Cuando la despensa de frutas y verduras se convierte en un laboratorio para te?ir la ropa
Si sabe trocear cebolla o granada, pesar ingredientes y hervir agua tiene todas las competencias necesarias para lograr el ¨¦xito tint¨®reo en casa
Cuando se trata de limpiar la ropa, el mundo se divide en dos tipos de personas: las que miran la etiqueta de cada prenda para seguir las instrucciones de lavado y las que no. Y, como bien sabe quien convive con alguien que pertenece al segundo grupo y encima se empe?a en poner la lavadora, habr¨¢ ocasiones en las que se produzcan accidentes, sobre todo crom¨¢ticos: camisas o toallas blancas que salen sonrojadas, por ejemplo.
La llegada de la qu¨ªmica de s¨ªntesis, la moda r¨¢pida y las lavadoras han hecho que a lo largo del siglo XX el verbo deste?ir haya permanecido en nuestro vocabulario ...
Cuando se trata de limpiar la ropa, el mundo se divide en dos tipos de personas: las que miran la etiqueta de cada prenda para seguir las instrucciones de lavado y las que no. Y, como bien sabe quien convive con alguien que pertenece al segundo grupo y encima se empe?a en poner la lavadora, habr¨¢ ocasiones en las que se produzcan accidentes, sobre todo crom¨¢ticos: camisas o toallas blancas que salen sonrojadas, por ejemplo.
La llegada de la qu¨ªmica de s¨ªntesis, la moda r¨¢pida y las lavadoras han hecho que a lo largo del siglo XX el verbo deste?ir haya permanecido en nuestro vocabulario cotidiano, mientras que su opuesto ha quedado relegado al mundo de las peluquer¨ªas, o de los sectores profesionales; pues te?ir ropa puede ser asunto laborioso y, pocas personas tienen el tiempo o el inter¨¦s para dedicarse a tales menesteres. Hasta que lleg¨® 2020 y estall¨® una pandemia global que nos confin¨® durante meses; uno de sus m¨²ltiples efectos colaterales fue que, de repente, hab¨ªa tiempo libre y necesidad de llenarlo de belleza. ¡°La gente necesitaba sentirse escuchada, acompa?ada¡±, recuerda Gavina Ligas, cofundadora del atelier madrile?o de tinci¨®n natural Aletheia, a quien se le ocurri¨® que muchos agradecer¨ªan la oportunidad de ¡°aprender a hacer algo nuevo, bonito, saludable¡±.
Y ten¨ªa raz¨®n, a juzgar por los centenares de personas que siguieron sus charlas abiertas o se apuntaron a los talleres gratuitos de tinci¨®n casera, organizados con otras marcas de ropa sostenible como Hemper. ¡°Mucha gente nos conoci¨® durante la pandemia, y seguimos recibiendo agradecimientos por las actividades que organizamos entonces¡±, asegura Ligas. Convertir la propia cocina en un laboratorio alqu¨ªmico donde conectar con las plantas de forma distinta fue revelador para muchas personas con d¨¦ficit de naturaleza, atascadas en pisos sin balcones o ventanas con vistas al verde.
Porque si tiene una cocina y una despensa es muy probable que ya disponga de los elementos b¨¢sicos para ponerse a te?ir ropa. Y, si sabe trocear verduras, pesar ingredientes y hervir agua, tiene todas las competencias necesarias para lograr el ¨¦xito tint¨®reo en casa.
La clave est¨¢, primero, en escoger bien las plantas; y, segundo, en prestar atenci¨®n a las telas, ya que si son de fibra artificial, como el nailon, no retienen el tinte.
Contigo, pan y cebolla
En el refranero, pan y cebolla son amor verdadero. A juzgar por la escasez de levadura y de harina que se produjo durante el confinamiento, en las cocinas hubo mucho pan casero, y seguramente tambi¨¦n cebollas, vegetal con la habilidad de hacernos llorar y, a la vez, alegrarnos el paladar. Lo que pocos saben es que la brincia o piel de la cebolla, esas capas externas m¨¢s papir¨¢ceas que terminan en el cubo del compost, tienen propiedades tint¨®reas fabulosas.
Como sucede en el mundo de la tinci¨®n natural, colorear una prenda con cebolla no da siempre el mismo resultado, pero las tonalidades var¨ªan entre amarillos y dorados hasta bronces anaranjados o marrones claros. Con todo, no cualquier cebolla sirve igual: las m¨¢s adecuadas, explican desde Aletheia, son las doradas, ya que las moradas dan tonos ros¨¢ceos mucho menos intensos. Una fuente de colores hermos¨ªsimos que se tira literalmente a la basura, ?y no es la ¨²nica que se desecha!
Frutas arco¨ªris
Las frutas son uno de los instrumentos m¨¢s eficaces que las plantas tienen en su arsenal de estrategias para dominar el mundo. Su funci¨®n es muy clara: son un soborno descarado a nuestro paladar animal para que las comamos y ayudemos al vegetal a reproducirse. Sin embargo, algunas frutas ofrecen dones que las plantas no hab¨ªan planificado, como los aguacates: de los grandes huesos de esta fruta se puede obtener un abanico de tonos rosados m¨¢s o menos intensos y muy atractivos. De hecho, artistas tint¨®reas de alcance internacional como la venezolana Mar¨ªa Elena Pombo, conocida en redes como Fragmentario, han convertido los exquisitos rosas de aguacate en su se?a de identidad.
Pero si uno no es fan del aguacate, no hay que temer: hay otras opciones como, por ejemplo, la granada, cuya piel correosa es una despensa de colores tan hermosos como estables. ¡°De la granada me encantan las tonalidades doradas que proporciona, pero tambi¨¦n sus atributos culturales de fertilidad y abundancia¡±, comenta Rosa Caterina Bosch, artista gr¨¢fica que estudia los colorantes org¨¢nicos de la flora de las islas Baleares sobre tela y papel; algunas de sus obras textiles est¨¢n protagonizadas por la granada.
De igual modo, las envolturas de las casta?as ¡ªerizo, c¨¢scara y piel¡ª tambi¨¦n ti?en, sobre todo en la gama de los marrones; algo parecido sucede con las nueces, aunque la parte colorante, es decir, el ruezno exterior que recubre la c¨¢scara dura, suele desecharse mucho antes de llegar a nuestras despensas.
Pero ?y las plantas que dan color a la comida? ?Esas sirven para te?ir? S¨ª, podemos te?ir unos pantalones de amarillo con azafr¨¢n. Ser¨¢n los pantalones m¨¢s caros de la historia, pero poder, t¨¦cnicamente, se puede. No obstante, la mayor¨ªa de vegetales que ti?en en el plato no proporcionan colores estables y duraderos sobre una tela.
La c¨²rcuma, por ejemplo, ha sido ampliamente usada para te?ir ropa de amarillo, pero es color fugaz, un estallido de luz que, al cabo de unos d¨ªas o semanas, enmudece.
En cambio, plantas como la col lombarda de bellos azules y morados, o las remolachas fucsia vivo, son al¨¦rgicas al compromiso textil: aunque pueden tener aventuras amorosas muy coloridas con una tela, ser¨¢n episodios breves y, a menudo decepcionantes. Su huella desaparecer¨¢ en poco tiempo.
Cierto es que las fibras tambi¨¦n ponen de su parte; incluso con tintes s¨®lidos como la cebolla, la granada, el t¨¦ o las hojas de laurel, hay textiles m¨¢s f¨¢ciles de te?ir que otros. Las camisetas de algod¨®n, por ejemplo, suelen estar entre las prendas complicadillas, porque a ese material le cuesta horrores absorber y retener estos tintes; de ah¨ª que los colores suelan quedar m¨¢s tenues que si te?imos sobre lana o seda.
?Se puede dar nueva vida a la ropa con materiales caseros, de cocina y despensa?
Yes, we can! Y sin grandes complicaciones, adem¨¢s: si uno se ci?e a los ingredientes apenas descritos, basta con hacer un caldo, m¨¢s o menos denso, seg¨²n la intensidad de color deseada de planta tint¨®rea ¡ªtroceada, hervida en agua durante una horita¡ª y sumergir en ¨¦l la prenda a te?ir, previamente lavada. Luego se cuece a fuego lento otros 40 minutos, a temperatura variable seg¨²n la fibra, y ?voil¨¤! Naturaleza pr¨ºt-¨¤-porter de despensa.