La primera vez que se us車 la palabra escrache en este peri車dico fue en 1998, en un art赤culo firmado en Buenos Aires que contaba c車mo los miembros de una ONG acud赤an a las casas de los torturadores de la dictadura argentina para explicarles a los vecinos los cr赤menes que hab赤an cometido. ※Escrache:§, dec赤a el art赤culo, ※poner en evidencia, en argot porte?o§.
El t谷rmino aparece unas cuantas veces m芍s en los a?os sucesivos, siempre referido a la dictadura argentina, pero no es hasta 2013 cuando la palabra empieza a hacerse habitual en el diario.Los culpables de que el t谷rmino cuajara son los integrantes de la Plataforma de Afectados por la Hipoteca. El 1 de marzo de 2013, dos semanas despu谷s de que el Congreso admitiera a tr芍mite la Iniciativa Popular legislativa (ILP) que propon赤a la daci車n en pago, la Plataforma envi車 un correo a los diputados en el que les invitaba a acudir a las asambleas para ※conocer en directo la realidad a la que nos vemos abocadas cientos de miles de personas en este pa赤s§.
Era lo que llamaban la fase 1 del escrache. Si despu谷s de eso los diputados vetaban la ILP, ser赤an objeto de escrache, es decir, ser赤an puestos en evidencia, se?alados en sus casas, de la misma forma que lo fueron en los 90 los torturadores de la dictadura argentina. ※Hay vidas en juego§, dec赤a la Plataforma refiri谷ndose a los suicidios que se hab赤an contabilizado hasta entonces de personas que empezaron con la c迆pula del PP, reunida en un hotel en Madrid. Luego fueron a las casas de varios diputados y ministros. En Valencia, el vicesecretario de Estudios y Programas del PP, Esteban Gonz芍lez Pons, compar車 con nazis a los que se concentraron en su domicilio.
La n迆mero dos del PP tilda los escraches de "nazismo puro" y reflejo de "un esp赤ritu totalitario y sectario"
Maria Dolores de Cospedal,
Secretaria general del Partido Popular
※Los escraches tienen sentido§, afirma Ada Colau. ※Hemos hecho de todo: hablar con servicios sociales, partidos pol赤ticos, oficinas de vivienda; hemos parado desahucios, hemos puesto escritos en los juzgados, hemos forzado a los bancos a negociar, hemos llevado el caso a Europa y hemos presentado una ILP con un mill車n y medio de firmas; y todo eso en un contexto de emergencia con gente desesperada. Agotados todos los recursos surgen los escraches como forma de hacer ver al pol赤tico que le responsabilizamos de lo que va a legislar. Y ellos se han retratado, porque a la m赤nima que a sus se?or赤as se les han acercado con pegatinas que pon赤an simplemente &s赤 se puede* y se les ha interpelado, nos han acabado llamando terroristas o acosadores§.
※Los escraches no son una forma de protesta que tenga un encaje democr芍tico§, contesta el subsecretario de Econom赤a y Competitividad, Miguel Temboury.§ Tienen un car芍cter coactivo y atentatorio contra la familia. Comprendo que haya gente que est芍 muy desesperada pero no creo que el escrache sea la mejor manera y hay otros cauces como el derecho a manifestaci車n§.
Aunque la aproximaci車n al tema de los desahucios es distinta en la banca y el Gobierno, hay algunas similitudes en el an芍lisis que hacen del fen車meno en s赤. Sin decirlo claramente, el Gobierno considera que, de alguna forma, el problema se ha sobredimensionado, que los medios de comunicaci車n han llenado sus p芍ginas de casos de personas desahuciadas y que, a pesar de la dureza de la crisis, una gran mayor赤a de la gente, el 96%, sigue pagando sus hipotecas.
Pero hablar de porcentajes en este asunto puede resultar un poco enga?oso. Seg迆n los datos de los registradores, en 2012 los bancos se quedaron con 30.034 viviendas, una media de 115 desahucios por d赤a, uno cada 15 minutos. Falta que el Instituto Nacional de Estad赤stica termine de elaborar unos datos oficiales que puedan considerarse definitivos, pero a d赤a de hoy, esos son los 迆nicos datos fiables de los que se disponen.
El Gobierno ha reconocido p迆blicamente en sus declaraciones el drama de las familias, pero tambi谷n ha dejado ver en ocasiones que no se debe legislar desde las emociones y que hacerlo podr赤a hundir la econom赤a. Ese mismo argumento ha sido utilizado por los bancos.
Es posible elaborar un mapa de las emociones por las que pasa alguien en esa situaci車n. Un informe de la Escuela Superior de Administraci車n y Direcci車n de Empresas (ESADE) afirma que el recorrido por el que pasa un desahuciado es como una monta?a rusa emocional, desde la alegr赤a de conseguir la hipoteca, la preocupaci車n por la p谷rdida del empleo, la sorpresa por las primeras cartas del banco reclamando pagos, la rabia ante las primeras amenazas y el p芍nico al desalojo. Los expertos coinciden en ese esquema y a?aden adem芍s los sentimientos de verg邦enza, culpabilidad y fracaso personal.
Lola Mor車n, psiquiatra del Hospital Cl赤nico San Carlos, p迆blico, ha atendido a decenas de casos en los 迆ltimos tiempos. ※Los pacientes que est芍n sometidos a un estr谷s cr車nico pueden sufrir alteraciones som芍ticas. Desde un infarto a una gastritis, diarrea, insomnio... Cuando la situaci車n se prolonga durante mucho tiempo, el cuerpo no lo aguanta§, se?ala Mor車n. La psiquiatra introduce un concepto que se ha hecho frecuente entre los afectados por la hipoteca: la muerte civil. Es decir, el problema ya no es solo la p谷rdida de la vivienda sino la enorme deuda que queda por pagar. Uno se convierte en un moroso, no tiene trabajo, no puede conseguir el contrato de un m車vil, no puede empezar de cero, la deuda pendiente es como una losa que impide salir de la espiral. ※De alguna forma§, explica Mor車n, ※se produce algo comparable al caso de alguien que se suicida cuando le dicen que le queda tres meses de vida. Es decir, el afectado por la deuda se pone en lo peor, aunque no est谷 sentenciado. Un desahuciado no es un enfermo mental pero puede llegar a estar enfermo por eso. Hay que tratarlos y evitar esa sensaci車n de muerte civil y para ello es importante que alguien que ha pasado por lo mismo te ayude§. La Plataforma de afectados por la Hipoteca es un buen f芍rmaco, seg迆n Mor車n.
Los pacientes que est芍n sometidos a un estr谷s cr車nico pueden sufrir alteraciones som芍ticas. Desde un infarto a una gastritis, diarrea, insomnio... Cuando la situaci車n se prolonga durante mucho tiempo, el cuerpo no lo aguanta, se?ala Mor車n
※La sensaci車n que se te queda despu谷s de todo esto es como si te hubieran quitado la columna vertebral y la hubieran lanzado a la calle§, dice Juan Carlos, un colombiano que cumpli車 en Espa?a sus sue?os de una vida independiente y sin ataduras econ車micas. ※Cuando te ves ante un desahucio, se te pasa todo por la cabeza. Llenarte de gasolina y prenderte fuego. No es solo perder tu casa. Es la deuda que debes. Es todo. Hay momentos en que realmente no sabes si en alg迆n momento lograr芍s salir de ese agujero§..
Pero confi谷, el banco me dio cr谷dito, y todos tan contentos. Me dec赤an ※todo el mundo lo hace en Espa?a; no te preocupes, no te preocupes...§
Juan Carlos lleg車 a Madrid en 1999 para cursar un m芍ster en Telecomunicaciones. A迆n hab赤a pesetas. Fue una 谷poca que recuerda como ※maravillosa§. A?os despu谷s, en 2007, con la crisis llamando a la puerta, una amiga le ofreci車 una ※oportunidad 迆nica§: un piso en el madrile?o barrio de Princesa por 260.000 euros. Supuestamente, la familia ten赤a que vender r芍pido porque el due?o se estaba muriendo y quer赤a repartir el dinero en vida. Ese mismo a?o adquiri車 la nacionalidad espa?ola.
Fue, seg迆n sus palabras, ※en parte timado y en parte tonto§. Su amiga lo arregl車 todo con el banco: tendr赤a una hipoteca de 1.300 euros al mes que solo podr赤a pagar alquilando una habitaci車n, porque 谷l cobraba 1.100. ※Pero confi谷, el banco me dio el cr谷dito, y todos tan contentos. Me dec赤an ※todo el mundo lo hace as赤 en Espa?a; no te preocupes, no te preocupes...§. Pero cuando se qued車 en paro y empez車 a tener problemas, ※todo el mundo en el banco era nuevo§. No hab赤a nadie de los que hab赤an tratado con 谷l. ※La puerta para cualquier tipo de negociaci車n estaba cerrada§.
A sus males se uni車 una enfermedad: en octubre de 2011 le diagnosticaron una enfermedad rara, autoinmune, que atacaba su propio organismo y le hizo ir perdiendo movilidad. Pas車 dos meses hospitalizado. Poco despu谷s de regresar a su casa en silla de ruedas, le lleg車 la notificaci車n del desahucio. ※Entonces me puse en contacto con la PAH. En el primer intento de desahucio vino mucha gente y se paraliz車, pero me siguieron llegando citaciones. El banco segu赤a renuente a cualquier tipo de negociaci車n. En septiembre, finalmente, me echaron de la casa. Se la qued車 el banco. Adem芍s, les debo 183.000 euros y gastos del juzgado§. Desde entonces vive en casa de unos amigos; da clases a sus ni?as y se ha convertido en un activista. Va haciendo lo que puede.
"Si todav赤a tengo esta casa se lo debo a toda la gente que me apoy車 en ese momento y la manera de dar las gracias es trabajando
en la plataforma", concluye Sanz, que mantuvo su vivienda a cambio de un alquiler social.
Cuando veo alguien que se suicida, es que lo entiendo: lo entiendo perfectamente. Todos hemos pasado por ello. Te lo han quitado todo§, afirma Esther, otra afectada por la Hipoteca. ※Durante meses pens谷 que me quedaba en la calle con mi marido y uno de mis hijos. Lo 迆nico que me quedaba para mantenerme viva eran la fe y la esperanza§.
Esther vive en San Crist車bal (Madrid), en un primer piso lleno de fotos de sus cinco hijos, muy cuidado. Compr車 la casa en 2002 por 158.000 euros y sigue all赤 de casualidad. Logr車 parar su desahucio in extremis y quedarse en la casa pagando un alquiler social al banco. ※Pagar la hipoteca fue imposible. Al principio ten赤a 650 euros de cuota que pod赤amos afrontar mi marido y yo trabajando los dos, yo de cocinera y 谷l en la construcci車n. Pero al final fueron 1.500. Hab赤a avalado las casas de mis dos hijos mayores y ellos no pod赤an pagar; mi marido se qued車 en paro. Todo acab車 siendo un mar de deudas a las que no pod赤amos hacer frente§.
Su banco, el brit芍nico Halifax, le comunic車 que hab赤a iniciado un procedimiento de ejecuci車n hipotecaria en el juzgado. Deb赤a abandonar la casa el 27 de marzo de 2012. ※Ah赤 me di cuenta de lo ignorantes que somos. No sabemos nada de hipotecas ni tenemos forma de enfrentarnos a un banco. Por eso acud赤 a la plataforma, y me cambi車 la vida. Despu谷s de mucho pelear, de sacar el caso en los medios, incluso en los ingleses, un d赤a antes del desahucio el banco acept車 el alquiler social. En Inglaterra no est芍n acostumbrados a que las familias se vayan a la calle, y creo que la presi車n con los medios de all赤 fue efectiva. El foll車n que montamos fue grande. A m赤 ya no me quedaba nada, as赤 que era capaz de todo§.
Esther paga ahora al banco 350 euros, m芍s otros 50 de comunidad. La deuda se ha congelado y en cinco a?os tendr芍 una opci車n de compra sobre su vivienda (que ahora es de la entidad). Es voluntaria de la plataforma, y un d赤a a la semana lo dedica a ayudar a gente con desahucios en marcha de su barrio, uno de los m芍s castigados de Madrid. ※Lo material lo recuperas. Yo les digo que sigan adelante, que sigan luchando, que siempre hay una soluci車n cuando parece que todo est芍 perdido§.
※Creo que hay una sensaci車n de fracaso que est芍 incardinada en nuestra cultura§, se?ala el psiquiatra Jos谷 Antonio L車pez Rodr赤guez
En la puerta de al lado vive otras desahuciada con su familia, pero en una situaci車n muy distinta. Se llama Wandis y ha ocupado la casa contigua a la de Esther, que estaba vac赤a. Esta mujer, dominicana con tres hijos, lleg車 a tener en propiedad (pagando una hipoteca) dos pisos en Madrid. ※Mi marido era conductor de locomotoras en la construcci車n y ganaba muy bien, unos 3.000 euros al mes. Yo estaba en la cocina de una cl赤nica y ganaba 900§.
Primero compraron un piso en Cuatro Caminos. Luego lo alquilaron y se mudaron a San Crist車bal. Otra hipoteca. Cuando el marido de Wandis se qued車 en el paro y los inquilinos dejaron de pagar el alquiler, ellos no pudieron hacer frente a ninguna de sus hipotecas. Han perdido las dos casas, y no saben hasta cu芍ndo podr芍n quedarse en la casa en la que est芍n ahora, en la que entraron de manera ilegal, sabiendo que era propiedad de un banco, para ofrecer un techo a sus tres hijos peque?os, Alberto, Andy y Erika.
※Yo trabajo por horas en casas y con eso hacemos lo que podemos, pero probablemente nos tengamos que ir§. La casa de Cuatro Caminos la llevaban pagando desde 2000, y todo ese dinero lo han perdido, pero creen que no pueden hacer nada por arreglarlo. ※Seguramente nos tengamos que volver a Santo Domingo en cuanto consigamos dinero para los billetes. A ver, ?qu谷 vamos a hacer cuando nos echen de aqu赤? Podemos ir un tiempo a casa de mi hermana, pero nos tendremos que marchar. No hay alternativa§.
※Creo que hay una sensaci車n de fracaso que est芍 incardinada en nuestra cultura§, se?ala el psiquiatra Jos谷 Antonio L車pez Rodr赤guez, de la Asociaci車n Espa?ola de Psiquiatr赤a Privada. ※Para los espa?oles es muy importante la compra, el parque de viviendas alquiladas es de los m芍s bajos de Europa. La cultura siempre ha sido, c芍sate y ten tu propia casa. Cuando te arrebatan eso tienes la sensaci車n de que la sociedad est芍 fallando pero tambi谷n de que estoy fallando yo mismo, que no he sido capaz de pagar mi propia casa. Es un caldo de cultivo para sentirse fracasado§.
Los 迆nicos conteos de suicidios atribuidos a desahucios son los que la PAH ha realizado, en total una veintena. Los medios de comunicaci車n han dado espacio a algunos de esos casos, pero desde hace tiempo existe la idea de que publicar los suicidios pude inducir a otras personas a seguir la misma suerte. Es un asunto tab迆, un agujero negro en el que es dif赤cil llegar a conclusiones rigurosas. Aun as赤, la PAH ha se?alado alguno de esos casos con nombre y apellidos. Y los psiquiatras reconocen que, aunque no sea la 迆nica causa, los desahucios pueden accionar el mecanismo por el que una persona decide quitarse la vida.
La psiquiatra Lola Mor車n se?ala que ha habido un incremento de peticiones de ayuda durante los 迆ltimos a?os de la crisis. El aumento ha generado un atasco que les impide atender con celeridad a los enfermos mentales.