Comida viejuna: gambas con gabardina
Os preguntar¨¦is por qu¨¦ ha pasado tanto tiempo desde la ¨²ltima entrega de la serie dedicada a la comida viejuna. Pues bien, mi ¨²ltima experiencia con los platos pasados de moda fue un tanto traum¨¢tica. Horrorosa. Espeluznante, que dir¨ªa Piqueras. Tras una larga temporada yendo al psic¨®logo, he decidido contarlo para ver si mejoro. Esta es mi historia.
El pasado verano, cuando tomaba unos txikitos en una tasca de Bilbao, fui secuestrado por unas gambas con gabardina. Me apuntaron con una pistola, me albardaron, me metieron en un coche, y de ah¨ª al zulo. M¨¢s tarde se identificaron como militantes de la organizaci¨®n armada Frente de Liberaci¨®n Aut¨®noma de las Gambas con Gabardina, tambi¨¦n conocida como FLAG Gabardina. Me dijeron que me iban a dar mi merecido por mis art¨ªculos sobre comida viejuna, y que no iba a comer m¨¢s que volovanes rellenos y rollitos de jam¨®n cocido con huevo hilado durante mi cautiverio. Por suerte, la intervenci¨®n de las fuerzas especiales de la Ertzaintza acab¨® pronto con el suplicio, pero antes fui sometido a un dur¨ªsimo interrogatorio que transcribo a continuaci¨®n.
Te crees muy gracioso con esto de la comida viejuna, ?no?
S¨®lo intento contar cosas sobre platos un tanto trasnochados de una manera divertida. Pero todo es una broma, nada m¨¢s. En el fondo hay algunas comidas viejunas que a?oro, y que en un momento dado me apetece tomar.
As¨ª que consideras que nosotras, las gambas con gabardina, estamos trasnochadas.
Hombre... de rabiosa actualidad no est¨¢n. Ya no las ponen en todos los c¨®cteles y en los aperitivos de las bodas, como pasaba en los sesenta, los setenta o incluso los ochenta. Hoy en d¨ªa nadie se acuerda de su origen ilustre, cuando las llamaban "gambas orly". Lo siento, pero me da que mucha gente las considera una ordinariez.
?Una ordinariez? ?Ya te voy a dar yo a ti ordinariez! [una de las gambas terroristas me golpea la cara con la cola que lleva sin rebozar]. A ver, listillo, ?cu¨¢ndo fue la ¨²ltima vez que nos comiste?
Creo que fue en el bodorrio de una prima en la Sociedad Bilba¨ªna, hace casi 20 a?os. Yo dir¨ªa que eran congeladas, pero estaban buen¨ªsimas [glups]. Ten¨ªan esa capa frita gorda y espesa que caracteriza a sus mejores ejemplares. M¨¢s que gambas con gabardina, parec¨ªan gambas con plum¨ªfero.
Ja, ja, ja. Nos partimos. Bien, ya que vas de sabio de la gastronom¨ªa, sentando c¨¢tedra sobre lo que es moderno y lo que no, a ver, dinos de qu¨¦ estamos hechas.
Bueno, hay muchas variantes...
?No pongas excusas, sinverg¨¹enza! [la gamba terrorista m¨¢s violenta me arroja en la cara la taza de aceite de fritanga que est¨¢ bebiendo].
?Est¨¢ bien, est¨¢ bien! El rebozado es de pasta orly, creo. Se hace con harina, huevo, levadura qu¨ªmica y sal. Se bate, se unta la gamba pelada cogida por la puntita de la cola, se echa en el aceite bien caliente y hala, a engordar.
Ves como no tienes ni idea. Te has dejado un ingrediente fundamental.
?Cu¨¢l?
La cerveza, est¨²pido. ?O c¨®mo crees que nuestro magn¨ªfico rebozado sale as¨ª de crujiente y esponjoso?
Ostras, es verdad, el truco de la cerveza. Entre la levadura y el gas de la birra, as¨ª cualquiera sale inflado de la sart¨¦n.
Menos cachondeo que te atizo. Bien, el gran bloguero de ¨¦xito ni siquiera sabe hacer un frito decente, pero dice que estamos pasadas de moda. ?Nos podr¨ªas explicar por qu¨¦?
En general los rebozados est¨¢n un poco mal vistos hoy en d¨ªa porque no son precisamente ligeros. Se salvan las croquetas, que han tenido una especie de resurgir en plan gourmet, y desde luego los pesca¨ªtos andaluces, que son tan sanos como delicados. Pero los fritos de la vieja escuela, los que van abrigados con una capa bien gruesa... pues no. Algunas personas -yo no, ?eh?- piensan que envolver algo tan fino como una buena gamba en una masa aceitosa es una especie de crimen gastron¨®mico.
?Y nunca te has planteado que todo pueda formar parte de una confabulaci¨®n capitalista para exterminarnos?
Mmm... no. Yo culpar¨ªa m¨¢s de su declive a las malas pr¨¢cticas de algunos hosteleros, que por ahorrar dinero utilizaban las peores gambas congeladas, abusaban del rebozado para que llenaran m¨¢s y encima las hac¨ªan en fre¨ªdoras en las que no se hab¨ªa cambiado el aceite desde la ¨¦poca de los romanos. Eso cuando no las compraban precocinadas, que entonces ya era el apocalipsis. Tampoco jug¨® en su favor la aparici¨®n de las falsas patas rebozadas de buey, tristemente conocidas como "muslitos de mar". Son como un ob¨²s de surimi al que le han hincado una pinza de cangrejo. Te haces respiracionista s¨®lo de verlas.
O sea, que el se?orito cree que no hay salida para nosotras.
Lo ¨²nico que se me ocurre es que se reconviertan ustedes en tempura, que como lo japon¨¦s tira mucho igual cuelan.
?Has dicho tempura? ?Pero qui¨¦n te has cre¨ªdo? ?Nosotras no somos un vulgar producto de la globalizaci¨®n! Seguimos siendo voluptuosas y 'sepsis', no como esas pijas japonesas.
Con todo el respeto, yo muy sensuales no las veo.
?Sabes que no llevamos nada debajo de la gabardina?
Ay madre... no, por favor.
?Te asusta vernos desnudas?
No, no, por lo que m¨¢s quieran, ?no!
Venga chicas, ?todas a exhibirnos!
Aarrgggg... [desmayo y fin de la dramatizaci¨®n].
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