El ladr¨®n de los dos millones de euros en iPads identificado por un tatuaje en el brazo: ¡°No parar¨¦ hasta tener un chalet en Miami¡±
Alejandro P., con 27 antecedentes por robos y huidas de la polic¨ªa, acumula uno m¨¢s por montar una tienda clandestina en su casa en Madrid con dispositivos electr¨®nicos robados en Zaragoza
Alejandro P. tiene tantos antecedentes policiales como a?os: 27. En su historial delictivo, se adivina su evoluci¨®n vital. De los alunizajes, a los robos con butr¨®n. Tambi¨¦n se intercalan varios delitos contra la seguridad vial. ¡°B¨¢sicamente por accidentes mientras hu¨ªa de la polic¨ªa¡±, comenta el subinspector Esteban, uno de los agentes que ha participado en la ¨²ltima detenci¨®n del eterno ladr¨®n. ¡°No parar¨¦ hasta tener un chalet en Miami¡±, solt¨® a los investigadores. Alejandro era el cabecilla de una red familiar que hab¨ªa montado en una casa en el barrio madrile?o de Orcasitas una tienda clandestina de Apple con los dispositivos robados en una nave de Zaragoza.
Las filas continuas y sin ning¨²n disimulo a las puertas de aquella casa en el sur de Madrid llamaron la atenci¨®n de alg¨²n pajarito que alert¨® a la polic¨ªa de que ah¨ª suced¨ªa algo extra?o. Los agentes se apostaron con disimulo en los alrededores y vieron el trasiego de gente que permanec¨ªa unos minutos en el interior y se iba con bolsas llenas. En uno de esos trayectos identificaron y detuvieron a dos individuos a los que se les confisc¨® varios iPads para los que no ten¨ªan ning¨²n ticket ni justificante de pago. El n¨²mero de serie indic¨® que proven¨ªan de un lote de dispositivos electr¨®nicos que hab¨ªa sido sustra¨ªdo solo unas semanas antes de una nave de la provincia de Zaragoza. El valor de los objetos robados superaba los dos millones de euros.
Tras la detenci¨®n de estos dos hombres, el resto de los implicados se puso en alerta y vaci¨® r¨¢pidamente esa casa que hab¨ªa sido por unos d¨ªas una tienda temporal de Apple. Cuando los polic¨ªas consiguieron la orden de entrada y registro de la vivienda, uno de los ocupantes les solt¨®: ¡°Os esper¨¢bamos anoche, ahora ya no vais a encontrar nada¡±. Estaban equivocados. Con la rapidez del traslado del bot¨ªn a otro lugar seguro, se hab¨ªan dejado unos Air Pods en una bolsa de pan de molde, en medio de las rebanadas. Pero eso solo era la punta del iceberg. Los agentes ya hab¨ªan identificado otras casas de los implicados. En otro de estos pisos encontraron el premio gordo, bajo el suelo.
Los agentes acudieron a esa segunda vivienda, en la que, a simple vista, no encontraron nada. Pero el ojo avispado de uno de los agentes se fij¨® en una trampilla en una de las zonas comunes del edificio. Al abrirla, mucho polvo y oscuridad, y un enorme espacio di¨¢fano. Bajaron las escaleras met¨¢licas con la linterna del m¨®vil y all¨ª, al fondo de la estancia, en una esquina, un mont¨®n de bolsas de colores con lo que los investigadores iban buscando: todo lo que se hab¨ªan llevado de Zaragoza.
A mediados de enero, los ladrones se hab¨ªan pasado dos d¨ªas enteros sacando todos los iPads, ordenadores y auriculares con paciencia de aquella nave en Arag¨®n. ¡°Hab¨ªan entrado por dos agujeros y se hab¨ªan dedicado el fin de semana a ir cargando todo¡±, detalla el subinspector Esteban. En febrero, hab¨ªa llegado el momento de ponerlo a la venta en el barrio gracias al boca a oreja. ¡°Ellos quer¨ªan venderlo todo r¨¢pido y en grandes cantidades, no les interesaba ir poniendo art¨ªculos en Wallapop¡±, agrega el agente.
El descuido
Las investigaciones avanzaron y los agentes pudieron unir este robo en Zaragoza a otro muy parecido en la provincia de ?vila. Si en la nave aragonesa los criminales hab¨ªan desconectado el equipo de seguridad, no pas¨® lo mismo en la otra ocasi¨®n y las c¨¢maras de videovigilancia registraron la imagen de uno de los ladrones. Aunque iba completamente vestido de negro y con pasamonta?as, en un descuido se levant¨® una de las mangas de un delincuente y asom¨® un tatuaje de una corona en el brazo. El mismo que lleva Alejandro P.
Los polic¨ªas bautizaron a la operaci¨®n Term¨®pilas, porque varios grupos de investigaci¨®n tuvieron que unir fuerzas en un tiempo r¨¦cord, como hicieron los espartanos y los atenienses para acabar con el enemigo persa en la batalla del mismo nombre. Si la historia se aplica a Orcasitas, Jerjes ser¨ªa el Alejandro y el objetivo era localizar sus almacenes y recuperar los objetos cuanto antes. ¡°Especialmente en una zona en la que este grupo tiene las calles controladas y siempre se percatan si ven a alg¨²n desconocido¡±, reconoce uno de los agentes.
El robo es su forma de vida, como muestra la duda que le asalt¨® a Alejandro cuando estaba frente a la polic¨ªa: ¡°Cuando le detuvimos, nos pregunt¨®: ¡®?Pero cu¨¢l de todos me vais a meter?¡¯. Como si ya hubiera perdido la cuenta¡±, reflexiona el subinspector. De hecho, las pesquisas siguen abiertas en busca de m¨¢s golpes como estos dos. Los objetos robados en ?vila, unos 250 ordenadores de la marca Asos, ya hab¨ªan sido vendidos cuando la polic¨ªa descubri¨® estos dos escondites. ¡°Cuando llegamos a su casa, nos pregunt¨® si eramos de la Guardia Civil. Ellos est¨¢n acostumbrados a jugar al despiste y a actuar en diferentes territorios para tratar de que no nos coordinemos¡±, a?ade el polic¨ªa.
Junto a Alejandro han sido detenidos otros dos miembros de la organizaci¨®n, aquellos cuya participaci¨®n en los robos se ha podido acreditar. El ¨²ltimo de los golpes del hombre que aspira a un chalet en Miami.
Suscr¨ªbete aqu¨ª a nuestra newsletter diaria sobre Madrid.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.