Unas horas con su novia: el cabo suelto del crimen del carnicero tatuador de Valdemoro
Celia B. M. est¨¢ acusada de encubrir uno de los cr¨ªmenes m¨¢s s¨¢dicos que ha investigado la Guardia Civil en los ¨²ltimos a?os en Madrid, el de una joven descuartizada y calcinada en 2019
Celia B. M. se sienta de espaldas, pero sabe que ¨¦l est¨¢ a unos metros. La ¨²ltima vez que lo vio fue el 16 de octubre de 2019 desde los cristales tintados del coche de la Guardia Civil. ?l volv¨ªa a su casa con un carrito de la compra empapado en sangre, sangre en su camiseta, en sus pantalones. Y sus manos peque?as en alto ¡ª¡°Ven¨ªs a detenerme, ?verdad? Por lo que os ha contado mi novia¡±, les dijo a los agentes¡ª, con sus palmas impolutas. Ahora est¨¢ en una sala de la Audiencia Provincial de Madrid acusado de asesinato, escuchando impasible los m¨¢s s¨¢dicos relatos de lo que sufri¨® la v¨ªctima, una joven de 18 a?os que fue descuartizada y cuyos restos fueron carbonizados en una barbacoa. Y en el mismo banquillo, Celia, cuya historia supone un cabo suelto para la acusaci¨®n, aunque la Fiscal¨ªa retirara los cargos en su contra. ?Ayud¨® a su pareja a encubrir uno de los cr¨ªmenes que m¨¢s ha escandalizado a los agentes en los ¨²ltimos a?os? El tribunal decidir¨¢ su destino la pr¨®xima semana. La acusaci¨®n pide para Leonardo la prisi¨®n permanente revisable.
Leonardo hab¨ªa conocido a Emilce por su fama de tatuador en el municipio. La chica, que sali¨® de casa ese 15 de octubre cerca de la media noche, le dijo a su novio, Jason, que se iba a ver con una amiga para que le diera una pastilla, las autoridades sospechan que era Rivotril, porque encontraron estos ansiol¨ªticos en la casa de ¨¦l. Poco antes del asesinato, el acusado hab¨ªa tatuado una daga a su v¨ªctima en el antebrazo. Se calcula que Emilce fue asesinada entre la una y las cuatro de la madrugada del 16. Pero el agresor no solo la estrangul¨® y trat¨® de deshacerse del cad¨¢ver. ¡°Estaba obsesionado con la violencia¡±, cont¨® en el juicio uno de los agentes. Y llev¨® a cabo una profanaci¨®n del cuerpo tan salvaje que a muchos en la sala, especialmente a los familiares, les cost¨® escuchar. El acusado lleg¨® a cortar la piel de algunos de los tatuajes de la chica para guardarlos como ¡°trofeo¡±, seg¨²n relat¨® un guardia civil. Tambi¨¦n, hizo una barbacoa con algunos de sus restos esa madrugada.
Al terminar una de las audiencias, Celia se sienta en una cafeter¨ªa con este diario y cuenta su historia. Su declaraci¨®n ante la Guardia Civil result¨® clave en la investigaci¨®n, seg¨²n han reconocido las autoridades, pero su cercan¨ªa con el acusado despu¨¦s de los hechos ¡ªlo acompa?¨® a comprar productos de limpieza y entr¨® a la escena del crimen¡ª la han puesto tambi¨¦n en la diana. Y aunque el caso se ha centrado en Leonardo y es altamente probable que lo espere una larga temporada tras las rejas, la acusaci¨®n particular pide para ella tres a?os de prisi¨®n. El abogado de la v¨ªctima, que ha preferido reservar m¨¢s detalles para las audiencias de la ¨²ltima semana, centra su causa en los restos de ADN de Celia en unos guantes de nitrilo, una colilla, y en que en su declaraci¨®n admiti¨® que recogi¨® unos botes del ba?o. Tambi¨¦n, en las im¨¢genes donde se los ve comprando productos de limpieza. Por su parte, Celia insiste: ¡°Todo lo hice obligada. Me dijo que si no lo ayudaba, me iba a matar¡±.
Ten¨ªa entonces 26 a?os y conoc¨ªa a Leonardo V. desde el instituto. Los dos viv¨ªan en Valdemoro, al sur de Madrid. Sabe que ¨¦l es de Colombia, que lleg¨® a Espa?a cuando era un ni?o y que no ten¨ªa apenas familia en Madrid. Comenzaron una relaci¨®n cinco meses antes de que citara a la joven y la matara en su domicilio, donde viv¨ªan los dos, seg¨²n las pruebas aportadas en el juicio. ¡°Hablaba muy bien, me proteg¨ªa mucho. Como yo hab¨ªa tenido otra relaci¨®n de malos tratos anterior, siempre me dec¨ªa que ten¨ªa que ser fuerte¡±, recuerda Celia. Ella sab¨ªa que adem¨¢s de ganarse la vida haciendo tatuajes, ¡°ten¨ªa sus trapicheos¡±, vend¨ªa droga. Hab¨ªa ocupado un chalet en la calle Francia de ese mismo municipio y ah¨ª se mud¨® con ¨¦l poco despu¨¦s de empezar.
Unas horas antes de esta conversaci¨®n, en la sala de audiencias, se han proyectado las im¨¢genes por las que est¨¢ sentada en esa silla. Los abogados de la v¨ªctima piden que se revise cada fotograma, creen que fue en ese momento cuando comenz¨® el delito de encubrimiento. Se ve a Celia con Leonardo la tarde de despu¨¦s del crimen en dos establecimientos, comprando diferentes utensilios de limpieza, lej¨ªa, el palo de una fregona, guantes de nitrilo, barritas de cereales, un refresco; despu¨¦s, un carro de la compra; Celia y Leonardo volviendo a la casa de ¨¦l. Celia entrando al chalet de los horrores. Celia yendo a la Guardia Civil.
¡ª ?Usted cree que todo eso lo pudo hacer una sola persona?
Fue la pregunta del jurado a una perito forense que declar¨® esta semana. Ella respondi¨® que eso no se pod¨ªa saber.
En unas conversaciones entre Celia y un amigo d¨ªas antes del crimen, que forman parte del expediente a las que ha tenido acceso este diario, le advert¨ªa de que su vida estaba en riesgo. El primer mensaje que ¨¦l les muestra a las autoridades es del 8 de octubre de 2019 a las 1.21 horas: ¡°Esta noche, bueno, ya era de madrugada, me despert¨¦ con este al lado mientras me tomaba el pulso y con el machete en la mano, no hace falta que me digas nada. Lo s¨¦, pero hoy precisamente estoy muy agobiada¡±. ¡°Ese d¨ªa algo me hizo clic, de verdad pensaba que me pod¨ªa matar¡±, recuerda. A partir de ese momento, supo que se ten¨ªa que acabar.
Despu¨¦s de aquello, Celia se fue a casa de un exnovio y trat¨® de cortar su relaci¨®n, seg¨²n cuenta ella, y verifica con un audio que le envi¨® el 16 de octubre a su amigo, adem¨¢s de la declaraci¨®n de la expareja ante la Guardia Civil. A esas alturas ya se hab¨ªa puesto en contacto con una exnovia de Leonardo, que lo denunci¨® por violencia de g¨¦nero y tiene una orden de alejamiento. Ella tambi¨¦n ha declarado que Celia le pidi¨® ayuda para conseguir alejarse de ¨¦l. Y le env¨ªa un audio de cuatro minutos a su amigo antes de ver a Leonardo esa tarde en el que explica su desesperaci¨®n: ¡°Mi situaci¨®n est¨¢ bastante jodida porque aparte de que yo ya estaba amenazada de muerte, han pasado otras circunstancias que me han dado m¨¢s miedo [¡]. El d¨ªa 22 tengo cita con el ¨¢rea de la mujer y, bueno, es que habl¨¦ con el 016 y he ido incluso a la Guardia Civil para informarme y no me han dado informaci¨®n de nada [¡]. Si denuncio y lo meten al calabozo, ¨¦l va a salir libre porque tiene su abogado. Y lo van a sacar en nada porque no hay pruebas en su contra, entonces, ?sabes lo que va a pasar? Que va a venir a por m¨ª¡±.
¡°Yo pod¨ªa haber sido la siguiente¡±
Poco despu¨¦s de enviar ese audio, su ex, con el que se estaba quedando, la lleva esa tarde al m¨¦dico, ten¨ªa cita en el ambulatorio. En ese punto del 16 de octubre, Emilce llevaba m¨¢s de 15 horas muerta y sus restos segu¨ªan en la casa de Leonardo. Celia ten¨ªa llamadas perdidas de Leonardo y mensajes de que la echaba de menos y que ten¨ªan que verse. ¡°Yo lo que quer¨ªa era que estuviera tranquilo, ten¨ªa mucho miedo de que me pasara algo y lo vi¡±, cuenta. Es a partir de ese momento cuando Celia dice que ¡°empez¨® todo¡±.
Leonardo le cuenta en persona que hab¨ªa matado a una chica que ¡°hab¨ªa conocido en un parque¡±. Ella asegura que no sab¨ªa qui¨¦n era. ¡°Si no me ayudas, la siguiente vas a ser t¨²¡±, recuerda que le espet¨®. La acusaci¨®n particular trata de desmontar estos d¨ªas la versi¨®n de que actuaba sometida. Celia cuenta que lo vio con la mirada perdida, que no se cre¨ªa que de verdad hubiera matado a alguien, que pensaba que todo se trataba de que ella estaba intentando romper con ¨¦l y era una manera de meterle m¨¢s miedo, de decirle en clave lo que estaba dispuesto a hacer con ella. Este punto lo cuestiona la acusaci¨®n particular ¡ªla Fiscal¨ªa retir¨® la acusaci¨®n en su contra¡ª.
¡°Me preguntan que por qu¨¦ no hui en ese momento, pero, ?ad¨®nde iba a ir? Pensaba que era mentira, no vi ning¨²n indicio. Parec¨ªa una pel¨ªcula que se estaba montando para tenerme m¨¢s sometida todav¨ªa¡±, responde fuera de la audiencia. Su abogada, Olga Bermejo, apunta: ¡°Si hubiera huido, si no hubiera denunciado a tiempo y contado todo a la Guardia Civil, no hubieran descubierto nada. La denuncia por la desaparici¨®n de la chica se puso el 17 de octubre por la ma?ana y ¨¦l ya estaba descuartizando el cuerpo. La declaraci¨®n de Celia fue clave para este caso¡±.
Cuando terminaron de hacer algunas compras, entraron los dos en esa casa. Celia recuerda que ol¨ªa mucho a carne quemada y a sangre. Leonardo le dijo que ten¨ªa que limpiar el ba?o de arriba. Y se?ala que en un primer momento no vio nada m¨¢s. Reconoce que recogi¨® ¡°obligada¡± algunas cosas del ba?o, ¡°aunque ol¨ªa ya mucho a lej¨ªa¡± ¡ªcuando en su declaraci¨®n apunt¨® este detalle, le pusieron los grilletes y estuvo 11 d¨ªas en prisi¨®n preventiva¡ª. ¡°En un momento en que escuch¨¦ que ¨¦l estaba en el s¨®tano, baj¨¦ al sal¨®n y vi unos cubos de basura y dentro, entre restos calcinados, vi un cr¨¢neo¡±, cuenta. Le hizo una foto, llam¨® a su amigo, sali¨® de la casa sin hacer ruido y corri¨® a la Guardia Civil.
¡°Nadie me crey¨® en un primer momento, dec¨ªan que la foto no era real. Estaba muy nerviosa¡±, recuerda. Poco despu¨¦s, montaron el operativo y ella acompa?¨® a los agentes a la puerta de esa casa en la calle Francia. Observ¨® todo desde el coche. A Leonardo le hab¨ªa dado tiempo a ir a tirar el torso de la v¨ªctima con el carro de la compra a un descampado cercano.
Estos d¨ªas ha escuchado de espaldas c¨®mo el que fuera su pareja pudo haber estrangulado a la joven, apu?alado, separado grasa, m¨²sculo y piel, pedazos de los tatuajes que le hizo a la v¨ªctima. Despeg¨® su rostro del cr¨¢neo. Los gritos del padre al o¨ªrlo, tan destrozado que se sali¨® de la audiencia la primera semana y desde entonces no ha regresado ning¨²n familiar. Ha o¨ªdo de los agentes que han declarado que en la casa hab¨ªa un dibujo de una mujer con los mismos tatuajes y sus senos recortados y que cre¨ªan que quiso encarnar la misma l¨¢mina con el cuerpo. Mientras a la mitad de la sala se le revolv¨ªa el est¨®mago, ella pensaba: ¡°Yo pod¨ªa haber sido la siguiente¡±.
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