Nada. Ni rastro. La dependienta se gira inmediatamente al escuchar semejante nombre art¨ªstico. Hay clientes habituales y clientes espont¨¢neos. Y luego est¨¢ Paca. La cara de la repostera es un poema. Muy cort¨¦s, responde: ¡°?Ah!¡±. En ese ¡°ah¡± vive la misma incredulidad que cuando la vicepresidenta Nadia Calvi?o se enter¨® de qui¨¦n era La Pira?a hace poco m¨¢s de un a?o. Paca es historia de Espa?a. La exvedette y actriz forma parte de las actas del Congreso de los Diputados. Del Estado en may¨²sculas, vaya. El 20 de marzo de 2021, Pablo Iglesias se dirigi¨® as¨ª a la bancada conservadora: ¡°?Sabe la diferencia entre Paca La Pira?a y Santiago Abascal? Que Paca La Pira?a hizo la mili, se?or¨ªa¡±. Nadia Calvi?o, en primera fila y al lado del entonces l¨ªder de Podemos, se gir¨® hacia la oreja izquierda de Iglesias. Incr¨¦dula ¨Dy a¨²n con el micr¨®fono abierto¨D, espet¨®: ¡°?Paca qu¨¦?¡±. Pues bien. 15 meses despu¨¦s, Paca La Pira?a no se anda con historias: ¡°Estoy aqu¨ª en el Teatro Calder¨®n hasta finales de junio. Cuando veas un cartel, la gorda soy yo¡±.
¨D?Qu¨¦ tal la cumbre de la OTAN, Paca?
¨DA mi ritmo. Me ha costado m¨¢s dinero el taxi porque me ha dado m¨¢s vueltas.
Como a todos. La capital vive un zigzagueo constante. En resumen: Madrid es Espa?a, otra vez. Hay tanta libertad estos d¨ªas, que hasta Isabel D¨ªaz Ayuso se ha ido a buscarla a Miami. La capital lleva 24 horas en una gozadera. Y faltan otras 24. Hay cortes por las calles, cada dos por tres, de imprevisto. Y tambi¨¦n cada tres por cuatro. El tr¨¢fico ha disminuido un 30 % respecto al mismo d¨ªa de la semana pasada y, a la vez, se ha registrado el mayor ¨ªndice de ocupaci¨®n de la historia en los autobuses de la Empresa Municipal de Transportes. Vamos, que hecho m¨¢s la cumbre por la movilidad capitalina este mi¨¦rcoles, que Jos¨¦ Luis Mart¨ªnez-Almeida en tres a?os
Hay muchos ¨Dmuch¨ªsimos¨D furgones policiales por la zona centro. Vallas azules, amarillas, blancas. Hay tanques azules en los alrededores de la estaci¨®n de Atocha. Hay polic¨ªas cortando el tr¨¢fico, y dirigi¨¦ndolo. En la Puerta del Alcal¨¢, en la Puerta del Sol, en el Congreso. Si hay un hotel, hay un agente con una metralleta negra dando la bienvenida. A los americanos hay que recibirlos como Dios manda. Por haber, hay hasta un coche de un particular estacionado en un paso de peatones del Paseo del Prado. Qu¨¦ m¨¢s da ya.
Hay motos recogidas por un cami¨®n de la gr¨²a municipal. No. No se puede estacionar en los alrededores de los hoteles de cuatro y cinco estrellas. ¡°Se dice zona de influencia¡±, explica un agente de movilidad presente durante la recogida. La OTAN ha influido de narices en los madrile?os. La OTAN, en definitiva, no se anda con historias. Si en 48 horas no se recoge la moto, se multa. Una cosa es la cumbre y otra muy distinta los impuestos que se pueden recaudar con ella. Tacataca tacataca. Hay un helic¨®ptero sobrevolando El Retiro. Cuando pasa una comitiva, la gente se para en seco. No se pesta?ea. Algunos sacan el m¨®vil. Graban. Fotograf¨ªan. De izquierda a derecha. Y de derecha a izquierda. Sorpresa. Incredulidad. Tambi¨¦n, claro, se especula con qui¨¦n ir¨¢ dentro. ¡°?Qui¨¦n ser¨¢?¡±, dice una se?ora. ¡°Quien sea¡±, responde otra. Alianzas atl¨¢nticas matutinas.
Algunos repartidores de Amazon ¨Dy varios transportistas¨D circulan por las calles en pareja con el carrito de ruedas lleno de cajas de cart¨®n. ¡°Molesta un poco, s¨ª¡±, cuenta uno de ellos por el barrio de Las Letras. ¡°Nosotros ahora dejamos la mercanc¨ªa en la puerta y nos vamos. No podemos aparcar¡±. Mientras tanto, en las administraciones de loter¨ªa los vecinos siguen jugando al Euromill¨®n. ¡°Se ve menos gente por la calle, pero quiz¨¢ tambi¨¦n sea por junio y julio¡±, cuenta Juan Manuel Camean, un panadero de la zona centro. El claxon, eso s¨ª, suena menos que la semana pasada. Hay turistas con el famoso traqueteo de maletas de ruedas. Desayunos con tostadas de pan y tomate. Paellas a las 15.00 y a las 20.00. Cervezas constantes. Muchos incr¨¦dulos ante tanta seguridad por las esquinas. Graciela Similio, argentina y de 66 a?os, vino con unos amigos hace un par de d¨ªas. ¡°Sab¨ªamos que era la cumbre. Estuvimos haciendo el Camino de Santiago y ahora nos hemos parado en Madrid. No podemos ir al Museo del Prado y tampoco al Palacio Real, pero ayer hicimos un free tour¡±. Se ir¨¢n el domingo.
En los alrededores de Las Meninas campan a sus anchas cinco agentes con gafas de sol y un pin de la Casa Real en la solapa. Hay furgones azules con un letrero gigante: ¡°Subsuelo¡±. Hay periodistas de televisi¨®n haciendo directos por cualquier lado. Un portavoz del Museo del Prado explica por tel¨¦fono que la cena de gala de esta noche del chef Jos¨¦ Andr¨¦s ser¨¢ por los pasillos donde no hay cuadros.
¨D?Qu¨¦ platos habr¨¢?
¨DEs secreto.
¨DJoe Biden ver¨¢ alg¨²n Vel¨¢zquez...
¨DAlgunos conservadores del museo estar¨¢n deambulando de una manera natural por si los mandatarios tienen dudas.
Habr¨¢, explica, hasta un concierto de la orquesta sinf¨®nica de Kiev. ¡°Esto es un acto de diplomacia cultural¡±. Hay un cami¨®n de Televisi¨®n Espa?ola que retransmitir¨¢ en directo una se?al institucional. A diez minutos, en la Puerta del Sol, de momento, no hay cortes. Un gu¨ªa tur¨ªstico con un paraguas rojo explica a una decena de mexicanos y argentinos que Carlos III lleg¨® a Madrid en 1759. Que mand¨® construir esta gigantesca plaza para conectar la capital con seis puntos de Espa?a. ¡°Esto no es el centro de la ciudad ni el centro del pa¨ªs¡±, cuenta. ¡°Dicen que si hacen la fotograf¨ªa solos es que quieren volver solos¡±. A saber.
Este martes, a eso de las cinco de la tarde, s¨ª se cort¨® el acceso. Hubo muchas quejas de madrile?os, turistas y vecinos. Los polic¨ªas ped¨ªan el DNI para cruzar al otro lado. ¡°Solo residentes¡±, insist¨ªan. Un chaval contest¨®: ¡°Voy a la tienda de Apple¡±. Un trucazo: ¡°Pasa¡±. La cumbre no puede con los mordiscos de manzana.
La Castellana, de nuevo, ha estado cortada unas horas por la ma?ana. Lo mismo suceder¨¢ esta tarde. La Cibeles, por cierto, convive ahora con cinco banderas de Espa?a y cinco de la OTAN. Hay, tambi¨¦n, cuatro furgonetas negras aparcadas en el Hotel Palace. Un conductor, de pelo canoso, se mueve de izquierda a derecha, muy sigiloso.
¨D?Qu¨¦ tal va la ma?ana?
¨DLlevo tres horas aqu¨ª sin hacer nada.
¨D?Nadie le llama?
¨DEstamos contratados por la embajada de Estados Unidos, para cuando digan.
Ayer un compa?ero solo hizo un viaje.
Suscr¨ªbete aqu¨ª a nuestra newsletter diaria sobre Madrid.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.