Franco para ¡®dummies¡¯ en tiempos de Desokupa
Las incursiones fascistas en Lavapi¨¦s pueden funcionar como justificaci¨®n para la pedagog¨ªa democr¨¢tica contra la dictadura, innecesaria y divisiva a juicio de algunos, que el Gobierno present¨® precisamente en el mismo barrio
El 8 de enero al mediod¨ªa un grupo de elementos ultraderechistas, al final de la calle Argumosa, espinazo festivo del barrio de Lavapi¨¦s, gritaba improperios a los miembros del Gobierno y portaba una pancarta en la que comparaba a Bego?a G¨®mez y Pedro S¨¢nchez con el siniestro matrimonio formado por Nicolae y Elena Ceausescu, feroces represores en la Ruman¨ªa comunista. ¡°Chauchescu¡±, se le¨ªa en la cartulina. Las autoridades entraban en el museo Reina Sof¨ªa a presentar Espa?a en libertad, un plan anual de actos culturales para celebrar d¨¦cadas de democracia cuando se cumplen 50 a?os de la muerte del dictador.
Asist¨ª al acto, donde se trat¨® de convencer a unos asistentes ya convencidos de las bondades del sistema democr¨¢tico; pero es que desde all¨ª se hablaba a Espa?a. Se explic¨® muy prolijamente lo que a estas alturas deber¨ªa ser un consenso: que la dictadura no mola. Y que eso no es de izquierdas o de derechas: es de dem¨®cratas. De modo que uno tuvo la impresi¨®n de estar presenciando una especie de Franco para dummies. ?Es necesario esto? Puede ser, porque en estos tiempos proliferan los dummies del autoritarismo.
(Informaci¨®n de servicio: no hubo canapeo, pero se obsequi¨® con un pin).
Esos dummies no son solo los que vociferaban a la entrada, con la presencia insidiosa de un par de esos pseudoperiodistas que intoxican las redes, sino los fascistas que, como contaban recientemente en este peri¨®dico Jacobo Garc¨ªa y ?lvaro S¨¢nchez-Mart¨ªn, amedrentan y agreden en el barrio de Lavapi¨¦s, conocido por ser baluarte tradicional de movimientos alternativos y de izquierda, a la par que para¨ªso de la especulaci¨®n tur¨ªstica e inmobiliaria. Al barrio m¨¢s cool del mundo le han salido visitantes neonazis.
Es decir: la necesidad de hacer pedagog¨ªa por la democracia y contra el fascismo se hace patente en el mismo barrio que alberg¨® el acto de presentaci¨®n de Espa?a en libertad.
En estos d¨ªas se han dado algunos argumentos contra esta pedagog¨ªa. Por ejemplo, que la cr¨ªtica al franquismo divide a los espa?oles, entiendo que entre dem¨®cratas y autoritarios, a los que, siguiendo el argumento, algunos piensan que no se debe ofender en democracia. Es la paradoja de Popper: ?se debe tolerar a los intolerantes?
Por ejemplo, que Franco ¡°no le interesa a nadie¡±, contradiciendo a la industria editorial, que nunca ha dejado de tratar la Guerra Civil, la dictadura, la Transici¨®n o la propia figura del propio Caudillo, que vertebra todo lo anterior. La obra teatral del momento es 1936, dirigida por Andr¨¦s Lima, y uno de los libros del a?o pasado fue La pen¨ªnsula de las casas vac¨ªas (Siruela), de David Ucl¨¦s, ambos sobre la guerra y, por ende, sobre Franco. Si a uno no le interesa Franco es, sencillamente, que no le interesa la historia de Espa?a.
O, por ejemplo, que hay cosas ¡°m¨¢s importantes¡± en las que gastar el dinero p¨²blico. A m¨ª me parece bastante importante hacer campa?a contra las derivas dictatoriales, porque las estad¨ªsticas muestran que entre la juventud cada vez se ve con mejores ojos la idea de un cirujano de hierro.
Pero el argumento de ¡°lo m¨¢s importante¡±, por lo dem¨¢s, es d¨¦bil: el arte de vivir, y tambi¨¦n de gobernar, es compaginar lo muy importante con lo no tanto. Lo contrario nos llevar¨ªa a ocuparnos solo de lo m¨¢s importante, como una obsesi¨®n, con el peque?o inconveniente de que lo m¨¢s importante no es lo mismo para todo el mundo y que no logramos ponernos de acuerdo a este respecto. En esa discusi¨®n consiste, precisamente, la pol¨ªtica.
El programa corre el riesgo, eso s¨ª, de que, al ser promovido desde el establishment gubernamental, muchos j¨®venes, a los que mayormente se dirige, lo vean como una imposici¨®n de las ¨¦lites frente a la que mostrar rebeld¨ªa, insistiendo en el anhelo autoritario. Toda esa patra?a de que la ultraderecha es el nuevo punk. Si Joe Strummer levantara la cabeza...
Para colmo, en un giro tristemente po¨¦tico, a los pocos d¨ªas el l¨ªder de la banda parafascista Desokupa, cuya preocupaci¨®n por sus b¨ªceps y sus g¨®nadas es muy llamativa, con una falta de educaci¨®n solo comparable a su crueldad, amenaz¨® con presentarse con ¡°200 amiguitos¡± a interferir violentamente en la presentaci¨®n del nuevo libro de Irene Montero en la taberna Garibaldi. Es el c¨¦lebre garito de Pablo Iglesias, en la frontera norte lavapiesera, donde sirven Gramsci Negroni y Durruti Dry Martini. Como los escuadristas de los a?os 20. Pero todav¨ªa hay quien piensa que ¡°hay cosas m¨¢s importantes¡±.
Los testoster¨®nicos dummies de Desokupa al final se rajaron (dijeron que era broma, mucha risa), pero el barrio de Lavapi¨¦s, encarnado en cientos de vecinos y simpatizantes (ojo: una media de edad talludita), s¨ª estuvo presente. Y vaya si estuvo.
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