Los sue?os determinan buena parte de lo que somos
Una boca curiosa es fruto de una mente interesada, en formaci¨®n constante, sin ataduras que lastren el deseo de conocer, preguntar y dudar
¡°Si te conoces demasiado a ti mismo, dejar¨¢s de saludarte¡±, proclamaba una de las greguer¨ªas de Ram¨®n G¨®mez de la Serna. Por sus coloridas tertulias se dej¨® ver el guionista y dramaturgo Jos¨¦ L¨®pez Rubio, autor de la obra de teatro La venda en los ojos, estrenada a mediados del siglo pasado. El argumento camina por la historia de una mujer abandonada por su marido que, para afrontar el hecho, finge no advertir su desaparici¨®n, mientras el resto de la familia pugna con la situaci¨®n sigui¨¦ndole la corriente. Su mente compone una mentira estrat¨¦gica para salir airosa de la incapacidad de abordar una situaci¨®n que para ella resulta inasumible. La comedia encara la renuncia de la realidad en favor de un enga?o que acu?a un remedio ajeno a la inc¨®moda verdad. Dicen los especialistas que los mecanismos con los que procesamos la informaci¨®n responden a t¨¢cticas adaptativas en las que la percepci¨®n selectiva, esto es, la atenci¨®n que se presta a lo que est¨¢ en consonancia con nuestras creencias, se impone. En palabras del poeta Rafael Cadenas: ¡°El ser humano pelea hasta el fin por la ilusi¨®n. Da todo por aferrarse a los cimientos sobre los que ha construido su vida¡±.
En definitiva, los hechos se pueden considerar objetivos, pero la interpretaci¨®n de los mismos se encara desde la opini¨®n, la personalidad e incluso el sesgo ideol¨®gico propio. Como se?ala el psic¨®logo y premio Nobel de Econom¨ªa Daniel Kahneman, a todos nos preocupa mucho la historia de nuestra vida y deseamos m¨¢s que cualquier otra cosa que sea una buena historia con un protagonista decoroso. Ahora bien, el decoro exige salvaguardar la autoestima a cobijo del encofrado de certidumbres y convicciones designadas por las fuerzas de lo colectivo, que acabar¨¢n impregnando nuestra conciencia y voluntad con esa aleaci¨®n de ideas que est¨¢ tras la presi¨®n grupal. Las relaciones, los v¨ªnculos, junto con los factores ambientales, modelan el comportamiento, la manera de entender los acontecimientos y hasta los gustos.
El empresario Jim Rohn sol¨ªa decir que nos convertimos en una combinaci¨®n de las cinco personas con las que pasamos m¨¢s tiempo, lo que augura nuestra salud futura, nuestra forma de hablar, pensar, vestir e incluso lo que leemos y comemos. En especial cuando se aprecia pertenecer a un grupo del que cuesta, o ha costado, formar parte. Se puede observar en los pasillos de los congresos de cocina, en las fiestas de las listas y galardones gastron¨®micos, en las caras de los comensales sentados alrededor de las mesas de los restaurantes y hasta en los quioscos de prensa: somos gregarios y actuamos como tales. En cierta forma, disfrutamos de una vida prestada, sostenida sobre recuerdos asimismo prestados, que configuran de igual modo un paladar prestado. Si asumi¨¦semos esta sencilla idea de que nos modela el conocimiento que asimilamos, nos cuidar¨ªamos mucho de nutrirnos de referencias e inspiraciones de calidad.
Desanima encontrar individuos que opinan que sus referencias alimentarias, o de otro tipo, ya est¨¢n formadas y se colocan una venda en la boca que sella la posibilidad de conocer nuevas opciones. Desconcierta percibir personas que, pudiendo ampliar su cultura, se enclaustran en sus experiencias, sellando su mundo frente a la pluralidad de alternativas existentes. Una boca curiosa es fruto de una mente interesada, en formaci¨®n constante, sin ataduras que lastren el deseo de conocer, preguntar y dudar, con el prop¨®sito de enderezar aquellas percepciones que est¨¦n distorsionadas.
El historiador Peter Burke opinaba que sin imaginaci¨®n no puede escribirse historia; tampoco cocinar, ni comer, ni vivir en paz, a?ado yo. Si es cierto que estamos formados de creencias e ideas, no lo es menos que tambi¨¦n nos forjan los sue?os, que determinan buena parte de lo que somos. La totalidad de los elementos que nos rodean en inicio fueron un sencillo pensamiento en la mente de alguien. Esa prodigiosa capacidad de imaginar es la que ha regalado tantas obras maestras en todas las actividades humanas, entre las que se encuentra la cocina. La misma facultad que permite hallar soluciones a los desaf¨ªos, visualizar respuestas diferentes y desarrollar nuevas formas de pensamiento que aporten una visi¨®n distinta, m¨¢s all¨¢ del dique que carga con todos nuestros convencimientos.
Retornando a Ram¨®n G¨®mez de la Serna: al o¨ªr que dice el bruto: ¡°Yo solo me he hecho a m¨ª mismo¡±, pensamos en lo mal escultor que ha sido.
Ventresca de bonito a la mantequilla negra
Sabemos el nombre del primer pescador del golfo de Vizcaya gracias a una placa de mármol encontrada por los arqueólogos en Guéthary, en el País Vasco francés: Caius Iulius Niger, un esclavo liberto negro y el primer pescador reconocido de la costa vasca.