Cuando unos padres se enteran de que su hijo ha matado a otro chico: ¡°Dormimos mucho, es lo m¨¢s cerca de estar muerto¡±
Los progenitores de David B¨¢rcena, que acaba de ser declarado culpable del asesinato de otro adolescente y de pertenecer a una banda, cuentan la realidad de una familia golpeada de lleno por la violencia juvenil
El 25 de noviembre de 2021, a las seis de la ma?ana, la polic¨ªa los levant¨® de la cama antes de que sonara el despertador. Dejaron pasar a media docena de agentes que se dirigieron directos a la habitaci¨®n de David. Yoyo, un spitz negro, de tanto ladrar se qued¨® ronco, y la alarma antirrobo se activ¨® al instante para a?adir m¨¢s tensi¨®n al momento. Miguel ?ngel, profesor de 58 a?os, pregunt¨® qu¨¦ suced¨ªa sin obtener respuesta. Eva, peluquera de 54 a?os, opt¨® por encenderse un cigarro mientras la vigilaban de cerca. Esperaron durante dos horas en el sal¨®n. Tras finalizar las labores de registro, se les notific¨® que su hijo quedaba detenido por un homicidio cometido cuatro meses antes. En el cabecero de la cama se hab¨ªa encontrado un machete. Pudieron despedirse con un ¨²ltimo abrazo. El padre le advirti¨®: ¡°Colabora¡±.
Desde ese d¨ªa de noviembre de 2021, el calendario no distingue entre d¨ªas laborales y festivos en la vida de Miguel ?ngel y Eva: siempre se acuestan pronto. ¡°Hay veces que a las nueve ya estamos durmiendo. Para m¨ª dormir es lo m¨¢s cerca de estar muerto¡±, cuenta el padre. Hace seis d¨ªas que ambos escucharon a la portavoz del jurado popular comunicar que consideraban probado que su hijo David B¨¢cena, que ahora tiene 20 a?os, pertenec¨ªa a una banda juvenil, los Dominican Don¡¯t Play, y que este era el motivo por el que hab¨ªa asesinado, en compa?¨ªa de tres menores, a Isaac L¨®pez Triano, un chico de 18 apu?alado cuatro veces en la espalda poco despu¨¦s de salir de su casa, en un t¨²nel de la calle Comercio de Madrid, en julio de 2021.
Tratan de asimilar que David pagar¨¢ muy caro las consecuencias de sus actos. ?l es el ¨²nico mayor de edad de los cuatro detenidos por el asesinato. Este hecho ha determinado el dispar destino de los implicados. Los otros tres acusados fueron condenados a entre tres y seis a?os de internamiento en un centro de menores y David afronta la mayor pena del C¨®digo Penal espa?ol. El juez tendr¨¢ que dictar sentencia.
¡°Cada d¨ªa, cuando me levanto, pienso: ¡®?Pero esto ha sucedido?¡±, dicen los padres del acusado. Ambos le dan vueltas a las mismas preguntas: ?C¨®mo ha sido posible? ?C¨®mo no me di cuenta? ?C¨®mo no lo vi venir? Deambulan sin rumbo por la casa, hurgan en las fotos familiares, se amparan en los recuerdos con David para creer que hay futuro. Buscan respuestas imposibles de encontrar. Hacen su propia reconstrucci¨®n de los hechos y se dan cuenta de que no estaban completamente ciegos. En meses previos a la detenci¨®n hab¨ªan percibido cambios alarmantes en el comportamiento de su hijo. ¡°Empez¨® a fumar de forma compulsiva, lleg¨® alg¨²n d¨ªa bebido¡ Pero en ese momento piensas que son cosas que todos hemos hecho en la juventud. Yo llegu¨¦ a decirle: ¡®Te miro a los ojos y no eres mi David¡±, cuenta ahora Eva. Miguel busc¨® un centro de ayuda psicol¨®gica para que acudiera a terapia, aunque solo lleg¨® a ir una vez en septiembre, dos meses antes de ingresar en prisi¨®n. Tambi¨¦n les lleg¨® una multa porque la polic¨ªa pill¨® a su hijo con hach¨ªs.
A su padre le preocupaban ciertas compa?¨ªas con las que comenzaba a relacionarse. Cuando se dieron cuenta de que David hab¨ªa cambiado de amistades, Miguel ?ngel comenz¨® una especie de ronda de contactos con otros progenitores a los que localizaba en los campos del f¨²tbol del barrio para contarles sus inquietudes. No se equivocaba, todos le transmitieron su misma preocupaci¨®n. Los padres asumen su responsabilidad en esta tragedia, dicen sentirse ¡°fracasados¡±, pero sacan al mismo tiempo una conclusi¨®n clara: nadie est¨¢ exento hoy en d¨ªa de que suceda algo as¨ª con su hijo.
Ese verano fat¨ªdico, Miguel ?ngel descubri¨® tambi¨¦n los ¡°malditos¡± v¨ªdeos musicales grabados por el adolescente en los que se ven armas blancas y se usa un lenguaje violento. David siempre le rest¨® importancia y les dijo que era solo m¨²sica. ¡°Mam¨¢, yo quiero ganar dinero y que dej¨¦is de trabajar. Quiero compraros una casa¡±, lleg¨® a decirles. Eva rememora lo ilusionado que estaba cuando una chica lo par¨® por la calle para pedirle hacerse una foto con ¨¦l. Su padre, desesperado por encontrarle un camino que lo ilusionara y alejara de la delincuencia y de las ¡°amistades peligrosas¡±, trat¨® de contactar con el rapero El Langui para impulsar su carrera musical. Finalmente, esos v¨ªdeos fueron usados como prueba por parte de la acusaci¨®n contra el chico.
Ese a?o, 2021, David dej¨® las clases de est¨¦tica y mantuvo solo las de peluquer¨ªa, el oficio de su madre. Sus padres incluso hab¨ªan negociado un contrato de alquiler para que, el d¨ªa de ma?ana, fuera ¨¦l quien heredara el negocio. Lleg¨® a ayudarla durante una temporada en la peluquer¨ªa y ella asegura que sus clientas de mayor confianza siguen dejando propina para su hijo. El entrenador de f¨²tbol tambi¨¦n les coment¨® que el chico no iba al campo tan a menudo como antes.
La casa est¨¢ plagada de fotos familiares. Una imagen de David con su hermano mayor en C¨¢diz el verano de 2021 destaca en la estanter¨ªa del sal¨®n. Es de unos d¨ªas antes del crimen. ¡°A partir de esa fecha David no era ¨¦l. Lo ten¨ªa que llevar dentro con un pesar que no pod¨ªa soportar, por eso confes¨® cuando lo detuvieron¡±, reflexiona Miguel. Un mes antes, en agosto, hab¨ªan viajado todos juntos al norte de Espa?a, de donde son originarios. ¡°Se iba a pasear mucho, buscaba la soledad¡±, recuerda Eva de aquellas vacaciones.
El padre de David es maestro y, durante un tiempo, ejerci¨® como director de un centro escolar. Ahora vuelve una y otra vez sobre sus pasos y se pregunta si el tiempo que dedic¨® a su trabajo le impidi¨® ver lo que se estaba gestando en su casa. Por su profesi¨®n, Miguel es consciente de las carencias de los j¨®venes, en especial los de los barrios del sur. De los seis asesinatos en 2022 fruto de la problem¨¢tica de la violencia juvenil, cuatro se produjeron en este distrito de Villaverde. ¡°Basta darse una vuelta por aqu¨ª, solo hay tiendas de alimentaci¨®n, parques y bancos. No hay alternativas para los j¨®venes y tampoco educadores sociales de calle. Yo he tenido a chavales en mis aulas en situaciones l¨ªmite¡±, explica el padre.
Al final del pasillo, una al lado de la otra, hay dos habitaciones. Una era la de David cuando era peque?o, llena de p¨®steres de Disney y cromos de jugadores de f¨²tbol, sobre todo del Barcelona. Hac¨ªa tiempo que ¨¦l no dorm¨ªa all¨ª porque, como muchos hermanos peque?os, acab¨® heredando la del hermano mayor. Y ah¨ª fue donde lo detuvieron aquel 25 de noviembre. Eva se?ala el cabecero de la cama en la que la polic¨ªa encontr¨® un machete escondido. ¡°Si nosotros hubi¨¦ramos sospechado algo as¨ª, nos habr¨ªamos ido de Madrid a cualquier sitio. O lo habr¨ªamos mandado a Estados Unidos donde tenemos familia¡±, apunta.
El padre se sienta en la cama y mira a su alrededor en la estancia, en la que sobresale una foto del hermano haciendo una parada en un partido de f¨²tbol. ¡°He disfrutado tanto, tanto viendo a mis hijos jugar a f¨²tbol. No me perd¨ªa ni un entrenamiento de ninguno de ellos¡±, cuenta Miguel ?ngel. Ahora, todo aquello pas¨®, el f¨²tbol, los goles, las risas de los domingos, y los padres de David piensan mucho en ¨¦l, pero tambi¨¦n en Isaac y en su madre, que saben que debe estar sufriendo lo inimaginable.
Es la calle la que, seg¨²n estos padres, arrebat¨® la esencia de su hijo. Ese que segu¨ªa siendo el que ayudaba a las vecinas con las bolsas y ped¨ªa a su padre que le rascara la espalda antes de dormir. As¨ª lo hizo en su ¨²ltima noche en libertad, en la que le cost¨® conciliar el sue?o, recuerdan sus padres. En sus planes de futuro se encuentra vender la casa. ¡°Acumula demasiados recuerdos malos¡±. Ahora su vida consiste en pasear por el barrio, un recorrido por varias manzanas a las que ellos denominan su ¡°paseo mar¨ªtimo¡±, no faltar ni un solo domingo a la visita con su hijo y exprimir las 10 llamadas semanales a las que David tiene derecho desde prisi¨®n.
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