Con tantas irid¨¢ceas bonitas, ?qui¨¦n necesita tener orqu¨ªdeas?
Hay plantas que se asemejan a las orquid¨¢ceas por los colores y formas de sus flores y su toque ex¨®tico. Lirios, tigridias y ¡®Geissorhiza radians¡¯ son algunas de ellas, pero las que se lleva la palma como las m¨¢s parecidas son las del g¨¦nero ¡®Neomarica¡¯
Las orqu¨ªdeas (familia orquid¨¢ceas) ejercen tal fascinaci¨®n que cualquier planta que tenga unas flores parecidas a ellas ya se gana el coraz¨®n de quien la contempla. Lo habitual es que esta similitud floral tenga varios puntos de coincidencia con las mencionadas orqu¨ªdeas, a saber: m¨¢s de un color en la misma flor, p¨¦talos muy vistosos, con formas extra?as o patrones tonales diferentes en cada p¨¦talo, lo que incluye punteados, manchas org¨¢nicas, degradados¡. En general, se podr¨ªa decir que ser¨ªa todo aquello que aporte un toque algo ex¨®tico a la flor que recuerde de manera subjetiva a los tr¨®picos, lugares pr¨®digos en orqu¨ªdeas y su belleza sin par.
Dentro de la honrosa condecoraci¨®n de ¡°tener flores parecidas a las orqu¨ªdeas¡± hay una familia que tiene bastantes miembros dentro de esta clasificaci¨®n arbitraria y meramente est¨¦tica, que no gen¨¦tica. Se trata de la familia de las irid¨¢ceas, cuya planta bandera podr¨ªa ser el lirio (Iris spp.). De hecho, justo en estos d¨ªas fr¨ªos de invierno florece de forma desatada el iris de Argelia (Iris unguicularis), una planta mediterr¨¢nea con flores bajas, sumergidas entre sus hojas, como si no quisieran exponerse a las heladas nocturnas para no escarcharse m¨¢s de la cuenta. Sus t¨¦palos tienen ese recuerdo a las orqu¨ªdeas, con rayas moradas sobre una cama de tonos amarillos, blancos y lilas.
Otro de los representantes de esta familia de las irid¨¢ceas con recuerdos a orqu¨ªdea es el g¨¦nero Tigridia, unas plantas bulbosas americanas con t¨¦palos coloridos y llenos de peque?as manchas que generan un dise?o hipn¨®tico, como ocurre con Tigridia pavonina. Si se observan las distintas especies de tigridias, dan ganas de cultivarlas todas para quedarse ensimismado con sus patrones tonales.
Otra irid¨¢cea peque?a que conjuga colores imposibles para otras plantas del reino vegetal es Geissorhiza radians. Esta planta bulbosa sudafricana quiz¨¢s sea la que en este repaso tenga menos de la est¨¦tica de las orqu¨ªdeas, aunque coincide con ellas en la variedad de sus colores. Eso s¨ª, juntar en el mismo modelo un p¨²rpura intenso con un rojizo vivo, separados por una tenue l¨ªnea de blanco, unos tonos que se ven embellecidos por un punteado tan oscuro que parece negro¡ ?Ya le gustar¨ªa lucirlo a algunas orqu¨ªdeas! En la min¨²scula regi¨®n en la que crece, sobre arenales h¨²medos, su floraci¨®n mueve a los entusiastas de la belleza bot¨¢nica a rendirle pleites¨ªa, ya que han de arrodillarse si quieren obtener una buena foto de su corola.
Hay unas irid¨¢ceas que se llevan la palma como las m¨¢s orquidiosas, y son las del antiguo g¨¦nero Neomarica, a las que incluso se las conoce en regiones de Sudam¨¦rica como ¡°las orqu¨ªdeas de los pobres¡±. En la veintena de especies que engloba, todas nativas del continente americano, hay una bella ornamentaci¨®n de sus t¨¦palos. Por un lado, est¨¢n los t¨¦palos exteriores, que suelen tener mayor tama?o y un color m¨¢s uniforme, salvo en la base, donde aparecen motivos atigrados. Por otro lado, est¨¢n los t¨¦palos interiores, de menor tama?o, que suelen te?ir sus tejidos con mayor profusi¨®n y generan un contraste muy atractivo.
Tomy Escribano, experto cultivador de nen¨²fares, recuerda bien cu¨¢ndo vio por primera vez una planta de este g¨¦nero: ¡°Fue en el Jard¨ªn Bot¨¢nico de R¨ªo de Janeiro, un jard¨ªn espectacular. Estaban cerca de un estanque con lotos (Nelumbo nucifera) y me gustaron mucho tanto por el color como por la altura que ten¨ªan las plantas de Neomarica. El tama?o de sus varas florales, de un metro de altura, no pasaban desapercibidas, precisamente¡±, explica Escribano, que termin¨® cultivando esta irid¨¢cea en su propia casa.
Javier Oramas, vigilante de sala en el Museo del Prado, tambi¨¦n se dej¨® cautivar por la belleza sim¨¦trica de las flores de Neomarica. En su caso, la primera planta que vio ven¨ªa de su entorno cercano: ¡°Me la regal¨® una buena amiga, que la ten¨ªa en su casa de Madrid. La cultiv¨¦ en una maceta, y se puso tan, tan grande, que la don¨¦ al vivero del Parque del Retiro. Como despu¨¦s la echaba de menos, le ped¨ª a uno de mis amigos en Sevilla que me diera alguno de los hijos de la planta que en su d¨ªa le regal¨¦. As¨ª que la Neomarica que tengo ahora ser¨ªa algo as¨ª como la nieta de la que ten¨ªa originalmente¡±, comenta entre risas. No es dif¨ªcil que florezca, como apunta este jardinero aficionado: ¡°La ten¨ªa con mucha luz, pero en el interior de la casa, y estuvo un par de a?os sin darme flores. Pero, al sacarla al balc¨®n, que mira al este, empez¨® a crecer much¨ªsimo y a florecer. Cada flor dura un solo un d¨ªa, y me gusta ir a verlas por la ma?ana, porque se abren muy r¨¢pido. Su fugacidad me recuerda al t¨ªtulo de la obra de teatro de Jos¨¦ Sanchis Sinisterra Lo bueno de las flores es que se marchitan pronto¡±, concluye.
Estas plantas tienen una curiosa reproducci¨®n por la cual la propia planta madre genera nuevas pl¨¢ntulas en la vara floral. Esta, despu¨¦s de que la flor se marchite, genera un hijuelo en la punta. Al doblar este tallo, y tocar el suelo, el reto?o enra¨ªza con facilidad. De esta forma, un solo ejemplar puede acabar copando un amplio espacio, con toda su prole de id¨¦ntica gen¨¦tica a la planta madre. Por este curioso m¨¦todo reproductivo asexual a la Neomarica se le nombra lirio caminante o andariego, ya que, en cierta medida, es capaz de desplazarse, aunque sea a base de estos hijos exploradores. Otro de sus nombres vern¨¢culos es el de planta ap¨®stol, porque se cuenta que necesita tener 12 hojas para florecer.
Donde los apelativos se enrevesan un poco m¨¢s es en el nombre cient¨ªfico, porque, si bien hasta estas l¨ªneas se ha nombrado el g¨¦nero como Neomarica, habr¨ªa que puntualizar que ha pasado a denominarse como Trimezia, nombre con el que todav¨ªa no es muy conocida en el ¨¢mbito jardinero. As¨ª, una de las especies m¨¢s cultivadas, Neomarica coerulea, ahora se denomina apropiadamente Trimezia coerulea. Es una de las m¨¢s extendidas en cultivo, junto con Neomarica northiana (Trimezia northiana). Esta reclasificaci¨®n es algo habitual en las continuas revisiones taxon¨®micas que se realizan con todos los seres vivos de este planeta. Estas plantas nativas de Brasil y de Paraguay, de hojas esbeltas y elegantes de hasta un metro y medio de longitud, disfrutan de una luminosidad alta, con algo de sol directo al menos durante unas horas, aunque tambi¨¦n puede vegetar apropiadamente con menos o ninguna insolaci¨®n. Para asegurar su crecimiento lo m¨¢s conveniente es un suelo rico en materia org¨¢nica y arenoso, con un drenaje ¨®ptimo.
Entre tantas irid¨¢ceas, ?qui¨¦n necesita tener orqu¨ªdeas? Aunque lo ideal es cultivar ambas familias, para poder comparar en casa la belleza de unas y de otras.