La brillante madurez de la hierba de plata, la planta que susurra con el viento y que es m¨¢s bonita cuando envejece
Conocida popularmente como monedas de papel, mon¨®culo de n¨¢car, vaina de raso, flores de plata o copos de luna por el halo resplandeciente de sus vainas secas, la humilde ¡®Lunaria annua¡¯ revela su car¨¢cter m¨¢s evocador justo antes de morir
Una de las ense?anzas m¨¢s reveladoras que se puede aprender de las plantas en particular y de la naturaleza en general es a apreciar la singularidad y el encanto de cada instante del ciclo vital. Esto se hace especialmente patente en las plantas con flor: suelen maravillarnos en su juventud, cuando brotan, florecen y exhiben su grado m¨¢ximo de lozan¨ªa. Las admiramos, regalamos y fotografiamos cuando est¨¢n en ese instante privilegiado y ef¨ªmero, antes de alcanzar la madurez. Y luego, ?hasta nunca¡?
Basta un m¨ªnimo de sensibilidad ¡ªbot¨¢nica o simplemente art¨ªstica¡ª para llegar a sentirse conmovido por la esfera seca de un allium, por el esqueleto dorado de una hortensia a principios del invierno, por la estructura enjuta y deshidratada de una ca?aheja marchita, por las espigas agostadas de cereal. Y no estamos hablando de plantas disecadas artificialmente por un florista: hablamos de especies a¨²n vivas, enraizadas en el mismo suelo donde han brotado y crecido. De plantas viejas justo en el momento antes de exhalar su ¨²ltimo aliento.
La Lunaria annua es uno de los ejemplos m¨¢s po¨¦ticos de especies vegetales que despliegan sus atributos m¨¢s seductores justo antes de morir. ¡°Pale dusted like / the Luna¡¯s wings / I¡¯d like to meet / October¡¯s chill. / Like the silver moonplant/ Honesty, / that bears toward winter/ its dark seeds¡± (¡±Como las alas de la Luna / p¨¢lidas, polvorientas, / quiero sentir / el frescor de octubre. / Como la planta lunaria / Honestidad, / que porta hacia el invierno / sus semillas oscuras¡±). Estos versos pertenecen al poema Lunaria escrito por la poeta y ensayista americana Katha Pollitt (Brooklyn, Nueva York, 1949). ¡°Me inspir¨® la idea de la lunaria evolucionando a trav¨¦s de las diferentes etapas de su vida hasta la ¨²ltima, que tambi¨¦n es la m¨¢s llamativa e inusual. Ese envejecimiento no es solo una p¨¦rdida, sino un despojo de lo inesencial¡±, escribi¨® Pollitt sobre las emociones que le transmiti¨® contemplar el ciclo vital de la Lunaria annua, con sus fascinantes metamorfosis, y que finalmente la animaron a escribir sobre ella.
Y es que esta planta humilde y de h¨¢bitos nada exigentes (crece en zonas de escombreras, en m¨¢rgenes de carreteras y caminos y en taludes umbr¨ªos y h¨²medos, aunque tambi¨¦n en semisombra) es el patito feo de las vivaces. Sus flores moradas son sencillas, discretas. Pero la verdadera rareza de la lunaria, eso que la hace atractiva y especial, se manifiesta en la vejez de la planta. Una vez se caen las flores y su fruto ha perdido el verdor, cuando la mata ha tomado ya la vereda sin retorno hacia el fin de sus d¨ªas.
La juventud de la lunaria, en primavera, es tal vez su estadio m¨¢s anodino. A partir de marzo, esta vivaz anual o bianual de grandes hojas dentadas se cuaja de racimos de peque?as flores de cuatro p¨¦talos. Existen diferentes cultivares con flores blancas, rosadas, magenta e incluso variegadas, aunque los m¨¢s habituales son de flores moradas o color p¨²rpura.
De adulta, hacia el mes de junio, aparecen las sil¨ªculas, unas c¨¢psulas con forma de disco que son las que contendr¨¢n las semillas. Son estas vainas las que logran que, en verano, el patito feo se transforme en cisne. Cuando maduran, las vainas se secan y la fin¨ªsima piel que recubre las semillas por ambos lados de la c¨¢psula se desprende para liberarlas y autosemillarse. Entonces queda al descubierto una membrana central trasl¨²cida, brillante, de aspecto nacarado, que es la que le da a esta planta todos sus nombres: monedas de papel, hierba de plata, silver dollar, monedas del Papa, mon¨®culo de n¨¢car, vaina de raso, flores de plata, copos de luna¡ Como reza el poema de Katha Pollitt, tambi¨¦n se la llama honestidad, porque la membrana de la vaina de la lunaria es tan transl¨²cida que se puede ver a trav¨¦s de ella, incapaz de esconder nada.
Es en esa etapa brillante y plateada de la vejez cuando la Lunaria annua exhibe en plenitud todos sus encantos. No solo centellea, tambi¨¦n murmura. Las vainas plateadas ¡ªr¨ªgidas como el papel de seda¡ª susurran como un manojo de campanas acunadas por el viento c¨¢lido de finales del verano.
Una linterna en oto?o
En la ¨¦poca victoriana, atra¨ªdos por el halo rom¨¢ntico y g¨®tico de los manojos secos de Lunaria annua, los miniaturistas pintaban con tinta china detalladas escenas en la membrana plateada de sus vainas, algo muy del gusto anglo-japon¨¦s que se puso de moda en Europa a finales del XIX. Los artistas decorativos se inspiraban en las artesan¨ªas con papel washi, un material delicado, pero resistente, y de acabado pulido utilizado desde hace milenios en Jap¨®n no solo como soporte para la caligraf¨ªa y la pintura, sino tambi¨¦n para fabricar colgantes votivos, paraguas, tarjetas de cortes¨ªa, mu?ecas, paip¨¢is¡ ¡°Tambi¨¦n se hacen con washi los tradicionales sh¨ji, los paneles de madera y papel transl¨²cido que tamizan la luz hacia el interior de las viviendas y que son tan queridos en Jap¨®n porque satisfacen ese af¨¢n de vivir sintiendo indirectamente la presencia de la naturaleza¡±, explican en el portal Nippon. ¡°Y los farolillos y linternas port¨¢tiles que alumbran con luz suave y difusa la oscuridad de la noche¡±, a?aden.
Igual que la Lunaria annua, m¨¢s hermosa que nunca en oto?o, en el final de sus d¨ªas, seg¨²n Katha Pollitt: ¡°A papel lantern / lit within / and shining in / the fallen leaves¡± (¡±Una linterna de papel / Iluminada desde dentro / que resplandece / entre las bojas ca¨ªdas¡±).
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