Ciudad Pegaso como proyecto vital
Un grupo de j¨®venes trabaja para recuperar la memoria y la historia de las mujeres que sosten¨ªan la vida en la colonia construida para los trabajadores de la f¨¢brica de camiones


La colonia Ciudad Pegaso tiene salida propia desde la autopista. Al entrar desde la A2, una imponente escultura de San Crist¨®bal, patr¨®n de los automovilistas, recibe a los visitantes desde lo alto de una pared de piedra. Alza su brazo derecho, con un Ni?o Jes¨²s sentado sobre su hombro.
Las primeras casas de Ciudad Pegaso -dos avenidas, once calles, nombradas con n¨²meros- se entregaron en 1956. Estaban destinadas a los trabajadores de la Empresa Nacional de Autocamiones (ENASA). Que luego fue Pegaso. Que hoy es Iveco. Y que est¨¢ a poco m¨¢s de diez minutos en coche -o en cami¨®n- de aqu¨ª.
¡°El modelo de este barrio se copi¨® del que hab¨ªa hecho la FIAT en Italia. Un modelo social en el que la empresa lo hace todo, de tal manera que la ¨²nica preocupaci¨®n del empleado sea trabajar. La colonia se defini¨® con colegio, iglesia, cine, piscina, m¨¦dico¡ Hab¨ªa una oficina que gestionaba el d¨ªa a d¨ªa e incluso un servicio gratuito de autobuses para ir a la f¨¢brica¡±, explica Alejandro Hern¨¢ndez (70 a?os, Madrid), f¨ªsico de formaci¨®n e inform¨¢tico de profesi¨®n. Lleg¨® con 3 a?os a la colonia. Se cas¨®, se fue y volvi¨®. ¡°Son construcciones muy bien pensadas, en las que se aprovecha todo el espacio. Y son casas grandes, ?eh? Tanto los pisos como las unifamiliares tienen tres o cuatro habitaciones. Hace unos treinta a?os la empresa las vendi¨® a los propietarios. El precio fue simb¨®lico, entre 80 y 100.000 pesetas. Nadie dej¨® su casa¡±, recuerda. Se dise?aron dos tipos de viviendas unifamiliares y dos tipos de piso -de unos 90 metros cuadrados-. Las unifamiliares m¨¢s numerosas, de unos 115 metros y 180 metros de patio, son construcciones de dos alturas con dos casas independientes, teniendo la de arriba el acceso y el patio en el lateral de la edificaci¨®n. Los 7 chalets de los ingenieros fueron los ¨²nicos que salieron a la venta a precio de mercado.


¡°El ascenso social fue evidente. Siempre pag¨® muy bien a los empleados. En la primera fase casi todos los que vinieron ten¨ªan un oficio. Tapiceros, carpinteros¡ Mi padre era ajustador mec¨¢nico de aviaci¨®n. Para la segunda fase, la f¨¢brica ampli¨® el sistema a cadenas de producci¨®n y se incorpora la figura del pe¨®n especialista, que ten¨ªa menos formaci¨®n y cuyo trabajo era m¨¢s mec¨¢nico. Aqu¨ª se hac¨ªan camiones, aunque tambi¨¦n se hicieron 52 unidades de un coche deportivo superpotente que se llamaba Pegas¨ªn. Al menos dos de ellos est¨¢n en el Museo de la Automoci¨®n de Salamanca. Se dejaron de fabricar porque el hijo de un ingeniero se mat¨® con uno en un accidente en Canillejas¡±.
El Reglamento de la Ciudad Pegaso -que se refer¨ªa a la colonia como ¡°El Poblado¡±- establec¨ªa el criterio de adjudicaci¨®n de las viviendas. El n¨²mero de hijos, la antig¨¹edad en la empresa o el cargo eran algunos de los factores para tomar la decisi¨®n. Para optar a una, hab¨ªa que ser empleado, no ser propietario de una casa en la que se pudiera ¡°vivir decorosamente¡±, tambi¨¦n ¡°gozar de buena consideraci¨®n en todos los ¨®rdenes¡± y ¡°estar casado, o tener legalmente familiares a su cargo, teniendo preferencia los que se encuentran en el primer caso¡±. Se prohib¨ªa ¡°tener aves o animales dom¨¦sticos¡±, ¡°sacudir las alfombras despu¨¦s de las nueve horas en invierno y las ocho en verano¡± o ¡°producir esc¨¢ndalos y ofensas al decoro moral p¨²blico¡±.


En esta tertulia en la plaza de San Crist¨®bal, presidida por la iglesia hom¨®nima, tambi¨¦n est¨¢n Mercedes Medina (74 a?os, Madrid) y Ana Mar¨ªa Navarro (42 a?os, Madrid). Mercedes, ya jubilada despu¨¦s de haber sido mecan¨®grafa o administrativa, lleg¨® aqu¨ª con 7 a?os. Es ¡°pata negra¡± de la colonia. ¡°Mi padre era probador de carretera. Conoc¨ª aqu¨ª a mi marido. Y mi suegro tambi¨¦n trabajaba en la f¨¢brica, en donde ahora trabaja mi hijo¡±, dice. Recuerda ¡°una vida muy bonita. Sal¨ªamos a la plaza en los recreos del colegio. Hab¨ªa locales comerciales. Tambi¨¦n un sacerdote muy adelantado para su ¨¦poca que nos dejaba el local parroquial para bailar los domingos por la tarde. Sonaban los Beatles, F¨®rmula V¡ y mucha m¨²sica de fiesta. Mucho rock and roll, alg¨²n twist. Y luego alguna lentita¡±.
-?Y qu¨¦ dec¨ªa el cura?
¡°No, no, el cura no estaba. Solo nos dejaba el local¡±.

Alejando cuenta que se form¨® el Club Juvenil Ciudad Pegaso. Se financiaba con las 25 pesetas que pagaban al mes los socios. ¡°Con lo que recaud¨¢bamos, compr¨¢bamos libros entonces prohibidos¡±.
¡°Estaba la piscina, que al principio era solo para vecinos, luego se abri¨® la mano y finalmente desapareci¨®, algo que para m¨ª fue un error. Todos aprendimos a nadar all¨ª con don C¨¦sar, que era profesor de Gimnasia en el colegio¡±, contin¨²a Mercedes. ¡°Hab¨ªa un equipo de f¨²tbol con un portero al que llamaban El Pulpo. Y el cine¡ Recuerdo ver all¨ª Los ca?ones de Navarone y el estreno de Juicio de Faldas, que vino Manolo Escobar porque hac¨ªa de camionero en la pel¨ªcula¡±.
Ana Mar¨ªa lleg¨® a la colonia por su marido. Forma parte del AMPA del colegio. ¡°Cuando llegu¨¦, lo primero que pens¨¦ es que era como ir al pueblo. Todo el mundo se conoc¨ªa, todo el mundo ten¨ªa un mote¡ como los pueblos de verano. Y creo que hoy, aunque a lo mejor no permanece igual que en los primeros a?os, sigue siendo as¨ª. De hecho seguimos diciendo que vamos a Madrid cuando vamos al centro¡±. Ana Mar¨ªa explica que en la colonia sigue habiendo mucho sentimiento de arraigo. Cita un proyecto - Obreras Sin F¨¢brica - a trav¨¦s del cual la juventud del barrio trabaja para que no se pierda la memoria del mismo, aunque la relaci¨®n con la f¨¢brica se vaya extinguiendo.


Claudia Garc¨ªa Capilla (29 a?os, Madrid), Andrea G¨®mez Alcaraz (24 a?os, Madrid) y B¨¢rbara Dur¨¢n Berm¨²dez (28 a?os, Madrid), son tres de las cinco personas al frente del proyecto. Una trabajadora social, una graduada en ciencias pol¨ªticas y una arque¨®loga que trabaja en un obrador. ¡°A rebufo del 15M creamos una asociaci¨®n para unir a la gente del barrio. Record¨¢bamos un pasado con mucho sentido de comunidad que marc¨® nuestra infancia. Con el abandono del barrio y la muerte de nuestros abuelos y abuelas, nos dimos cuenta de lo importante que era recoger sus testimonios, para que no se perdiera la historia¡±, cuentan en el Centro de Mayores de la colonia, en donde est¨¢ a punto de comenzar una actividad para la que han invitado a los residentes de la colonia a llevar alg¨²n objeto que les refiera a su vida all¨ª.
¡°El logo de Pegaso se ve en muchos objetos. Hay llaveros, carnets de la f¨¢brica o de la piscina, linterna, cuberter¨ªas, gorras, cenicero, monos de trabajo, camiones de juguete que se regalaban a los ni?os, pins que identificaban por el color el puesto del trabajador, camisetas, adoquines de las primeras calzadas de la colonia, hay incluso quien lo lleva tatuado¡¡±, explican.
-Si se ve por todos lados el logo de Coca-Cola, ?Por qu¨¦ no vamos a llevar nosotras el de Pegaso?

El primer paso de su proyecto de recuperaci¨®n de la memoria fueron trabajos acad¨¦micos y ponencias. Despu¨¦s, para financiarse, autoeditaron un libro. 100 ejemplares a 25 euros. Se agotaron. En sus p¨¢ginas, aparec¨ªan mujeres de la colonia posando con alg¨²n objeto que significaba mucho para ella. ¡°Durante mucho tiempo, la historia de nuestros abuelos era la principal. Pero no conoc¨ªamos la de nuestras abuelas, que sosten¨ªan la vida en la colonia e iban tejiendo sus redes y sus relaciones. Nuestros abuelos se pasaban el d¨ªa trabajando, ?c¨®mo iban a sostener ellos nada? Para m¨ª, entrevistar a mi abuela fue muy guay. Descubrir c¨®mo trabajaba todo el d¨ªa para la casa, con tres hijos y uno de ellos oligofr¨¦nico. Su vida era sostener esa familia¡±, explica B¨¢rbara. ¡°Hay mucho perfil de se?ora mayor viuda. Nuestro objetivo tambi¨¦n es atacar la soledad no deseada. Que tengan nuestro tel¨¦fono, que sepan que estamos aqu¨ª¡±, a?ade.
A la llamada acuden Celestina, Amantia, Teresa, Julio, Salvador, Mar¨ªa Luisa, Paco, Conchita, Inma, Mar, Claudio, Roberto, Paula, Antonio, Paco, Felisa, Mercedes, Carmen, Pedro y Pepe. La media de edad ronda los 80 a?os. Se sientan en sillas en semic¨ªrculo. Claudia, Andrea y B¨¢rbara se turnan para explicarles en qu¨¦ consistir¨¢ el encuentro. Los tratan con cari?o y respeto. Por el medio, intercalan el mensaje de que si alg¨²n d¨ªa necesitan algo ¨C¡±que vayamos a la farmacia, hablar o lo que sea¡±- pueden contar con ellas.

Para arrancar e ir generando confianza, les piden que digan, primero, su nombre. Despu¨¦s, c¨®mo llegaron a la colonia. Cuando se desv¨ªan del tema, los reconducen con tacto y respeto. Anotan en un mapa los lugares de procedencia que les indican. Hay quien se pone de pie para decir el nombre de su pueblo. Hay qui¨¦n dice hasta el nombre y el n¨²mero de la calle. Empiezan a salir an¨¦cdotas. Tambi¨¦n la risa.
¡°Lo importante es que cont¨¦is la historia tal y como quer¨¢is¡±, les dicen.
Claudia, Andrea y B¨¢rbara trabajan para pasar de oral a escrita la historia de las mujeres y hombres que habitaron Ciudad Pegaso. ¡°Es nuestro proyecto vital¡±, dicen.
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