El peque?o gran final de un imborrable viaje
Izal, que encara la recta final de la gira de presentaci¨®n de ¡®Autoterapia¡¯, protagoniz¨® una noche de mucho espect¨¢culo en el Bilbao Arena
A Mikel Izal se le ve¨ªa sonriente. Durante toda la noche parec¨ªa que se encontraba tocando en el sal¨®n de casa. No era para menos. Bilbao tiene mucho que decir en la vida de este m¨²sico navarro que conoci¨® de primera mano durante unos a?os lo que son unos pintxos en el Casco Viejo. Porque Mikel estudi¨® su carrera lejos de su casa natal, pero es bien sabido que cuando a uno le acoge una ciudad con los brazos abiertos, las ra¨ªces se mantienen. Acompa?ado por Alejandro Jord¨¢ a la bater¨ªa, Emanuel P¨¦rez Gato al bajo, Alberto P¨¦rez en las guitarras y de Iv¨¢n Mella, bilba¨ªno ¡°de pura cepa¡±, ocupando la labor de teclista, Izal ofreci¨® a su p¨²blico un espect¨¢culo digno de cualquier estrella del rock. Una escenograf¨ªa y una puesta de escena que no se encuentra a la altura de muchos artistas.
¡°El peque?o gran final de viaje¡± es el punto final a una m¨¢s que extensa gira cuyo ¨¦xito palpable se vio interrumpido por la pandemia del coronavirus. El lanzamiento de su ¨²ltimo disco, Autoterapia sirvi¨® como excusa para montarse de nuevo en la furgoneta y recorrer carretera. Para que el contador de kil¨®metros subiera m¨¢s y m¨¢s. El 18 y el 19 de junio la banda se subi¨® de nuevo a los escenarios. En este caso el del Wizink Center madrile?o. A partir de ah¨ª, un periodo estival en el que cada concierto era sin¨®nimo de entradas agotadas.
Una cuenta atr¨¢s de diez segundos dio paso a una mini- pel¨ªcula en la que hizo su especial cameo el bueno de Raphael. ¡°Han pasado 468 d¨ªas desde que sufrimos la aver¨ªa. Hoy, la espera ha terminado¡±. Una escenograf¨ªa que recordaba al interior de una nave espacial fue el pre¨¢mbulo perfecto para que sonara ¡®Meiuq¨¨r¡¯. Y tambi¨¦n los primeros aplausos. Y es que despu¨¦s de ¡°todo un a?o de duda y silencio¡± ya se vislumbra el fin de una pesadilla que termin¨® siendo una realidad. ¡°?Gab¨®n, Bilbo! Creo que a todos nos va a venir bien un poco de autoterapia¡±. Sin pausa, al estilo Ramones, la siguiente canci¨®n fue ¡®Ruido Blanco¡¯, tambi¨¦n perteneciente a su ¨²ltimo ¨¢lbum.
¡®Copacabana¡¯ signific¨® la puesta a punto de la nave. La comuni¨®n perfecta con el p¨²blico. Palmas y cantos. El rayo de sol con el ron de ca?a en la mano. ¡°Eskerrik asko, Gab¨®n, es el ¨²nico vasco que conozco¡±. Poco importaba. Para dar las gracias a todo el personal de conciertos, esos que hacen posible que la m¨²sica en directo sea una realidad, son¨® ¡°Los seres que me llenan¡±. Para que no se olvide a uno de los gremios que peor lo ha pasado durante el confinamiento. Si antes el protagonismo fue para Raphael, ahora lo era para Rozal¨¦n, quien, a trav¨¦s de la pantalla, cant¨® a d¨²o con la banda ¡®Peque?a gran revoluci¨®n¡¯.
La noche iba de sorpresas. El siguiente en pasar por la pantalla de la nave fue Marc Ros. Vestido con chupa de cuero y gafas de sol negras, el de Sidonie fue el elegido para unirse a la interpretaci¨®n de ¡®Temas amables¡¯. El tiempo pasaba y las energ¨ªas parec¨ªan estar como nuevas. Despu¨¦s de ¡®Despedida¡¯, ¡®?Qu¨¦ bien!¡¯ estuvo presidida por fotos que inmortalizaron instantes m¨¢gicos de la infancia: ¡°S¨®lo quedar¨¢ sin probar un sentido. El del rid¨ªculo por sentirnos libres y vivos...¡±. A¨²n restaba un par de exhibiciones m¨¢s: M?bu comparti¨® escenario para interpretar ¡®El temblor¡¯ y Zahara hizo lo propio para ¡®La incre¨ªble historia del hombre que pod¨ªa volar pero no sab¨ªa c¨®mo¡¯. El final se ve¨ªa en el horizonte. ¡®Bill Murray¡¯ precedi¨® al encore, esa vuelta a las tablas despu¨¦s del paso por los camerinos. El primer regreso se cerr¨® con ¡®El pozo¡¯, presidida por Miguel R¨ªos, ¡®La mujer de verde¡¯ y una m¨¢s que coreada ¡®El baile¡¯.
Una consecuencia parad¨®jica hizo que ¡®Pausa¡¯ supusiera el punto final a un encuentro emotivo, lleno de agitaci¨®n, de sorpresas y de sonrisas que pod¨ªan observarse con facilidad debajo de las mascarillas. Aunque la primera y la m¨¢s especial era la de un Mikel Izal que se teletransport¨® por un par de horas a esa ciudad que forma parte de su vida. Aquella que, junto a Madrid, jug¨® un papel fundamental para que Izal sea, a d¨ªa de hoy, uno de los grupos m¨¢s reconocidos de la escena indie espa?ola. Es por ello por lo que se requiere acordarse siempre de aquellos sitios en los que se fue feliz durante un tiempo. Volver a ellos supone despertar la vena emotiva. Y m¨¢s despu¨¦s de ¡°todo un a?o de duda y silencio¡±.
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