Mar¨ªa falleci¨® ahogada en el suelo y ahora juzgan a su marido, que la dej¨® agonizar tres d¨ªas
Las hijas de un hombre acusado de dejar morir a su esposa gravemente enferma relatan una vida de vejaciones y miedo. La Fiscal¨ªa admite que el acusado sufre el ¡°s¨ªndrome del cuidador quemado¡±


A las 11.03 del 4 de diciembre de 2022 Rogelio O. llam¨® a los servicios de emergencias para pedir que vinieran a atender a su esposa, Mar¨ªa Juana Q. Pero ya no hab¨ªa nada que hacer por ella. Hab¨ªa fallecido despu¨¦s de tres d¨ªas sobre el suelo de baldosas de su casa, lejos de la m¨¢quina que la ayudaba a respirar y apoyada sobre una almohada que le hab¨ªa colocado su marido. Las condiciones en las que la encontraron los polic¨ªas nacionales y los sanitarios que acudieron eran lamentables. Rogelio fue detenido por dejarla morir.
Hac¨ªa al menos dos a?os que Mar¨ªa no sal¨ªa de casa si no era para ser trasladada a un hospital. La pareja viv¨ªa en un tercero sin ascensor del distrito de Puente de Vallecas, en Madrid, y ella estaba afectada por numerosas enfermedades graves desde hac¨ªa m¨¢s de una d¨¦cada. En 2010 le hab¨ªan diagnosticado esclerosis m¨²ltiple y adem¨¢s tambi¨¦n padec¨ªa insuficiencia respiratoria y obesidad. Todo esto hab¨ªa mermado enormemente la calidad de vida de Mar¨ªa, de 67 a?os. Su cuidador era su marido, pero, desde muchos a?os antes de la enfermedad, la situaci¨®n en esa vivienda era insostenible.
Las dos hijas del matrimonio han relatado en el juicio en el que su padre afronta 12 a?os de prisi¨®n por homicidio la situaci¨®n ¡°t¨®xica¡± que hizo que se independizaran en cuanto pudieron y que las alej¨® de ambos paulatinamente. ¡°Cuando viv¨ªa ah¨ª, quer¨ªa irme. No aguantaba m¨¢s la situaci¨®n, hab¨ªa muchos insultos, mi padre me amenazaba con que me iba a matar¡±, ha asegurado R. O., una de ellas. ¡°Yo no s¨¦ si acabaron desarrollando un s¨ªndrome de Estocolmo¡±, ha a?adido. Su hermana, S. O., a trav¨¦s de videollamada desde Andaluc¨ªa, donde vive, ha ratificado que mencion¨® varias veces que iba a acabar con las tres: ¡°Hab¨ªa vejaci¨®n, insultos, gritos, trataba a mi madre de borracha para arriba¡±. Mar¨ªa no ten¨ªa ning¨²n problema con el alcohol. ¡°Desde que ten¨ªa 18 a?os le he dicho a mi madre que se separe¡±, ha se?alado.
El hombre ha interrumpido en varias ocasiones a la primera de sus hijas ante sus afirmaciones. ¡°Pero hija...¡±, ¡°eso no es verdad¡±, ¡°a m¨ª s¨ª que me dijo que se quer¨ªa morir¡±, han sido algunas de las intervenciones, ante la que el magistrado ha tenido que reprender al acusado con echarlo de la sala. Cuando ya le hab¨ªa reprendido varias veces, el hombre ha empezado a hacer gestos y el juez le ha recordado que eso tambi¨¦n estaba prohibido. Las hijas se pod¨ªan haber acogido a su derecho a no declarar desde la fase de instrucci¨®n porque el acusado es su familiar directo. A lo que s¨ª han renunciado es a ejercer una acusaci¨®n particular.
El miedo a su padre hizo que la relaci¨®n con su madre cada vez se fuera enfriando m¨¢s, era muy dif¨ªcil contactar con ella y adem¨¢s las hijas prefer¨ªan no ir a la casa cuando estaba ¨¦l. Las pocas ocasiones en las que la fallecida visit¨® a su hija en Andaluc¨ªa, el marido llamaba para amenazar a la mujer y obligarla a volver, seg¨²n el testimonio de la hija. ¡°Ella estaba aterrada, muerta de miedo, segu¨ªan insult¨¢ndose constantemente¡±, ha relatado R. Esta hija lleg¨® a buscar una residencia para su madre, pero ella rechaz¨® irse. Tambi¨¦n contrat¨® a una enfermera para que acudiera a la casa a atenderla. ¡°Pero a la semana se march¨® porque ese se?or ah¨ª sentado no dejaba de insultarla¡±, ha afirmado.
La otra hermana se llev¨® a su madre a su casa, en Andaluc¨ªa, pocos d¨ªas antes del confinamiento por la covid-19. All¨ª permaneci¨® tres meses. ¡°Durante ese tiempo estuvo bien atendida, bien alimentada, con todas sus medicinas y su atenci¨®n psicol¨®gica por tel¨¦fono¡±, ha explicado la hija S. En ese tiempo, Mar¨ªa lleg¨® a presentar una denuncia contra su marido por violencia de g¨¦nero y se le concedi¨® una orden de alejamiento. Despu¨¦s, desisti¨® del proceso y decidi¨® volver a su casa a Madrid. La ¨²ltima vez que las dos hablaron con su progenitora fue el verano antes de morir. R. lleg¨® a visitarla y la encontr¨® ¡°muy deteriorada¡±. ¡°Si eso era cuidar a mi madre...¡±, ha comentado. Ambas hermanas han asegurado que hac¨ªa tiempo que su padre dej¨® de ir al hospital G¨®mez Ulla a por unas inyecciones que Mar¨ªa necesitaba para tratar sus dolencias.
Rogelio, que ahora tiene 70 a?os, es un militar retirado que sirvi¨® en su d¨ªa como escolta real. No ten¨ªa m¨®vil y usaba el que le dejaban los due?os del bar Punto de Encuentro, cercano a su domicilio, y tambi¨¦n el de su vecina Rosario para llamar ocasionalmente a sus hijas. Estos mismos residentes en el bloque son los que contaban a las hijas que a veces o¨ªan gritos en la casa y ten¨ªan que subir a ayudar a Rogelio porque Mar¨ªa se ca¨ªa a menudo. Llevaban casados desde 1977 y en la casa viv¨ªa tambi¨¦n una perrita de nombre Luna.
Antes de la ¨²ltima ca¨ªda y la agon¨ªa final, Rogelio hab¨ªa llamado a emergencias otras veces en las que necesit¨® ayuda con su mujer. En estos ingresos, los servicios sanitarios avisaron a servicios sociales, pero, seg¨²n la investigaci¨®n, el hombre se neg¨® a atenderlos. Solo contrat¨® ocasionalmente a un hombre que acud¨ªa a la limpieza b¨¢sica de la vivienda.
El acusado sostiene que fue ella la que, cuando se cay¨® al suelo, le dijo que la dejara ah¨ª, que estaba ¡°muy a gusto¡± y que estaba ¡°cansada de hospitales¡±. Seg¨²n su relato, esos d¨ªas le dio de comer yogur y s¨¢ndwiches y la tap¨® con una manta. Su abogado pide una pena de dos a?os al considerar que el fallecimiento fue consecuencia de una imprudencia grave. La Fiscal¨ªa reconoce en su escrito de acusaci¨®n que Rogelio sufr¨ªa lo que se conoce como el s¨ªndrome del cuidador quemado, es decir, que un ¡°trastorno adaptativo¡± provocado por la situaci¨®n de cuidado de su mujer. Se trata de una afecci¨®n que sufren personas que llevan mucho tiempo dedicados a la atenci¨®n de una persona dependiente. Seg¨²n el ministerio p¨²blico, este s¨ªndrome afectaba parcialmente a su comportamiento, pero no a sus habilidades intelectuales.
R. ha finalizado su testimonio llorando amargamente por toda la tensi¨®n acumulada y S. ha solicitado informaci¨®n al juez sobre c¨®mo solicitar una orden de alejamiento de su padre. Rogelio est¨¢ en prisi¨®n desde que se encontr¨® el cuerpo de su mujer.
El 016 atiende a todas las v¨ªctimas de violencia machista las 24 horas del d¨ªa y en 52 idiomas diferentes, al igual que el correo 016-online@igualdad.gob.es. Tambi¨¦n se presta atenci¨®n mediante WhatsApp a trav¨¦s del n¨²mero 600000016, y los menores pueden dirigirse al tel¨¦fono de la Fundaci¨®n ANAR 900 20 20 10. En una situaci¨®n de emergencia, se puede llamar al 112 o a los tel¨¦fonos de la Polic¨ªa Nacional (091) y de la Guardia Civil (062), y en caso de ser imposible realizar una llamada, se puede recurrir a la aplicaci¨®n ALERTCOPS, desde la que se env¨ªa una se?al de alerta a la Polic¨ªa con geolocalizaci¨®n.
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