El ¨ªndice Big Mac, creado por The Economist en una ilustraci¨®n en 1986, mide el poder adquisitivo de los pa¨ªses en funci¨®n del precio de la popular hamburguesa. A escala m¨¢s local, pero con el mismo trasfondo alimentario, el proyecto Fotovoz de la Universidad del Pa¨ªs Vasco analiza aspectos socioecon¨®micos de tres barrios de Bilbao en funci¨®n de lo que comen sus vecinos. Los participantes son los propios residentes, que c¨¢mara (m¨®vil) en mano retratan todo lo que tenga que ver con la comida. Desde un ultramarinos latino a una barra de pintxos, pasando por un contenedor de basura.
En sesiones organizadas por la investigadora del Departamento de Enfermer¨ªa de la Facultad de Medicina y Enfermer¨ªa y l¨ªder del proyecto Leyre Gravina, los vecinos se sirven de las fotos para debatir sus preocupaciones (el uso excesivo de az¨²car y alcohol en las celebraciones, por ejemplo) y fortalezas (el papel integrador de las jornadas gastron¨®micas Arroces del mundo) y extraer conclusiones (que los colegios tengan servicio de comedor en verano). Un informe enviado al Ayuntamiento de Bilbao detalla las acciones sugeridas en las reuniones.
¡°Somos meros transmisores de sus ideas. Los protagonistas son los vecinos. No los educamos ni conducimos. Se han soltado barbaridades, pero no los frenamos; los escuchamos¡±, explica Gravina, especializada en enfermer¨ªa comunitaria. Lo relevante del proyecto Fotovoz es que estudia la influencia del entorno alimentario en la salud de los vecinos de tres barrios escogidos estrat¨¦gicamente. San Francisco representa una zona de renta baja, poblado de inmigrantes y con una esperanza de vida menor que la media de Espa?a; Uribarri es un barrio obrero con una tasa de paro baja (menos del 7%) y esperanza de vida alta (86,5 a?os las mujeres) y en Deusto, el m¨¢s acomodado de los tres, residen ejecutivos, profesionales, funcionarios, docentes y estudiantes de la universidad hom¨®nima, la privada espa?ola m¨¢s antigua, fundada en 1886.
Pincha para ver algunas im¨¢genes tomadas por los vecinos dentro del proyecto Fotovoz
Ilustraci¨®n: Juan S¨¢nchez
San Francisco, 60 nacionalidades distintas
Una foto tomada por Resu, vecina de San Francisco, muestra la fachada de una vivienda en mal estado. Si bien el foco se pone en la comida, en esta instant¨¢nea el estado de las casas aporta informaci¨®n de c¨®mo se alimentan sus residentes. ¡°Hay mayores que viven en pisos sin ascensor. A lo mejor van a la compra cada 15 d¨ªas, lo que hace m¨¢s complicado el consumo de productos frescos o comida de temporada¡±, afirma Rosa Jim¨¦nez, tambi¨¦n vecina del barrio y mediadora social de la asociaci¨®n Kale Dor Kayiko (Gitanos del Ma?ana). ¡°O cuando no, acuden a locales de comida r¨¢pida. La gente est¨¢ enganchada. Cada vez se cocina menos¡±, dice Victoria Jim¨¦nez, que trabaja en otra asociaci¨®n roman¨ª. Un contraste con la oferta de los locales que se alinean en la parte del barrio m¨¢s pr¨®xima a la r¨ªa, frente al casco viejo. Los hay de comida vegana (Txukrut), especializados en conservas (El Later¨ªo) o que sirven cervezas artesanas (Bihotz), un indicador de que la gentrificaci¨®n est¨¢ a la vuelta de la esquina.
Un ejemplo de esto lo muestra Rosa con una foto del Marzana, situado junto a los anteriores y que para ella es el ep¨ªtome de ¡°bares que disfrutan los de fuera, pero no los de dentro; un enga?o social¡±, denuncia esta activista de 38 a?os y madre de dos ni?as, que mira fijamente a los ojos y transmite pundonor con el discurso y con el lenguaje corporal. Kiko, camarero de origen peruano del Marzana, contradice a Rosa. ¡°Tenemos incluso una medida especial de vino para un cliente de siempre del barrio¡±. Aunque reconoce: ¡°La clientela depende del d¨ªa. Hay veces que hay m¨¢s gente de fuera¡±.
La calle San Francisco, paralela a la r¨ªa hacia el interior, recorre el barrio de punta a punta: 750 metros. Las aceras ya de por s¨ª recortadas se hacen a¨²n m¨¢s estrechas por la cantidad de vecinos que paran y vagan por ellas. Esta v¨ªa aglutina una decena de tiendas de alimentaci¨®n regentadas por bolivianos, marroqu¨ªes, indios o espa?oles. Aunque cada una se especializa en un tipo de productos, es habitual la mezcla de g¨¦nero para satisfacer la demanda del 18,9% de inmigrantes que viven en el barrio. ¡°Tengo quinoa de tres tipos y ma¨ªz mote. Los negros son mis mejores clientes de las carillas [una jud¨ªa peque?a con una mancha negra t¨ªpica de Extremadura]¡±, explica Gorka Roma?a, cuya familia regenta desde hace 70 a?os un ultramarinos de toda la vida en el que abundan legumbres, bonito, pimientos y otras conservas de la tierra. ¡°Aqu¨ª vienen vascos y no vascos. Basta ya de pensar que lo de aqu¨ª es para nosotros¡±, resume el tendero.
Uribarri, industria y miner¨ªa
La taberna Marzana sirve entre su selecci¨®n de cervezas la local Salve, cuya f¨¢brica se hallaba en Uribarri. Las calles de este barrio obrero ubicado al otro lado de la r¨ªa son para subirlas con el plato peque?o de la bici. Aunque el estudio del proyecto Fotovoz lo sit¨²a entre el barrio m¨¢s desfavorecido y el m¨¢s pr¨®spero, no implica que sus vecinos vivan sin apreturas. ¡°Aqu¨ª tambi¨¦n hay pobreza¡±, afirma Carlos Ruiz, presidente de la federaci¨®n de las asociaciones de vecinos de Bilbao y residente del barrio.
Un estudio reciente llevado a cabo por las asociaciones de padres y madres y los servicios sociales concluy¨® que 45 de los 300 alumnos de la muestra realizaban su ¨²nica comida de calidad en el colegio. Una foto de mesas alargadas con ni?os ilustra esta preocupaci¨®n. ¡°Hay familias con pocos recursos que resuelven la alimentaci¨®n de sus hijos con chucher¨ªas o una bolsa de patatas. Hay que pagar el alquiler¡±, explica Ruiz. ¡°Hemos pedido que los centros escolares permanezcan abiertos en verano¡±, se?ala este jubilado de 70 a?os que trabajaba en el mantenimiento de Altos Hornos de Vizcaya.
El sentimiento de pertenencia a este barrio, que en el siglo XVIII acogi¨® a trabajadores de la industria y la miner¨ªa, se fomenta con fiestas en la calle. Hasta cuatro a lo largo del a?o. ¡°Aqu¨ª vivimos gente que entiende la vida como algo m¨¢s all¨¢ de trabajar¡±, cuenta. Sin embargo, las relaciones sociales que se potencian en los d¨ªas festivos se resienten por la desaparici¨®n del peque?o comercio. ¡°Han abierto cuatro superficies medias y han cerrado 63 establecimientos en la ¨²ltima d¨¦cada¡±, afirma Ruiz. ¡°Antes ibas de un lado para otro, te parabas, hablabas con la gente. Estabas en la calle¡±, explica a trav¨¦s de otra foto del proyecto, que ilustra el popular mercado de Trauko.
Deusto, campus universitario
Uribarri linda con Deusto, ubicado en la margen derecha de la r¨ªa. Un barrio amplio y nuevo con calles ortogonales. Carlos Ruiz explica, con esa capacidad que tienen los mayores para remontarse tiempo atr¨¢s, que medio siglo atr¨¢s en esta tierra empinada solo hab¨ªa caser¨ªos y huertas. Seg¨²n el estudio de Fotovoz, las preocupaciones de los residentes de este vecindario de renta media-alta pasan por que los pintxos en las barras est¨¦n protegidos por papel film, que los contenedores de basura se reubiquen en el subsuelo o por vigilar el correcto etiquetado de frutas y verduras. Varias de las situaciones que se ilustran en las fotos tienen que ver con momentos de ocio. Una foto tomada por Josean muestra a su cuadrilla en un txoko, un espacio en el que compartir saberes y sabores, afirma. La escala de preocupaciones es diferente.
¡°Los que no tienen problemas se los crean¡±, tercia Rosa en un bar de Deusto en el que se han reunido vecinos de los tres barrios junto con Gravina, la coordinadora de Fotovoz. ¡°No todo son estos problemas. Tambi¨¦n nos preocupa la proliferaci¨®n de cadenas de comida r¨¢pida", rebate Yanira Proa?o, que tiene 45 a?os y lleva 10 en el barrio. Ecuatoriana y locutora de Radio Tropical, Proa?o enumera varios comercios de inmigrantes que existen en Deusto, como una carnicer¨ªa guaran¨ª.
El proyecto Fotovoz tiene continuidad. Gravina ya ha solicitado la subvenci¨®n a la universidad y est¨¢ previsto que arranque el a?o que viene. Los vecinos que han participado confirman que repetir¨¢n. En lugar de la comida, la segunda edici¨®n girar¨¢ en torno a las infraestructuras de los barrios. El foco se pondr¨¢ en los parques, las aceras, las instalaciones para practicar deporte, las plazas¡ para de nuevo, a trav¨¦s de la fotograf¨ªa, exhibir la realidad de los vecindarios. ¡°Analizaremos la influencia de estos elementos en la salud de los residentes¡±, explica Gravina, que tard¨® un a?o y medio en poner en marcha el anterior. ¡°Acab¨¦ agotada. Pero ya estoy con ganas de empezar el siguiente¡±, concluye.
Un huerto urbano de cine
Los vecinos de Manzanares-Casa de Campo, al oeste de Madrid, cultivan verduras y hortalizas ecol¨®gicas en el parque de la Bombilla, otra manera de hacer barrio en torno a la alimentaci¨®n.
Hay espacios que toman relevancia por lo que sucede en ellos. El parque de la Bombilla, a 20 minutos a pie del Templo de Debod, acoge el festival de cine al aire libre de Madrid (Fescinal). Desde hace 35 a?os proyecta pel¨ªculas en los meses de verano. No es el ¨²nico espacio de reuni¨®n y entretenimiento del parque. La asociaci¨®n de vecinos Manzanares-Casa de Campo cre¨® un huerto urbano en 2015. Familias con ni?os y mayores cultivan hortalizas ecol¨®gicas y socializan en esta parcela de 1.089 metros cuadrados los viernes y los domingos. Esta manera de hacer barrio es una de las iniciativas que agrupa FeliZiudad, la plataforma digital de Renault que ilustra buenas pr¨¢cticas destinadas a mejorar la calidad de vida en las ciudades. La cosecha es lo de menos, lo m¨¢s importante es haberla conseguido entre todos.
Esta noticia, patrocinada por el proyecto FeliZiudad, de Renault, ha sido elaborada por un colaborador de EL PA?S.