La utop¨ªa tur¨ªstica en un planeta triste
El turismo es una impostura: no solo vende lo que no es suyo, sino que lo que vende es una imagen idealizada para ayudarnos a escapar del apocalipsis cotidiano
El stand de Israel en Fitur dec¨ªa ¡°tierra de creaci¨®n¡± (land of creation) en vez de ¡°tierra de destrucci¨®n¡± y la gente estaba all¨ª publicitando sus tours y hoteles, ajena a los miles de bombas y muertes amontonadas en los ¨²ltimos meses, a las m¨¢s de dos millones de vidas destrozadas. Por cierto, Israel se encontraba en el pabell¨®n de Europa y no en el de Oriente Pr¨®ximo. Es curioso que hubiera un ...
El stand de Israel en Fitur dec¨ªa ¡°tierra de creaci¨®n¡± (land of creation) en vez de ¡°tierra de destrucci¨®n¡± y la gente estaba all¨ª publicitando sus tours y hoteles, ajena a los miles de bombas y muertes amontonadas en los ¨²ltimos meses, a las m¨¢s de dos millones de vidas destrozadas. Por cierto, Israel se encontraba en el pabell¨®n de Europa y no en el de Oriente Pr¨®ximo. Es curioso que hubiera un stand de Palestina, como si nada malo hubiera ocurrido, pero es que la dependencia del turismo es alta, especialmente en zonas como Jerusal¨¦n y Bel¨¦n, explicaron los responsables. Ay, el turismo: hasta Trump ha insinuado que sobre las cenizas de la Gaza devastada puede surgir un hermoso resort: ¡°Es un lugar estupendo, est¨¢ junto al mar¡±.
No se ve¨ªa la desigualdad en el stand de Jamaica, ni al narco en el de M¨¦xico, ni la autocracia en el de Hungr¨ªa. En la gran feria tur¨ªstica, que termin¨® hace un par de d¨ªas en Madrid, los pa¨ªses, las regiones, las ciudades, no muestran lo que son sino lo que quieren ser. Todo es brilli brilli y color¨ªn, luminoso como un Times Square sobre moqueta.
El stand de Andorra era desproporcionadamente grande para su peque?o tama?o geogr¨¢fico. Porque en Fitur opera una geopol¨ªtica extra?a: los pa¨ªses no est¨¢n representados en consonancia a su peso en el panorama internacional, sino a su potencia tur¨ªstica. Es decir, solo Andaluc¨ªa ocupa un pabell¨®n entero. Y la guerra no existe, solo las sonrisas. Fitur ya era Instagram antes de Instagram. Ojal¨¢ el mundo fuera Fitur.
Pas¨¦ una ma?ana paseando por el mundo sin salir de Ifema. Las im¨¢genes que all¨ª se difunden son gloriosas: playas paradis¨ªacas, pueblos de postal, caba?as perdidas en bosques n¨®rdicos, suculentos bodegones gastron¨®micos, gente bella. Ante tanta maravilla uno se pregunta qu¨¦ demonios hace paseando por Ifema, pero para eso la feria ofrece respuesta: en el muy notorio stand de Puerto Rico pude degustar un ron blanco con licor caf¨¦, en el de mi Oviedo natal me escanciaron un cul¨ªn de sidra que tom¨¦ acompa?ado de unos soldados romanos (al parecer ven¨ªan del stand de M¨¦rida). Hay comida, hay colas para obtenerla y hay mucha gente disfrazada en Fitur, y un poco de impostura: ve uno a una bailarina ataviada con el colorido vestido de un pa¨ªs tropical y resulta que tiene acento de Getafe (sea cual sea ese acento).
El turismo, en general, es una impostura, y no solo en esta feria. Cuenta Jorge Dioni, pensador del ramo, que fue Manuel Fraga, ministro franquista de Informaci¨®n y Turismo, quien se invent¨® Espa?a. Es decir, Espa?a como ese conglomerado de paella, playa, toreros y flamencas que cabe en un folleto (hay muchos folletos en Fitur). Esta industria no solo vende lo que no es suyo, como vemos es el destrozo que ejerce en las ciudades sacrificadas en su altar, sino que lo que vende no es realmente lo que vende, sino una imagen idealizada: desde las fotos con gran angular de las habitaciones de los hoteles hasta la exageraci¨®n de las tradiciones o la creaci¨®n de nuevas festividades con el fin de exprimir hasta la ¨²ltima gota de negocio.
Vive / disfruta / visita / descubre / experiencias sin fin son algunas de las frases aspiracionales que enloquecen al visitante. Fitur es una mezcla de expo universal, centro comercial y parque de atracciones, con unas gotas de coworking donde el turismo, como es l¨®gico, esconde sus miserias. Ah¨ª se muestra una utop¨ªa de aventura y bienestar en un mundo cada vez m¨¢s triste. Tal vez por eso tenga ¨¦xito prometi¨¦ndonos escapar de la vida cotidiana en un entorno que cada vez se parece m¨¢s al Fin del Mundo. ?Hasta el Oriente Pr¨®ximo sembrado de escombros y de muertos parece un lugar apetecible!
El turismo requiere grandes dosis de optimismo: que todo va a ir bien, que nos acompa?ar¨¢ la salud, el dinero y el amor y que el mundo, tablero donde se desarrolla esta industria, no va a entrar en erupci¨®n. Muchas veces los lugares prometidos muestran una decadencia tambi¨¦n apocal¨ªptica, en la que solo alcanzamos a ver a otros turistas, igual de desesperados por vivir, deglutiendo las mismas tostas de aguacate en la misma cafeter¨ªa que se encuentra por todo el planeta. Dice otra vez Dioni que ¡°Espa?a es la materia prima de Espa?a¡±. En Fitur el mundo es la materia prima del mundo.