El valenciano que cocina paellas bajo las monta?as de Costa Rica desde hace casi 30 a?os
El restaurante La Lluna de Valencia lleva 28 a?os sirviendo comida espa?ola en un pueblo del pa¨ªs centroamericano y su due?o, Vicente Garc¨ªa, se ha convertido en un icono local de la gastronom¨ªa mediterr¨¢nea
¡°Don Vicente, ?lo veo muy bien!¡±, le dice una mujer mayor con la carta de comida en las manos. En la siguiente mesa, un joven interrumpe su conversaci¨®n para levantarse y darle la mano: ¡°Don Vicente, ?lo vi en la tele el otro d¨ªa¡±. Vicente Aguilar Cerezo, de 76 a?os, recorre su restaurante, La Lluna de Valencia, y se asegura de darle la bienvenida a todos sus primeros clientes del d¨ªa en el enorme sal¨®n principal de este edificio de m¨¢s 100 a?os, que alguna vez fue una casa aristocr¨¢tica. ¡°Tiene el sabor a?ejo de la casa de un terrateniente de ac¨¢ de la zona¡±, dice Aguilar. La ¡°zona¡± es Santa B¨¢rbara, un pueblo cafetalero de unos 6.000 habitantes en la periferia del ¨¢rea metropolitana de Costa Rica, bajo las monta?as. Pero la comida es, como su due?o, totalmente espa?ola. El d¨ªa de esta visita, Vicente ofrece chulet¨®n y gambas como platos del d¨ªa y, como todos los domingos desde hace casi tres d¨¦cadas, preparara una enorme paella para decenas de personas.
Como valenciano, los arroces son su especialidad. Lleva 28 a?os prepar¨¢ndolos en esta inusual ubicaci¨®n para un restaurante espa?ol. ¡°Aqu¨ª empec¨¦ yo solo cocinando, nadie daba dos pesetas por m¨ª. Me dec¨ªan que era el sitio menos adecuado para poner un restaurante¡±, relata el cocinero, que ese d¨ªa espera atender a unas 150 personas, aunque podr¨ªan ser incluso m¨¢s. El domingo anterior, dice, tuvo su casa llena con 180 clientes. Santa B¨¢rbara no es una ubicaci¨®n c¨¦ntrica para viajar desde la ciudad, pero muchos conducen hasta una hora o m¨¢s desde la capital, San Jos¨¦, para probar la comida. ¡°Por aqu¨ª han pasado todos, hasta presidentes, expresidentes, pol¨ªticos y empresarios¡±, afirma al mostrar las fotos que decoran el sal¨®n.
Vicente Aguilar naci¨® en ¡°un pueblito cerca de Valencia¡±, aunque titubea para precisar la ubicaci¨®n exacta: ¡°A veces no s¨¦ si es Alboraya, que es un pueblo conocido por sus chufas, o si soy de Meliana. Pero bueno, hay una huerta entre esos dos pueblos. Ah¨ª nac¨ª yo¡±, especifica. Nunca recibi¨® ning¨²n tipo de formaci¨®n profesional para cocinar. Aprendi¨®, dice, con sus padres y abuelos, como una m¨¢s de todas las tareas de la casa. ¡°Desde los cinco a?os yo le hac¨ªa el desayuno a mi abuelo y desde ah¨ª viene un poco la afici¨®n por la cocina¡±, explica.
A Vicente no le gusta la palabra ¡°chef¡±, ya que le viene ¡°un poquito demasiado ancha¡±. Prefiere ¡°artesano¡± porque, al igual que su hermano menor, Toni, que tiene un restaurante en Valencia que se llama la Barraca de Toni Montoliu, aprendi¨® de forma autodidacta.
Cuando abri¨® La Lluna de Valencia, Vicente nunca tan siquiera hab¨ªa cocinado en un restaurante. Lleg¨® a Costa Rica en 1982, cuando trabajaba como consultor para proyectos de Naciones Unidas en Centroam¨¦rica y el Caribe. Hab¨ªa vivido en Honduras, en El Salvador, en Nicaragua y en Rep¨²blica Dominicana. Centroam¨¦rica, dice, lo enganch¨® desde entonces. Cuando ya hab¨ªa nacido su segunda hija, decidi¨® mudarse a Costa Rica porque la situaci¨®n pol¨ªtica en el resto de la regi¨®n era ¡°bastante dif¨ªcil¡±. ¡°Costa Rica ofrec¨ªa todas las ventajas para vivir con una familia. Es un pa¨ªs que no tiene ej¨¦rcito y eso se nota. La gente aqu¨ª es tranquila y agradable¡±, relata. Vicente detect¨® r¨¢pidamente una similitud gastron¨®mica importante entre su natal Valencia y su nuevo hogar: ¡°El costarricense y el valenciano tienen en com¨²n que podemos comer arroz por la ma?ana, al mediod¨ªa y en la noche. Aqu¨ª tienen el gallo pinto y el casado y comen mucho, mucho arroz¡±.
En 1996, ya con sus tiempos de consultor atr¨¢s, compr¨® el terreno en Santa B¨¢rbara y se embarc¨® en esta nueva empresa como cocinero. Cuenta que en aquella ¨¦poca hab¨ªa muy pocos restaurantes espa?oles en el pa¨ªs y que varios fueron cerrando con los a?os. ¡°Por mucho tiempo qued¨¦ yo como el referente de la cocina espa?ola¡±, se?ala.
De los pioneros de la gastronom¨ªa espa?ola de aquellos a?os, solo quedan La Lluna Valenciana y otro restaurante llamado Costa del Sol, en la provincia de Puntarenas, en la costa del pac¨ªfico (a m¨¢s de tres horas en coche desde Santa B¨¢rbara). En a?os recientes, sin embargo, han comenzado a surgir nuevos locales en la ciudad. ¡°Todos los que hay en estos momentos en Costa Rica tienen un nivel muy alto, pero no hay ning¨²n restaurante espa?ol que tenga m¨¢s a?os que el m¨ªo¡±, indica el cocinero.
Aguilar subraya la palabra ¡°espa?ol¡± porque en su restaurante se sirve un poco de todo, desde pulpo la gallega y callos a la madrile?a, hasta rabo de toro cordob¨¦s. Dice que, con el crecimiento de Espa?a como destino tur¨ªstico, cada vez es m¨¢s com¨²n que los costarricenses est¨¦n familiarizados con la gastronom¨ªa espa?ola y le pidan alg¨²n plato que no est¨¢ en la carta. ¡°Me dicen: ¡®Vicente, ?no pod¨¦s hacerte unos huevos rotos?¡±. La gran estrella, sin embargo, es y siempre ha sido la paella. Lo que piden ¡°el 80 o 90%¡± de los clientes es paella, que cuesta el equivalente en colones (la moneda local) a unos 30 euros por plato. Las tapas oscilan entre los 12 y los 16 euros, aproximadamente.
Mientras supervisa la paella a la le?a que prepara uno de los cocineros, Aguilar asegura que sabe igual a una hecha en Espa?a. En Costa Rica consigue arroz bomba de la Albufera de Valencia (eso s¨ª, por casi seis veces m¨¢s del precio de un arroz nacional) y la mayor¨ªa de los otros ingredientes. De la huerta que tiene en la entrada saca casi todos los condimentos y hay muy poco que mande a traer del extranjero porque no lo consiga en Costa Rica, como el azafr¨¢n. En cuanto a los mariscos, explica que las aguas calientes del tr¨®pico producen un sabor menos salado que las aguas frescas del Mediterr¨¢neo, por lo que debe sazonar m¨¢s el producto local para darle el mismo sabor.
Su paella le ha conseguido reconocimientos en su tierra natal. Las paredes del sal¨®n est¨¢n decoradas por el premio de tercer lugar del Concurs Internacional de Paella Valenciana de Sueca de 2017, la Cuchara de Oro de la Comunidad Valenciana de 2020 y el primer lugar del Festival de Paellas de 2022.
Los reconocimientos los gan¨® en Valencia, pero las estatuillas vienen a Costa Rica porque ya ¨¦l es de ambos lugares. ¡°Ya me han cambiado hasta el nombre. Ahora soy ¡®Vicentico¡¯ (¡®ticos¡¯ es como llaman a los costarricenses), tengo la nacionalidad y me siento muy orgulloso de que Costa Rica me abriera los brazos. Vivo en un pa¨ªs bendecido que no tiene ej¨¦rcito. He aprendido mucho de su idiosincrasia y he aportado algo de la cultura espa?ola¡±, sentencia.
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