ChatGPT, dime, ?cu¨¢nto contaminas?
En plena carrera por liderar el desarrollo de la inteligencia artificial, la huella medioambiental no est¨¢ siendo prioritaria
Para entrenar un modelo de lenguaje como ChatGPT se requieren miles de GPU [unidades de procesamiento de gr¨¢ficos] y una gran cantidad de datos, lo que a su vez aumenta su impacto ambiental. Estas emisiones pueden tener consecuencias significativas para el cambio clim¨¢tico y la calidad del aire¡±. As¨ª de sincero se muestra el chatbot de inteligencia artificial cuando se le pregunta sobre su propia contaminaci¨®n.
Y es que no solo preocupa hasta d¨®nde puede llegar ChatGPT en su carrera fren¨¦tica por mejorar a los humanos y sus repercusiones ¨¦ticas, tambi¨¦n inquietan las emisiones que lleva aparejadas su desarrollo, y mucho.
Ya en 2017 Greenpeace calculaba el consumo de energ¨ªa de las tecnolog¨ªas de la informaci¨®n en el 7% de los recursos globales, un porcentaje que estimaban ir¨ªa a m¨¢s. Solo un a?o despu¨¦s, en 2018, un estudio de la propia OpenAI, madre de las diferentes versiones de ChatGPT, apuntaba que la cantidad de potencia inform¨¢tica necesaria para ejecutar grandes modelos de inteligencia artificial (IA) se duplicar¨ªa cada tres meses y medio.
De momento, OpenAI no ha indicado cu¨¢l es el coste computacional y energ¨¦tico de sus desarrollos, pero estudios recientes de investigadores de Google estiman que el entrenamiento de GPT-3, el anterior modelo del chatbot, consumi¨® 1.287 megavatios hora (MWh) y gener¨® un volumen de emisiones superior a 550 toneladas de carbono, a las que hay que sumar las correspondientes a cada conversaci¨®n, cifradas en millones.
Otros estudios, como el realizado por investigadores de las universidades estadounidenses de Riverside (California) y Arlington (Texas), concluyen que estos modelos conversacionales no solo necesitan una gran cantidad de electricidad, sino tambi¨¦n de agua para refrigerar los centros de datos. El desarrollo de GPT-3 consumi¨® alrededor de unos 700.000 litros, el equivalente, seg¨²n los autores, a la necesaria para producir 370 coches BMW o 320 veh¨ªculos el¨¦ctricos Tesla. Tambi¨¦n han estimado lo que se bebe una conversaci¨®n normal de entre 30 y 50 preguntas: una botella de medio litro.
¡°Tradicionalmente, los centros de datos se han fijado en tener la m¨¢xima eficiencia energ¨¦tica, pero ¨²ltimamente tambi¨¦n se est¨¢ introduciendo el concepto de eficacia del uso de la escasez de agua (WSUE, en sus siglas en ingl¨¦s)¡±, que considera esa carest¨ªa en la ubicaci¨®n del centro de datos y el origen local de la producci¨®n de energ¨ªa, detalla Jordi Rubi¨®, consultor t¨¦cnico en ciberseguridad en el departamento Fsafe de Fibratel, una compa?¨ªa especializada en transformaci¨®n digital.
Este experto a?ade, asimismo, la contaminaci¨®n derivada de la fabricaci¨®n de hardware especializado para inteligencia artificial, que ¡°puede generar tambi¨¦n una gran huella de carbono debido a la extracci¨®n de materiales, el consumo de energ¨ªa y la problem¨¢tica ambiental en el momento de la eliminaci¨®n de desechos electr¨®nicos¡±.
El consumo de la nube
Como se ve, una parte importante de este consumo proviene de los centros de datos encargados de guardar la informaci¨®n en la nube. Es uno de los sectores que m¨¢s gasta, responsable del 1% de las emisiones de gases de efecto invernadero, seg¨²n la Agencia Internacional de la Energ¨ªa. Y este uso masivo de recursos podr¨ªa aumentar dicha cuota.
Si hablamos de la tecnolog¨ªa, en general, entre el 2% y el 4% de las emisiones mundiales tiene su origen en ella. ¡°La industria es conocedora de estos retos, pero ignoran, en gran medida, el impacto medioambiental de las tecnolog¨ªas de la informaci¨®n. De hecho, solo el 43% de las empresas espa?olas muestra un nivel de concienciaci¨®n sobre el impacto de sostenibilidad de las TI, y el 57% de los encuestados en nuestro estudio afirma desconocer la huella de carbono de las TI de su propia organizaci¨®n¡±, apunta Ram¨®n P¨¦rez Blanco, vicepresidente de porfolio y ventas de Capgemini en Espa?a, tomando como referencia el informe TI sostenible: por qu¨¦ es hora de una revoluci¨®n verde para la TI de su organizaci¨®n.
Para P¨¦rez Blanco, en el caso de ChatGPT, ¡°la disyuntiva es similar a cualquier tecnolog¨ªa avanzada que requiera capacidad de computaci¨®n: las soluciones tecnol¨®gicas tienen un enorme potencial y pueden ayudar a resolver los problemas medioambientales, pero tambi¨¦n conllevan su propia huella de carbono¡±.
Fran Ruiz, responsable de innovaci¨®n en la consultora Stratesys, cree que existe concienciaci¨®n por parte de la mayor¨ªa de los implicados, ¡°pero la aceleraci¨®n que estamos viviendo nos posiciona ante una carrera sin precedentes por liderar la creaci¨®n de agentes aut¨®nomos y, eventualmente, la inteligencia artificial general (AGI). En ese proceso acelerado, el impacto medioambiental no est¨¢ siendo lo m¨¢s prioritario¡±, lamenta.
Tambi¨¦n Elena Jin, profesora del programa de blockchain e innovaci¨®n digital del IEB, considera que, en medio de toda la novedad con ChatGPT, ¡°quiz¨¢s estemos pasando por alto el coste energ¨¦tico detr¨¢s de estas tecnolog¨ªas, pero creo que seremos capaces de solucionarlo con el tiempo, y si hay inter¨¦s en ello¡±. No obstante, recalca que existen ¡°otras muchas actividades tecnol¨®gicas e industriales que consumen infinitamente m¨¢s¡±.
C¨®mo mitigar el impacto de la IA
Para reducir el impacto ambiental de la inteligencia artificial (IA) “es necesario implementar nuevas tecnologías, adoptar prácticas sostenibles y generar conciencia entre los usuarios”, resume Fran Ruiz, responsable de innovación en Stratesys, quien propone cuatro medidas.
La primera, el uso de energías renovables para alimentar los centros de datos donde se ejecutan y entrenan los modelos. También la optimización de recursos, “reduciendo la cantidad de hardware y software necesaria para llevar a cabo las tareas sin comprometer la eficiencia”.
A esto, Ruiz añade la aplicación de algoritmos verdes que “se centran en reducir la cantidad de energía y recursos necesarios para realizar una tarea, mientras se mantiene un alto nivel de eficiencia y rendimiento”. Y en cuarto lugar, la creación de conciencia entre los usuarios, ya que también es importante que las empresas y organizaciones responsables, así como los consumidores finales de la IA, sean conscientes del impacto ambiental de su uso.
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