24 tiendas m¨ªticas de ultramarinos que resisten en el siglo XXI
En Espa?a todav¨ªa quedan templos de las conservas, los embutidos, los quesos y las comidas m¨¢s variopintas que desaf¨ªan a la modernidad. Viaja al pasado con nuestra selecci¨®n.

Qu¨¦ pesados nos ponemos con la dichosa nostalgia. Signo de los tiempos, oigan, que ya tenemos una edad. Como la familia o la ciudad de Benidorm, las tiendas de viandas ya no son lo que eran: llenar el carrito nunca ha sido tan prosaico a causa de no encontrar m¨¢s que desconfianza a la vuelta de la esquina. Esa que antes derrochaban las mantequer¨ªas -¡°tienda donde se venden mantequilla, quesos, fiambres y otros art¨ªculos semejantes¡±, seg¨²n la RAE- y tiendas de ultramarinos (conservas tra¨ªdas de ultramar), la ¨²ltima especie en extinci¨®n de nuestra cadena alimentaria.
A cada paseo que uno se da por el barrio, una de estas tiendas se ha volatilizado; es la jungla urbana, que no entiende de sentimentalismos y echa un pulso a un pu?ado de familias tenderas irreductibles. El patrimonio languidece sin que parezca que a nadie le importe. Ni siquiera la moda retro es capaz de cambiar la tendencia. ?Acaso estas tiendas, muchas de ellas joyas arquitect¨®nicas y muse¨ªsticas, no son modernas en su propia antig¨¹edad? (Ay, que me estoy liando).
Nos damos un garbeo por el pasado y el presente, aunque con pocas perspectivas de futuro, de estas m¨¢quinas del tiempo de despensa infinita. Pioneros, instituciones de barrio, embajadores de los mejores productos, locales hist¨®ricos con mucho arte en sus paredes y en el oficio. Estampas de una ¨¦poca en sepia en el actual universo instagrameable. Muchas de estas tiendas evolucionan a la especializaci¨®n o claudican al tipismo de souvenir y folclore. El turismo manda, la tiran¨ªa de las grandes superficies y la proliferaci¨®n de tiendas de alimentaci¨®n poco alimenticias ahogan al peque?o comercio de toda la vida. Eso s¨ª, mientras duren, las celebraremos: la historia de estas tiendas de comestibles es la de su gente.
A CORU?A
Qu¨¦ importante ha sido la labor de distribuci¨®n llevada a cabo a lo largo del tiempo por las tiendas coru?esas. Como El Riojano, sin ir m¨¢s lejos, ultramarinos que fuera abierto en 1896 por un dibujante riojano -como indica su nombre-, que de ah¨ª pas¨® a un coru?¨¦s y despu¨¦s a la familia Anidos. Hasta ahora, con Isabel al frente, van por la tercera generaci¨®n de tenderos.
No quedan ya muchas tiendas as¨ª en A Coru?a, tal vez Casa Cuenca, ¡°provisionista de buques¡± y una invitaci¨®n al ¨¦xtasis si mueres por el queso, sea gallego o de cualquier otro origen del planeta. En sus abigarrados expositores se puede leer: ¡°El dinero no da la felicidad, g¨¢stelo en Casa Cuenca¡±, o ¡°no se f¨ªe en apariencias que seguro le enga?an. Donde m¨¢s barato anuncian es donde m¨¢s caro se paga¡±.
Casa Cuenca: C/ del Marqu¨¦s de Pontejos, 5.
Tampoco se quedan atr¨¢s las m¨¢s recientes El Mundo o Casa Ferreiro, ambas inauguradas en los a?os cincuenta. Dicen los Ferreiro de su tienda que es ¡°Galicia¡± y ¡°morri?a¡± de una ¨¦poca en la que don V¨ªctor se abri¨® paso, si bien ahora Laura consigue perpetuar la esencia en esta tienda de barrio, tambi¨¦n online. Patatas lucenses Kennebec, quesos artesanos, bacalao de Islas Feroe, miel y aceite, orujos y vinos.
El Mundo: Avda. Finisterre, 3.
BARCELONA
No hay rinc¨®n m¨¢s respetado y preciosista en una ciudad tristemente acostumbrada a los cierres de sus tiendas hist¨®ricas que el M¨²rria. Tesoro modernista del Eixample, lleva exhibiendo sus aparadores y sus delicias desde 1898. Joan M¨²rria oficia en bata tal y como lo hizo su bisabuelo, el fundador, o su padre, responsable tambi¨¦n de la apertura del Colmado Qu¨ªlez (en manos del grupo Lafuente), otra instituci¨®n barcelonesa, y de la especializaci¨®n de esta tienda en productos ex¨®ticos. Los cajones, los pesos exactos, los libradores, el reloj centenario, los escaparates de exposici¨®n con quesos dels Pirineus y el cartel de An¨ªs del Mono dise?ado por Ramon Casas¡ Pero nada como el trato y la asesor¨ªa del bigotudo Joan y su ayudante Alfons.
Queviures M¨²rria: C/ de Roger de Ll¨²ria, 85.

Si M¨²rria fue pionero en rotular en catal¨¢n, Lasierra siempre se ha mostrado como mantequer¨ªa. Abierto en 1900, este irredento local con solera ha visto pasar por ¨¦l hasta tres Ramon Lasierra: abuelo, padre y, ahora, hijo. La especializaci¨®n es la clave de su aguante: galleter¨ªa excelsa, quesos, embutidos y conservas, y su correspondiente selecci¨®n de vinos y cavas. "Si en tu establecimiento quieres tener clientes fieles, el primer d¨ªa no les des un vino que puedan pedir en cualquier parte. Dales el vino que t¨² vas a desvelarles como algo especial y diferente". Palabra de Lasierra.
Mantequer¨ªa Lasierra: C/ del Rossell¨®, 160.
BILBAO
El Casco Viejo ten¨ªa que tener su reliquia ultramarina. Y ya puestos, ten¨ªa que rendirse a ¡°La Bacalada¡±, como se conoce la esquina que el emprendedor Gregorio Mart¨ªn tom¨® en 1931. De su fachada pende desde entonces el cartel con forma de bacalao que asegura su especialidad, y garantiza su remojo diario. De almacenes coloniales de ultramarinos finos pasaron a dedicarse en cuerpo y alma al bacalao y la legumbre. Luis Arbiol, sobrino nieto del fundador, prolonga la estirpe y Pablo Mesa lleva m¨¢s de 40 a?os tirando de cuchilla sobre el m¨¢rmol. Nadie explica la historia del bacalao y Gurtubay como ellos.
Ultramarinos Gregorio Mart¨ªn: Artecalle, 22.
C?DIZ
Si preguntas a un gaditano por tiendas con este pedigr¨ª responder¨¢: El Bulevar y Mi?a Terra. Se salv¨® esta ¨²ltima cuando la merecida jubilaci¨®n de Miguel P¨¦rez hizo peligrar su continuidad. Para nuestra fortuna, Daniel Su¨¢rez tom¨® el testigo y la mantequer¨ªa conserva todo el genuino sabor de siempre, con la misma fidelidad a los quesos de la sierra de C¨¢diz, a las chacinas e ib¨¦ricos, a las legumbres de alcurnia, al bacalao, a los dulces y cada vez m¨¢s a los vinos locales. Como en otras reconvertidas, en esta hist¨®rica tienda, fundada por un gallego a principios del siglo XIX, hay espacio para tapear.
Mi?a Terra: C/ de Crist¨®bal Col¨®n, 7.
Sin salir del casco, esa otra parada tur¨ªstica en auge se llama El Bulevar, casa de m¨¢s de 80 a?os de vida que en 1999 cambi¨® de propietarios para dar al negocio un enfoque m¨¢s gourmet. As¨ª, el protagonismo se lo llevan los productos de C¨¢diz, v¨¦anse chacinas, conservas y, claro est¨¢, vinos gaditanos. Pero se han abierto a las delicias m¨¢s de moda, como el plancton marino o el garum. Francisco se alegra del entusiasmo de la gente que entra en la tienda, ¡°la verdad es que la tenemos muy bonita¡±, aunque no se corten en hacer fotos como si estuviera en la catedral.
Mantequer¨ªa El Bulevar: C/ Jos¨¦ del Toro, 7.
HUESCA
Su nombre delata: La Confianza. Aunque en Huesca tienen a esta pocholada tur¨ªstica como la tienda de ultramarinos m¨¢s antigua del pa¨ªs, fundada en 1871 por el franc¨¦s Hilario Vallier, lo cierto es que su primer uso fue el de mercer¨ªa, hasta que la familia de Mar¨ªa Jes¨²s Sanvicente se hizo con ella despu¨¦s de la guerra. El interior est¨¢ conservado en formol, con la alegor¨ªa del Comercio pintada en el techo por un pintor local.
Se venden especias ex¨®ticas, como clavo en polvo de Madagascar, canela de Ir¨¢n, y su gran especialidad: bacalao en salaz¨®n cortado con una guillotina de 147 a?os. La C¨¢mara de Comercio de Par¨ªs otorg¨® a Mar¨ªa Jes¨²s, m¨¢s s¨ªmbolo todav¨ªa de Huesca que su propia tienda, el t¨ªtulo de ¡°mujer emprendedora de Europa¡±. Despu¨¦s de ella vendr¨¢ su hijo, y qui¨¦n sabe si alguno de sus nietos.
Ultramarinos La Confianza: Plaza Luis L¨®pez Allu¨¦, 8.
MADRID
Respeto a los mayores. Si hay que empezar por una tienda esa es Mantequer¨ªa Andr¨¦s, considerada la m¨¢s antigua de Espa?a. Abierta desde 1870 en Puerta de Toledo, representa la quintaesencia de lo que ya casi no existe: cercan¨ªa, vocaci¨®n familiar y producto de calidad. Hasta tres generaciones de Andreses, m¨¢s alg¨²n familiar m¨¢s, surcan juntas el mostrador. Nieto, padre y abuelo, ¨¦ste ¨²ltimo en marcha desde los 14 a?os, hace m¨¢s de seis d¨¦cadas.
Un rato aqu¨ª dentro resulta fascinante. Andr¨¦s padre, boli en la oreja, dirige la orquesta. Todo fluye a un ritmo constante de despacho impecable movido por el ¡°?qui¨¦n da la vez?¡± Conocen a sus fieles por su nombre, y les tratan con m¨¢xima amabilidad. Un mant¨®n de Manila en el escaparate, la placa en la calle que acredita a Andr¨¦s como tienda centenaria y la tecnolog¨ªa que irrumpe con terminales TPV, dejando atr¨¢s la cuenta a mano y la caja registradora.
Hay de todo, siempre y cuando pase su examen personal de calidad. Desde miel pura de Cuenca a pastel ruso; cremas artesanas de Navarra y gazpacho casero sin pan; caramelos toffee, almendra Marcona y cigarrillos de Tolosa; embutido al corte o a m¨¢quina; legumbres y conservas a chol¨®n; hasta Angostura, licores de hierbas y una buena selecci¨®n de vinos y alcoholes. Enfrente, Andr¨¦s cuenta con una tienda de regalos gastron¨®micos.
Mantequer¨ªa Andr¨¦s: Paseo de los Olmos, 3.
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Antes que Mantequer¨ªa Andr¨¦s abri¨® la carnicer¨ªa que hoy ocupa la Jamoner¨ªa Bartolom¨¦ en la c¨¦ntrica calle Sal, donde antiguamente funcionaba el trueque vecinal. En su cuarta generaci¨®n Bartolom¨¦, cambi¨® hace a?os su actividad por la presi¨®n del turismo. Nos lo cuenta Daniel Bartolom¨¦, bisnieto del que comprara el lugar en 1837. Hoy se vende producto gourmet nacional, sobre todo jam¨®n al vac¨ªo de Pedro Nieto (Salamanca), aceite de oliva, azafr¨¢n y bocadillos para aves de paso.
Jamoner¨ªa Bartolom¨¦: C/ de la Sal, 2.
Cabe la franquicia familiar, como la que los Hermanos Bermejo fundaron a mediados del siglo XIX. En pie quedan dos mantequer¨ªas, aunque ambas algo cascadas. La primera, camino de la Plaza Mayor y con la fachada ya descascarillada, abri¨® en 1845 y a¨²n sigue con la tradici¨®n de legumbres a granel en sacos y, sobre todo, de los dulces m¨¢s t¨ªpicos: rosquillas de San Isidro, de Salamanca sin az¨²car y de la abuela de Segovia, magdalenas de aceite de oliva de las monjas carboneras, pesti?os de Sevilla con miel y matalauva, sobaos de Cantabria, Chatitas de Madrid, mazap¨¢n de Toledo y mantecados manchegos, violetas, barquillos, tetillas de monja de Soria¡ No falta la sangr¨ªa con toro incorporado. Otro cantar es el local de la boller¨ªa de Santa Engracia, envuelta en oscurantismo. El tendero nos recibe sentado en su taburete y se revela como un enigma: niega que sea un negocio hist¨®rico, a pesar de que la tienda tiene m¨¢s de los cuarenta a?os que dice llevar abierta como dulcer¨ªa. Niega tambi¨¦n la existencia de la otra mantequer¨ªa. Y confiesa que, para su alborozo, al local le queda como mucho cuatro a?os, aunque no quiere dar muchos m¨¢s detalles.
Hermanos Bermejo: C/ Zaragoza, 2.

Al otro lado de la Plaza Mayor, Los Ferreros contin¨²a el legado familiar en su cuarta generaci¨®n. Dedicada a los ultramarinos desde que en 1892 dos hermanos de Le¨®n instalaran esta preciosidad bajo una de las puertas porticadas del coraz¨®n castizo. Se reconvirti¨® en carnicer¨ªa-salchicher¨ªa, abasteci¨® a los mejores restaurantes del barrio, y ahora Miguel Ferrero vende un poco de todo como tienda de alimentaci¨®n, fruto de la adaptaci¨®n a las demandas actuales. En Los Ferreros se puede comprar quesos manchegos, membrillo, pan de higo, turr¨®n de Alicante, licor de Madro?o, miel pura, azafr¨¢n, piment¨®n de la Vera, vinos de Madrid, sobrasada y conservas de Extremadura. Una haza?a justo ahora que la hist¨®rica Hijos de Lechuga, en la calle Mayor, es una tienda de bolsos.
Los Ferreros: C/ Ciudad Rodrigo, 5.
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En la zona de Vallehermoso y Arg¨¹elles, una vez que Casa Felic¨ªsimo ha pasado a mejor vida, sobreviven Cuenllas, la tienda fechada en 1939 que fue salvada de la ruina por la eminente Pepita, y Santa Cecilia. ¡°Del 25 de septiembre de 1922 tiene la licencia de apertura municipal¡±, recuerda Juan Santa Cecilia, actual cabeza visible del negocio. La tienda fue inaugurada por su t¨ªo, pas¨® a su padre y desde 1987 la dirige Juan. Aunque ¡°yo estoy aqu¨ª desde que ten¨ªa chupete¡±, se jacta. Misma familia y misma actividad. Por la ley comunitaria de eliminar las maderas de los comercios, de su interior han desaparecido las estanter¨ªas originales pero permanece el mostrador de m¨¢rmol. Mientras una se?ora entra a por unas bolsitas de nueces, Juan nos dice que sus best sellers son conservas, legumbres y vinos. Es c¨¦lebre la bodega hom¨®nima, no muy lejos de aqu¨ª, tambi¨¦n descendiente de su t¨ªo.
¡°Ni ayuda, ni apoyo ni orientaci¨®n¡±, se lamenta Juan ante la falta de sensibilidad pol¨ªtica por el patrimonio de la ciudad. La fachada est¨¢ protegida, eso s¨ª. Santa Cecilia no tiene visos de continuar en una tercera generaci¨®n, a no ser que el barrio ¡°se espabile y se actualice¡±. Reclama una cierta hipsterizaci¨®n que recicle sin perder la esencia, ¡°poder poner unas mesitas para que la gente cene algo, que Carmena corte el tr¨¢fico en la calle Galileo¡ Que hagan lo que quieran, pero que hagan algo¡±. Le da pena dejar la tienda a su suerte.
Santa Cecilia: C/ Blasco de Garay, 55.
Por ¨²ltimo, si Mantequer¨ªas Bravo (1931) es todo un basti¨®n del vino y el manjar en pleno barrio de Salamanca, una tienda familiar precursora en avituallar a la ciudad de lujosos champanes franceses, Jos¨¦ Gasc¨®n (1930) cumple m¨¢s con el prototipo de tienda socorrida y entra?able. Entre Leandro, nieto del fundador, y su ayudante se reparten el servicio.
¡°Hemos quedado para los olvidos de la gente del barrio¡±, cuenta el mismo Leandro sin dejar de atender a sus quehaceres. Los vecinos casi se bajan en pijama a por un poco de jam¨®n o unas buenas anchoas. Techos alt¨ªsimos, molduras de escayola, un molino y una balanza decorativas recrean una era que se resiste a desaparecer. ¡°Ahora no tienes que estar calculando. ?Deme mitad de cuarto de queso! Las vueltas las dabas con el coco. Yo llevo aqu¨ª 42 a?os, que no los tendr¨¢ ni usted todav¨ªa. No digo n¨¢¡±.
Mantequer¨ªas Bravo: C/ de Ayala, 24.
Jos¨¦ Gasc¨®n: C/ de Zurbano, 65.
SANTIAGO DE COMPOSTELA
Ejemplo de los nuevos tiempos es Ultramarinos Carro, bajo los soportales de la Praza do Toural. Una tienda venerable con fecha de 1880 que reabri¨® el pasado marzo tras un peque?o lavado de cara aprovechando la jubilaci¨®n de Carmen en Fin de A?o. Ahora es su yerno H¨¦ctor el que defiende el fuerte ante clientela habitual y alg¨²n turista que otro. Una mayor especializaci¨®n hizo de esta tienda tambi¨¦n bodega, por lo que hoy vende bien sus vinos y licores, adem¨¢s de quesos de tetilla, grelos y later¨ªo de r¨ªa. Otro entra?able basti¨®n del relevo generacional en Santiago es Ultramarinos Cepeda.
Ultramarinos Carro: Cant¨®n do Toural, 6.
SEVILLA
Beneficiado por el trasiego guiri del barrio de Santa Cruz, Ultramarinos Alonso siempre ha sido un festival de legumbres, conservas y chacinas. Desde 1935, un ¡°colmao¡± imperdonable para bucear en sus sacos de alubias, arramplar con la melva y no extraviar su An¨ªs la Hormiga.
Ultramarinos Alonso: C/ San Luis, 80.
Casa Mart¨ªn y, especialmente, Casa Moreno y Casa Eugenio son otros cl¨¢sicos de los ultramarinos sevillanos. Jamones y chacinas de Huelva y quesos de Zamora destacan en el primero, ah¨ªto de cacharrer¨ªa de ¨¦poca; later¨ªo en el segundo y el tercero, dos exponentes de abacer¨ªa con barra de taberna, para aprovechar bien el viaje. En Casa Moreno se picotea que da gusto sobre papel de estraza y entre fotos de toreros, mientras en Casa Eugenio triunfan el guisote casero y el pesca¨ªto frito.
Casa Mart¨ªn: C/ San Esteban, 22.
Casa Eugenio: C/ del Azafr¨¢n, 37.
Casa Moreno: C/ Gamazo, 7.

VALENCIA
De los ultramarinos supervivientes en esta ciudad de gran tradici¨®n, y con permiso de don Enrique Das¨ª, se lleva la palma uno por acumular toneladas de experiencia. El Ni?o Llor¨®n, conocido por los valencianos como ¡°El Cabut¡± por su llamativo cartel, es la criatura de los Crespo desde 1930 aunque en realidad en este hito del barrio de Ruzafa se empezara a pesar caf¨¦ y chocolate all¨¢ por 1903. A ello se dedicaba como importadora Caf¨¦s de Naguabo. M¨¢s de un siglo despu¨¦s, la tienda hace hueco a los sacos de legumbres, al piment¨®n en b¨¢scula y, s¨ª, al chocolate. Un ilustre representante de los ultramarinos con sabor a Turia.
El Ni?o Llor¨®n: C/ de Russafa, 58.
?Hay alguna tienda de ultramarinos cerca de tu casa que no conozcamos? Cu¨¦ntalo en los comentarios y har¨¢s que la vida de tus vecinos sea mejor (y, de paso, seguramente ayudar¨¢s a mantener un negocio hist¨®rico).
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