Del confort a la expresi¨®n de nuestra personalidad: las mil y una vidas de la alfombra
Adem¨¢s de un sitio para posar nuestros pies y sentir la calidez del hogar, desde el siglo XIX el dise?o de estos elementos decorativos ha evolucionado con el esp¨ªritu de los tiempos
El mes de febrero, sobre todo si ha sido especialmente fr¨ªo, es el momento apropiado para hablar del plato fuerte de todo interior que presuma de tener bien equilibrada la belleza y el confort. Las alfombras son el sitio en el que poner los pies y sentir el hogar caliente, pero tambi¨¦n son una evidente oportunidad para los habitantes de una casa de expresar su aut¨¦ntico esp¨ªritu. La alfombra es el elemento decorativo con el que uno puede distanciarse de otros interiores afines ¡ªsobre todo hoy, en este mundo homogeneizado por las ventanas que asoman a internet¡ª, donde uno puede poner el acento sobre su personalidad, dejando ver un esp¨ªritu aventurero o conservador, un talante desenfadado o la inexorable seriedad de su car¨¢cter. S¨ª, todo eso se puede decir con una alfombra, que tiene capacidad para dar a un espacio un giro inesperado convirti¨¦ndose en la importante primera impresi¨®n en la que todos dejamos claro lo que somos. La clave est¨¢ en cu¨¢nto quiere uno arriesgarse, porque no a todo el mundo le gusta dejar entrever tanto sobre s¨ª mismo.
Cuando el arquitecto escoc¨¦s Charles Rennie Mackintosh dise?¨® una serie de moquetas para completar los interiores de sus nuevos edificios a finales del siglo XIX y principios del XX, se puso de manifiesto una carencia importante: las nuevas casas necesitaban de un nuevo tipo de mobiliario y, por lo tanto, tambi¨¦n de unas alfombras apropiadas a esos novedosos interiores. Mackintosh realiz¨® unos dise?os que se acoplaban al nuevo esp¨ªritu, lo resolvi¨® con superficies lisas de tonos neutros con cenefas de l¨ªneas o cuadros en damero. Aproximadamente en la misma ¨¦poca, Josef Hoffmann, en Viena, y Frank Lloyd Wright, en Estados Unidos, se hac¨ªan eco de esas mismas inquietudes creando dise?os geom¨¦tricos basados en ret¨ªculas de puntos y rayas, serpentinas, zigzags o laberintos.
La escuela alemana Bauhaus retomar¨ªa unos a?os despu¨¦s el dise?o de alfombras de la mano de interesantes creadoras como Anni Albers y Gunta St?lzl, al mismo tiempo que lo hac¨ªa la arquitecta Eileen Gray, que en los a?os veinte y treinta del pasado siglo dise?¨® varias que funcionaran visualmente con las casas que constru¨ªa. Con frecuencia, el trabajo de estas mujeres ha sido olvidado o al menos poco celebrado, aunque por fortuna muchas de sus creaciones est¨¢n siendo recuperadas ahora, como es el caso de las alfombras Verit¨¦ y Graffitti, dise?adas por Charlotte Perriand durante su estancia en Jap¨®n en los a?os cuarenta, y que ahora produce Cassina junto a la compa?¨ªa francesa cc-tapis.
En los a?os sesenta, Verner Panton aport¨® sus creaciones psicod¨¦licas, perfectas para aplicar a una superficie plana, mientras que Pierre Paulin les dio una nueva dimensi¨®n, levantando las cuatro esquinas y a?adi¨¦ndoles un apoyo que las convert¨ªa tambi¨¦n en un sitio para sentarse con respaldo. Una idea que retomaron despu¨¦s otros dise?adores, como Ana Mir y Emili Padr¨®s con su c¨¦lebre alfombra Flying.
Y as¨ª ha seguido el curso de la historia del dise?o de alfombras, una oportunidad para muchos artistas de reflejar su inter¨¦s por la diversidad de formatos (rectangulares, circulares, cuadradas) y por las composiciones geom¨¦tricas, lineales y m¨¢s o menos austeras, mientras otros se decantan por los dibujos figurativos dando rienda suelta a su fantas¨ªa, tanto en flora como en fauna, ya sean fieles a la realidad o utilizando surrealistas descripciones de una realidad inventada que vive en su imaginaci¨®n.
Queda cada d¨ªa m¨¢s claro que, aunque antiguamente la misi¨®n primordial de una alfombra era transformar un espacio fr¨ªo y hacerlo acogedor para poder pasar el invierno con cierto confort, como explic¨® una vez la dise?adora Nani Marquina, que de eso sabe un rato, con las nuevas tecnolog¨ªas esa misi¨®n ya no es ni siquiera necesaria. A la alfombra ahora se le piden otras cosas que van m¨¢s all¨¢ de su aporte cal¨®rico y est¨¢n m¨¢s relacionadas con lo emocional, incluso con lo sentimental, que con lo pr¨¢ctico y funcional. Es verdad que mantienen una cualidad importante como amortiguador de ruido, pero su verdadero valor reside en su dise?o, que sirve como veh¨ªculo a nuestro propio mapa mental, el que nos ayuda a elegir cosas que sentimos pr¨®ximas a nuestros gustos e inclinaciones.
Cuando est¨¢n anudadas artesanalmente, nos conectan adem¨¢s con unas tradiciones ancestrales, con sus fallos y errores, que hablan de c¨®mo somos los humanos. Pero no todas las alfombras son de lana, son muchas las fibras naturales que a lo largo de los tiempos se han utilizado en su elaboraci¨®n: en los ¨²ltimos a?os y como resultado de la preocupaci¨®n medioambiental ¡ªen particular por los residuos de pl¨¢stico¡ª, ha surgido inter¨¦s por trabajar con fibra de pl¨¢stico PET 100% reciclado. De entre los ejemplos m¨¢s interesantes realizados en ese material est¨¢ la colecci¨®n Plastic Rivers, de ?lvaro Catal¨¢n de Oc¨®n para la firma GAN, un proyecto que representa los cinco r¨ªos m¨¢s contaminantes del mundo, un fuerte componente de denuncia que agita conciencias y que indirectamente educa al consumidor oblig¨¢ndole a tomar decisiones m¨¢s responsables.
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