Los costureros, esas m¨¢quinas del tiempo
?Qu¨¦ capacidad para hacerte viajar a otros momentos y lugares tienen algunos objetos!
Un minicoj¨ªn lleno de alfileres clavados, algunos de ellos con cabezas de colores; varios cartones con metros de goma enroscada, blancas, negras, de medio cent¨ªmetro de anchura, de algo m¨¢s... Nueve, quiz¨¢ ocho, dedales de metal, unos metidos en otros, y todos metidos en una peque?a caja rectangular y transparente de azafr¨¢n La Mancheguita ¨D¡±Puebla de Almenara (Cuenca). Peso neto aprox. 1 gramo¡±, indica el envase¨D. Dentro, junto a los dedales, agujas de varios tama?os, tanto los ojos como el cuerpo, un enhebrador, alg¨²n corchete y un peque?o bot¨®n autom¨¢tico met¨¢lico; tambi¨¦n un trocito de tiza blanca ¨Dpodr¨ªan ser jaboncillos¨D para marcar la ropa. Rodeando la cajita, bobinas de mil tipos, carretes, hilos de todos los colores y grosores, para hilvanar y m¨¢s fuertes, ovillos... Tijeras (tres), una m¨¢s moderna y grande con los agujeros para meter los dedos forrados en pl¨¢stico, pero las otras dos, las t¨ªpicas tijeras de costura de toda la vida, met¨¢licas, se abren y cierran con una facilidad pasmosa, ambas con punta y una de ellas con las hojas labradas ¨D¡±las de la abuela de toda la vida¡±, dice mi t¨ªa, que supera los 60 a?os, y que ha convivido con esas tijeras toda su vida¨D. Un frasquito de cristal, que antes era para pastillas, ahora contiene todo tipo de peque?os botones autom¨¢ticos y corchetes. La t¨ªpica cremallera suelta de alguna prenda vieja. Y, por supuesto, la reina de los costureros, la cinta m¨¦trica. ?D¨®nde est¨¢ la amarilla de toda la vida? ?Por qu¨¦ la que hay es azul?
No pasa el tiempo por los costureros de caja azul de galletas danesas de las abuelas. Conozco ese acerico de toda la vida, ?cu¨¢ntos a?os tendr¨¢?, ?m¨¢s de 50? Al fondo hay punzones y agujas de coser cubiertas (gruesas y largas, de unos 10 cent¨ªmetros, con las que se cos¨ªan las mantas y alforjas que llevaban los animales. ¡°Mi padre contaba que ten¨ªa burra y no burro para que nadie dijera: ¡®El burro del t¨ªo Federico¡±, relata mi abuela. Nos re¨ªmos). La funda verde llena de ganchillos, que de repente se transforman en m¨¢quinas del tiempo. Solo con cogerlos, colocando los dedos como se debe, te trasladan al siglo pasado, al banco del patio, en el pueblo, donde, de ni?a, cada verano hac¨ªa cadenetas. Pero la realidad es que el tiempo s¨ª pasa, aunque muy lento ah¨ª dentro, las variaciones son m¨ªnimas, un d¨ªa descubres que la usada y requeteusada cinta amarilla es ahora otra azul, pero todo sigue igual, no hay brusquedad, hay calma, la misma con la que cuidadosamente se hilvana, en esa caja-costurero y en las que la acompa?an, las que est¨¢n llenas de botones e hilos. R¨ªete de las pantoneras. ?Cu¨¢ntas bobinas de hilo amarillo puede haber? Parecen todos iguales, pero no, son diferentes, liger¨ªsimas variaciones, que se aprecian mejor con luz natural, que es con la que hay que coser. Palabra de abuela.
La caja de botones no tiene nada que envidiar a Pontejos: de todos los tama?os, decoraciones, colores y tiempos, de zapatos, de blusas, de abrigos. Cada uno con una historia detr¨¢s: ¡°Estos son del traje que llev¨® tu padre a la boda de Juli¡±, ¡°estos de una falda tipo Gilda que me hice antes de casarme¡±. S¨ª, tambi¨¦n est¨¢n esos que vienen de repuesto en el ¨²ltimo pantal¨®n comprado en las rebajas.
Tengo la impresi¨®n de que esas cajas son universales, da igual que sean madrile?as, alcarre?as, ma?as, pasiegas o de Helsinki ¨Dno en vano, las agujas llevan teniendo la misma forma toda la vida y ahora me refiero al toda la vida m¨¢s amplio, ya se usaban en el Paleol¨ªtico¨D. Son costureros-m¨¢quinas del tiempo que pueden conectarte con el mejor verano de tu vida. Porque, ?hay mejor verano que el que se pasa con los abuelos? No, no lo hay (y pido perd¨®n a todas esas personas con los que he pasado los otros mejores veranos de mi vida). Si tienen abuelas o abuelos, o lo son, ma?ana es su d¨ªa.
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