Bogot¨¢, la casa de comidas que por 14 euros da de comer a obreros e intelectuales
Desde hace casi seis d¨¦cadas el local madrile?o sigue manteniendo su estilo familiar, con una cocina casera que huye de modas
Es la hora de comer y en la calle espera al menos una decena de personas para entrar. Se pide la vez. Y paciencia. A mediod¨ªa, a la entrada de Bogot¨¢ siempre hay clientes aguardando: vecinos de la zona, obreros, profesionales de oficina, artistas, galeristas o escritores. Todos buscan lo mismo: el imbatible men¨² del d¨ªa que por 14 euros ofrece esta casa de comidas madrile?a, ubicada en la frontera del barrio de Chueca y de Las Salesas.
El secreto no es otro que la dedicaci¨®n y no desviarse del camino trazado hace casi seis ...
Reg¨ªstrate gratis para seguir leyendo
Si tienes cuenta en EL PA?S, puedes utilizarla para identificarte
Es la hora de comer y en la calle espera al menos una decena de personas para entrar. Se pide la vez. Y paciencia. A mediod¨ªa, a la entrada de Bogot¨¢ siempre hay clientes aguardando: vecinos de la zona, obreros, profesionales de oficina, artistas, galeristas o escritores. Todos buscan lo mismo: el imbatible men¨² del d¨ªa que por 14 euros ofrece esta casa de comidas madrile?a, ubicada en la frontera del barrio de Chueca y de Las Salesas.
El secreto no es otro que la dedicaci¨®n y no desviarse del camino trazado hace casi seis d¨¦cadas. El restaurante se inaugur¨® en mayo de 1964 en el local que anteriormente hab¨ªa acogido un conocido restaurante vasco, Eskerrik Asko. Lo abri¨® un matrimonio, Dolores Santos y Valeriano N¨²?ez, que en los a?os sesenta form¨® parte de la ola de inmigraci¨®n que lleg¨® a Madrid, ella procedente de Galicia y ¨¦l de Sanabria (Zamora) en busca de una vida mejor. Eran otros tiempos, en los que, a pesar del esfuerzo, una familia pod¨ªa comenzar de cero en el centro de la ciudad, montar un negocio y sobrevivir. Hoy es todo mucho m¨¢s complicado, debido al elevado precio de los alquileres de los locales y la irrupci¨®n de grandes grupos de restauraci¨®n y de fondos de inversi¨®n ¨¢vidos por conseguir ping¨¹es beneficios al calor del esplendoroso momento que vive la hosteler¨ªa, al menos en la capital. Ah¨ª siguen, en pie, al lado de locales, que abren y cierran al ritmo de modas y tendencias.
Durante 40 a?os, los fundadores estuvieron al frente del negocio hasta que en 2005, con la jubilaci¨®n de por medio, dieron el relevo a la siguiente generaci¨®n. Fue entonces cuando se hizo cargo del restaurante uno de los dos hijos, Julio N¨²?ez, fallecido en 2021, que acometi¨® una importante reforma para adaptar el establecimiento a las nuevas normativas y a los nuevos tiempos, pero sin perder la esencia de lo que debe ser una casa de comidas. Un sitio agradable, sin distracciones, donde lo importante es lo que se sirve en el plato. Y eso no ha cambiado.
En la carta se mantiene la mayor¨ªa de las recetas de siempre, esas que devuelven la memoria al hogar familiar. Infalibles son los platos de cuchara, como la sopa castellana o de pescado (9 euros), el potaje de garbanzos (8,50 euros), el caldo gallego (8,50 euros) o el salmorejo (8,50 euros). Obligadas son las alb¨®ndigas de ternera (10,50 euros), con una carne rosada y jugosa que acompa?an con unas patatas fritas chips caseras, que siempre resultan escasas, las berenjenas rebozadas (8 euros), los callos a la madrile?a (12,50 euros), un jugoso escalope de ternera con un rebozado crujiente (13,5 euros) el rabo de toro (18,5 euros).
Las verduras naturales tambi¨¦n tienen hueco: alcachofas salteadas con jam¨®n (9 euros, solo en temporada), un panach¨¦ de verduras (9,50 euros) o el pisto casero con huevo frito (8,50 euros). En pescados ofrecen distintas versiones de la merluza: el cogote a la plancha (19 euros), a la vasca (19,50 euros), a la romana o el pescado a la plancha (18 euros). Los postres tambi¨¦n son de casa, sin florituras: flan de huevo (5 euros), arroz con leche (5 euros), natillas (5 euros) o tarta de zanahoria (6,50 euros). La carta de vinos es breve, con etiquetas convencionales a precios moderados. A diario y a mediod¨ªa, adem¨¢s del men¨² de 14 euros, que incluye tres platos, pan y bebidas, ofrecen uno especial, por 16,50 euros. En el horario nocturno solo hay carta.
El relevo de la casa lo ha tomado ahora el otro hermano, Jos¨¦ N¨²?ez, que se ocupa de todas las tareas administrativas y de las compras, adem¨¢s de echar una mano en el servicio cuando hay alguna baja de personal. Sobre la f¨®rmula, lo tiene claro: ¡°No hay mucho secreto. Creo que tenemos una oferta sencilla basada en ingredientes naturales y de calidad con recetas que se hacen de la misma manera desde hace muchos a?os. Lo m¨¢s importante es el grupo de personas que llevan muchos a?os y que est¨¢n muy implicados en hacer que cada d¨ªa salga todo lo mejor posible¡±. El servicio es otra de sus bazas: la atenci¨®n es c¨¢lida y muy ¨¢gil. Se nota que hay oficio y ganas de agradar al comensal.
Del hermano ausente queda, adem¨¢s de su impronta, la decoraci¨®n y su afici¨®n a la fotograf¨ªa. En ello ha tenido mucho que ver la galerista Juana de Aizpuru, clienta habitual, que ha prestado alguna de las obras que cuelgan de las paredes. Tambi¨¦n frecuentan la casa fot¨®grafos como Alberto Garc¨ªa-Alix o Chema Madoz. Del primero son algunas de las im¨¢genes que adornan la sala. Y si alguien se detiene a observar la bella fotograf¨ªa que ocupa la pared de la entrada, al fondo a la derecha, en la que aparece una mujer sentada en una roca, rodeada de agua y mirando al horizonte, es el Lago de Sanabria y pertenece a la serie Para¨ªso, de Carmela Garc¨ªa. Un claro homenaje al padre, a los or¨ªgenes.