Toga, el restaurante madrile?o de los noodles de at¨²n con club de fans abre un nuevo local en La Latina
Seis a?os despu¨¦s de su apertura en Lavapi¨¦s, la fama de su plato de fideos con mayonesa de kimchi es tal que incluso venden camisetas. Ahora estrenan el establecimiento Toguita, donde sirven la misma carta
¡°No hay mesa que no pida nuestros noodles con at¨²n¡±, dice Gonzalo Rinc¨®n, mientras un camarero sale de la cocina con un plato de sus famosos fideos en cada mano. Desde que los sirvieron por primera vez hace seis a?os en Toga (calle Juanelo, 23), un peque?o restaurante de Lavapi¨¦s que llena a diario, su popularidad no ha hecho m¨¢s que crecer. Tanto que, para calmar toda su demanda, acaban de abrir Toguita (Cava Alta, 3) en el vecino barrio de La Latina. ¡°Toga se nos qued¨® peque?o. Nos dimos cuenta hace a?os de que los fines de semana lo podr¨ªamos llenar siete veces porque el tel¨¦fono no paraba de sonar, y decidimos buscar otro lugar¡±, a?ade.
Toguita es un coqueto local en el centro de Madrid decorado con madera, espejos y mobiliario vintage. Tiene capacidad para servir a 45 personas, una peque?a barra donde comer o tomar c¨®cteles y comparte encanto, personal y carta con el primer establecimiento. ¡°La gente viene a pedir lo de siempre. Adem¨¢s de los noodles, que si los saco de la carta me pueden hacer un piquete en la puerta, platos como el risotto de chipirones en su tinta y chips de ajo o el carpaccio de setas Portobello con queso Pecorino trufado y aceite de pi?ones son imprescindibles para muchos clientes¡±, cuenta Rinc¨®n.
Toga fue el sue?o de tres amigos que se conocieron trabajando juntos en Juana La Loca, establecimiento pionero en ofrecer cocina creativa desde hace dos d¨¦cadas en La Latina. ¡°Viendo el ¨¦xito de aquel local, nos atrevimos a abrir Toga en 2016 con la intenci¨®n de hacer algo muy rico, diferente al resto de lo que hab¨ªa en el barrio y d¨¢ndole much¨ªsima importancia al servicio¡±, recuerda Rinc¨®n. ¡°Lo hicimos todo nosotros: la obra, la decoraci¨®n y la carta. Y a los siete meses est¨¢bamos como n¨²mero uno en TripAdvisor. Fue incre¨ªble¡±, recuerda.
No ten¨ªan redes sociales ni invirtieron en publicidad, pero el sabor de sus noodles y el ambiente c¨¢lido que se generaba en su sal¨®n corri¨® como la p¨®lvora en la ciudad: ¡°Tambi¨¦n ayud¨® que nos recomendaran en medios algunos actores que ven¨ªan a cenar despu¨¦s de actuar en el Teatro Pav¨®n. Esto trajo a un p¨²blico distinto. Fue curioso ver c¨®mo un Uber dejaba en la puerta a gente que nunca hab¨ªa pisado este barrio¡±. Y toda la clientela ped¨ªa lo mismo: los noodles al wok con mayonesa de kimchi gratinada con dados de at¨²n rojo crudo por encima y cebollino (17 euros). ¡°Yo no s¨¦ qu¨¦ cara pondr¨ªa la gente cuando probaba la tortilla deconstruida de Ferran Adri¨¤, pero lo de nuestros noodles con kimchi es una locura. En seis a?os nos hemos quedado cinco veces sin at¨²n y la decepci¨®n de la gente al comunic¨¢rselo es indescriptible¡±, dice.
Rinc¨®n confiesa que le piden la receta casi a diario, pero se niega a compartirla. Tambi¨¦n a abrir en otras zonas de Madrid. ¡°He tenido muchas ofertas, pero siempre he dicho que no porque hemos encontrado una f¨®rmula muy bonita aqu¨ª, donde adem¨¢s vivo. A m¨ª no se me ha perdido nada en el barrio de Salamanca¡±, cuenta. Pero s¨ª en La Latina, donde lleva un par de meses con el nuevo proyecto y ya hay que reservar con d¨ªas de antelaci¨®n para lograr mesa el fin de semana. ¡°Llenamos d¨ªa y noche¡±, asegura.
Un plato con merchandising
Cesar Le¨®n, aparte de ser uno de los encargados, es autor de los cuadros que cuelgan en las paredes de ambos locales y de los collages de las camisetas que lleva toda la plantilla. ¡°Cuando comenz¨® el furor por los noodles se nos ocurri¨® hacer collages con ellos. Imprimimos camisetas, nos la pusimos y la gente empez¨® a ped¨ªrnoslas. Desde entonces las vendemos y hemos llegado a enviar muchas a Estados Unidos, Alemania y otros pa¨ªses¡±, asegura.
Los precios ajustados de la carta son tambi¨¦n parte del ¨¦xito. El ticket por persona ronda los 25 euros. ¡°Somos muy baratos para lo que servimos. Solo el tartar de at¨²n que llevan los noodles costar¨ªa 17 euros en cualquier otro lugar. Pero preferimos mantenerlos porque con esos precios la gente puede venir varias veces al mes. Si fuera m¨¢s caro igual solo vendr¨ªan una¡±, asegura Rinc¨®n. Si algo funciona, en esta casa lo conservan.
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