Los chinos que han salvado nuestros bares de barrio
Ciudadanos de origen chino han tomado los mandos en muchos bares que amenazaban cierre por falta de relevo generacional. Mantienen sus tapas de siempre y a veces a?aden platos de sus zonas de origen.
Hace dos a?os, en una tarde de agosto calurosa y pegajosa como se estila en Barcelona, qued¨¦ con la escritora y gastr¨®noma Carmen Alcaraz del Blanco y me ofreci¨® ir ¡°a tomar un cava al bar de tapas de los chinos de su barrio¡±. Mi perplejidad pronto dej¨® paso a la verg¨¹enza por mi propio prejuicio racista: pese a la confianza en el criterio de mi colega, por un momento pens¨¦ que aquello no iba a ser una buena idea porque, ?c¨®mo iban a saber de tapas y de cavas los chinos?
Sin duda, estaba equivocada. En el bar Bodega Calvo, com¨ª unas anchoas deliciosas, unas banderillas con alcachofa estupendas, unas berenjenas de Almagro como pocas se encuentran, unos boquerones suculentos, un buen cava y un vermut de ag¨¢rrate y no te menees. En resumen: que tras casi 10 a?os dudando porque s¨ª de estos lugares, mis ideas preconcebidas quedaron hechas a?icos cuando entr¨¦ en aquel lugar y vi su escaparate de tapas fr¨ªas, las barricas de vino y las garrafas formando un bonito relieve en la pared y, a¨²n m¨¢s importante, a la clientela del barrio tutearse con el personal y pasarlo tan estupendamente comiendo y bebiendo lo que en aquella esquina de La Sagrera ofrecen Yan Lin, Qiu y su familia.
Aunque hablan fluidamente espa?ol, piden a su hijo David, que se ha escolarizado en Barcelona, que conteste a mis preguntas, ya que est¨¢n en hora punta. Le pido por la historia del bar, que empieza as¨ª: ¡°Mi padre fue camionero y mi madre fue cocinera en un bar de cocina espa?ola durante seis a?os. Emilio Calvo, el anterior propietario, tuvo un problema familiar que le oblig¨® a vender el negocio y mis padres aprovecharon para comprarlo. Mi madre, al llevar tiempo haciendo cocina espa?ola, ya estaba acostumbrada, y mi padre aprendi¨® durante cuatro a?os con el antiguo due?o¡±. En total, llevan ya 13 a?os y medio ofreciendo su triunfador combinado de conservas, con unas anchoas que limpian a mano, y sirviendo m¨¢s de 100 cajas de cava al mes. En todo este tiempo han tenido tiempo de ampliar el local, que antes era una estrecha bodega, y de ganarse la fidelidad de todo el barrio.
Obviamente, no descubro nada; este es s¨®lo un ejemplo de un fen¨®meno que ha sucedido en todo nuestro pa¨ªs: ciudadanos de origen chino regentan bares que ofrecen tapas y otros platos espa?oles, aunque algunos tambi¨¦n combinan en su carta platos del recetario chino, como los tallarines salteados o las empanadillas a la plancha. Sea como sea, sus precios moderados y sus amplios horarios de apertura hacen que muchos de ellos est¨¦n llenos a rebosar tanto de grupos que se juntan a tomar y picotear algo como de los antiguos parroquianos, que siguen fieles a su bar cuando el buen saber hacer se ha mantenido. Tal y como apunta Carles Prado, especialista en lengua y cultura chinas y subdirector de investigaci¨®n en el departamento de Estudios de Artes y Humanidades de la Universitat Oberta de Catalunya, ¡°todav¨ªa vivimos con una visi¨®n de China muy marcada por la diferencia, como si por estar tan lejos los chinos fueran muy distintos a nosotros, cuando la realidad nos lo desmiente pr¨¢cticamente en cada esquina, en cada bar¡±.
Prejuicios absurdos
Sin embargo, algunos siguen pensando que en esos lugares, por norma, como mucho s¨®lo se puede ir beber algo. No nos enga?emos: en una ciudad como Barcelona ha habido, hay y seguramente habr¨¢ bares buenos y otros peores, regentados por personas de todos los colores. Injustamente, tal y como apunta Merc¨¨ Campo Cuervo, antrop¨®loga especialista en Asia Oriental, ¡°el prejuicio frente a la comida china se traslada a los nuevos negocios de la restauraci¨®n de esta comunidad". "Por otro lado, existe ese razonamiento de ¡®?c¨®mo van a hacerlo bien si no es su comida?¡¯, cuando ni las personas ni las culturas somos herm¨¦ticos y no cupiera la posibilidad de aprender¡±. Adem¨¢s, es tambi¨¦n un prejuicio de clase: ¡°Si alguien con prestigio hace un plato de otro pa¨ªs, la gente lo valora. En cambio, si lo hace un extranjero, que por su situaci¨®n de migrante suele tener menor poder adquisitivo, mal. Por si fuera poco, a¨²n pensamos que lo chino es barato y que lo barato tiene mala calidad, cuando resulta que casi todo lo que compramos es made in China, inclu¨ªdo el iPhone¡±.
¡°Deber¨ªamos preguntarnos, en primer lugar, por qu¨¦ hace falta una diferenciaci¨®n entre ¡®ellos¡¯ y ¡®nosotros¡±, comenta en ese sentido Khalid Ghali, comisionado de Di¨¢logo Intercultural del Ayuntamiento de Barcelona, que sigue con la misi¨®n de combatir estereotipos, estigmas y racismo con proyectos como la Red BCN Antirumores. ¡°En segundo lugar, es necesario remarcar que esta perspectiva etnoc¨¦ntrica parte de una l¨®gica racista en la que se jerarquizan los or¨ªgenes para definir la calidad, en este caso, de los bares de tapas y bocadillos regentados por miembros de la comunidad china¡±. Es decir: ponemos la lupa en su origen para menospreciar su calidad, algo que no hacemos cuando hablamos de restaurantes italianos o japoneses.
Para eliminar para siempre cualquier reducto de racismo, nada mejor que comprender bien c¨®mo se ha dado esta situaci¨®n donde en bares de nombre y oferta espa?ola encontramos a ciudadanos de origen chino tras la barra. Lo explican Joaqu¨ªn Beltr¨¢n y Amelia S¨¢iz en el estudio ¡°Del restaurante chino al bar aut¨®ctono. Evoluci¨®n del empresariado de origen chino en Espa?a y su compleja relaci¨®n con la etnicidad¡±. Sit¨²an el momento de m¨¢xima expansi¨®n de estos negocios en 2011: si bien los restaurantes de comida china, junto a los bazares, fueron los primeros modelos de negocios que la comunidad de peque?os empresarios chinos desarroll¨® en Espa?a, creando nichos econ¨®micos para no competir con el mercado laboral nacional, restaurantes y bazares llegaron al punto de saturaci¨®n de la oferta al final de la primera d¨¦cada de los dosmiles, algo que pon¨ªa en riesgo su rentabilidad.
De este modo, la comunidad china vir¨® sus intereses hacia restaurantes, bares y cafeter¨ªas espa?oles de toda la vida en un momento en que, como indica Irene Masd¨¦u, antrop¨®loga y profesora del Departamento de Traducci¨®n, Interpretaci¨®n y de Estudios de Asia Oriental de la Universitat Aut¨°noma de Barcelona, hab¨ªa un vac¨ªo generacional para estos negocios en nuestro pa¨ªs: ¡°Por una cuesti¨®n de movilidad social ascendente, los hijos y nietos de las familias espa?olas que antes los regentaban, que en ocasiones tambi¨¦n fueron migrantes internos, no quisieron tomar el relevo llegado el momento y decidieron no dar continuidad a estos negocios. Esto coincidi¨® con la b¨²squeda de nuevas oportunidades de la comunidad china en Espa?a, que encontr¨® en estos bares y restaurantes pendientes de traspaso un el modelo de negocio familiar que casa perfectamente con el ideal de migraci¨®n de la comunidad china en Espa?a¡±.
La tortilla y los morros de Li
Siguiendo con mi trabajo de campo, me dirig¨ª La Esquinita de Li, en Sants, que mantiene un antiguo cartel que reza ¡®La Tapica de Maxi¡¯. Me puso sobre su pista Alberto Garc¨ªa Moyano, m¨¢s conocido como @enocasionesveobares, que me cont¨® la historia al completo: ¡°Cuando yo ten¨ªa unos 15 a?os, este bar se llamaba Chez Beatriz y lo llevaban Rafa y Bea. Su hija Charo cogi¨® el negocio cuando ellos se jubilaron y poco despu¨¦s lo traspas¨® a Maxi, que le cambi¨® el nombre. Pero ¨¦l tuvo un amor que le hizo dejar el bar y partir hacia Latinoam¨¦rica. Se lo traspas¨® a Li hace unos 15 a?os, que junto con sus padres y su hermano Jordi, se enrollaron desde el primer momento y se lo curraron mucho: solo hablaba cuatro palabras de espa?ol, pero era maj¨ªsimo y ofrec¨ªa lac¨®n, morros y tortilla. Es el t¨ªpico garito en el que me he pasado m¨¢s horas que todas las cosas, tanto a comer como para beber, y adem¨¢s tiene una terraza estupenda¡±.
Con tal carta de presentaci¨®n, no me puedo resistir y voy a comprobarlo: es domingo, hay f¨²tbol y apenas queda espacio ni en la barra. Pido vermut de la casa, morro, alitas y me dan una tapita de rusa para que le diga qu¨¦ me parece su receta. Luego, cuando le pregunto, me cuenta que en estos 15 a?os ha aprendido las recetas prob¨¢ndolas en muchos lugares y aprendi¨¦ndolas por Internet. A?ade que no hace recetas chinas porque quiere mantener lo que hac¨ªa el due?o anterior -incluso las nost¨¢lgicas servilletas zig-zag- y a la vez conservar la antigua clientela. Lo consigue: desde los veinte a?os a los setenta, muchos vecinos han venido a por su bocadillo de lomo, pimiento verde y queso que tambi¨¦n tengo la ocasi¨®n de probar y me parece de los mejores que he comido nunca tanto por la calidad de los ingredientes como por su ejecuci¨®n.
Tambi¨¦n mantiene solo recetas espa?olas ?ngel Yang, del bar Esterri, en Sant Antoni. Su barra es una fantas¨ªa: bacalao a la llauna, ensaladilla, alitas, anchoas, boquerones, y m¨¢s. Pido bu?uelos de bacalao y unas alb¨®ndigas que si yo supiera la receta la tendr¨ªa bajo llave. Cuando le pregunto sobre su bar, ?ngel me cuenta que lleg¨® a Espa?a en 1996, con tan solo ocho a?os, y que creci¨® en el restaurante chino de sus padres. Hace 12 a?os, los antiguos propietarios del Esterri lo traspasaron en dos ocasiones sin ¨¦xito, hasta que sus padres se hicieron con el negocio. ¡°?Por qu¨¦ sirvo s¨®lo comida espa?ola? Es m¨¢s sencilla de hacer y a la gente le gusta m¨¢s porque ya est¨¢ acostumbrada¡±, argumenta. En su caso, el local tambi¨¦n sigue siendo el que era: l¨¢mparas de estilo modernista, suelos de ajedrez y gran barra de caoba con relieve de cenefas.
Pero no todos los bares han querido mantener su carta 100% espa?ola. Como se?ala el antrop¨®logo Miguel Pajares en La integraci¨®n ciudadana (Icaria, 2005), la integraci¨®n de personas de otro origen y cultura no debe entenderse como una asimilaci¨®n o p¨¦rdida de identidad, sino como una participaci¨®n activa en la sociedad, que gana con la migraci¨®n una capa de diversidad a la ya existente. Adem¨¢s, nadie, sea cual sea su aspecto y pa¨ªs de origen, debe cumplir nuestras expectativas por mucho que proyectemos nuestros estereotipos. De ah¨ª que en algunos de estos bares de tapas tambi¨¦n se a?ada al men¨² parte del recetario chino que saben m¨¢s exitoso entre los locales. Es el caso del bar Ruipe (calle de la Naci¨®, 30), a cuyo "Comidas caseras" del r¨®tulo se le suman unos grandes farolillos rojos.
"Tofu no piden mucho"
Al matrimonio Wen Chen y Jian Wang les fue traspasado el negocio de manos de Luis, el anterior propietario, que llevaba 40 a?os al pie del ca?¨®n. Ellos ahora llevan dos en este peque?o local de Camp de l¡¯Arpa que sigue siendo el lugar de encuentro del Club de Bolos Catalanes del barrio. Les piden tanto platos combinados, bocadillos o patatas bravas como arroz y tallarines salteados, pollo kung pao o wantun. ¡°Tofu no piden mucho¡±, me explica Wen Chen. ¡°Tienes que venir otro d¨ªa a probar los jiaozi, los hace caseros mi marido al estilo del norte, de Harbin, de donde somos nosotros¡±. Otro d¨ªa, porque ya me he tomado un hong shao rou hecho con lomo la mar de sabroso. Al preguntarle por qu¨¦ decidieron trabajar en este negocio, contesta: ¡°Yo soy traductora chino-espa?ol, pero mi marido no domina tanto el idioma, ya es mayor y no quiere tener jefes. Como ¨¦l sabe cocinar y yo he trabajado tambi¨¦n en como cocinera en bares de tapas espa?olas, y para seguir el camino de nuestros paisanos, nos quedamos con el Ruipe¡±.
En la misma l¨ªnea est¨¢ el bar Diam¨¢ntico, aunque con una oferta que va desde el sushi y los donburis al curry tailand¨¦s, la pasta, la paella, los pinchitos, las ensaladas, los libritos, los bocadillos, las patatas bravas y las hamburguesas. Es un local amplio en el Poblenou que ve¨ªa a rebosar todos los d¨ªas cuando pasaba por delante. Kai, que se encarga de los caf¨¦s, me cuenta mientras me tomo un mixto cumplidor que el Diam¨¢ntico tiene unos seis a?os y que, a diferencia del resto, no fue traspasado sino arrancado desde cero en estos bajos que antes eran oficinas. Dice que lo que m¨¢s triunfa entre los oficinistas de la zona, sus clientes m¨¢s fieles, son el men¨² del d¨ªa espa?ol, con el hit de la paella todos los jueves, y tambi¨¦n el arroz y los tallarines salteados.
En definitiva, tal y como apunta Beltr¨¢n en otra ocasi¨®n, la mayor parte de estos negocios son ¡°microbares de barrio, peque?as empresas familiares sin recambio generacional que si no fuera porque son traspasadas a inmigrantes acabar¨ªan cerr¨¢ndose¡±. As¨ª que ya basta con malpensar sobre d¨®nde sacan el capital para invertir y as¨ª criminalizar su iniciativa, ya que no son m¨¢s que rumores para descalificar su esfuerzo para integrarse. Porque si el asentamiento del colectivo chino en Espa?a se caracteriz¨® al principio ¡°por un relativo aislamiento e interacci¨®n m¨ªnima con la sociedad general¡± a d¨ªa de hoy nos encontramos con una ¡°integraci¨®n e intensa interacci¨®n puesta en juego en los bares de barrio¡±, afirman Beltr¨¢n y S¨¢iz. ¡°Han sabido entender muy bien qu¨¦ significa tener un bar", comenta Merc¨¨ Campo. "La relaci¨®n personal con los clientes asiduos y el cari?o que transmiten con un '?Hola, guapa! ?Qu¨¦ te pongo?' es algo a lo que en su cultura no est¨¢n acostumbrados y que a nosotros nos estaba faltando y porque, digamos, no es el sello de los bares m¨¢s modernos".
?malos o no, pero una cosa es ya innegable: los bares de tapas regentados por ciudadanos de origen chino son importantes porque es en parte gracias a ellos que todav¨ªa se mantiene fuerte la oferta de tapas espa?olas, bocadillos y bebidas a buen precio y, adem¨¢s, el aspecto cl¨¢sico y sin pretensiones de los locales de los setenta y ochenta. Como dice Khalid Ghali, ¡°debemos poner en valor el car¨¢cter emprendedor de muchas personas migrantes que contribuyen a mantener un modelo comercial opuesto al de las multinacionales o las franquicias. Gente que se arriesga, se expone, trabaja y saca adelante comercios que de otra manera hubieran desaparecido¡±. Ya lo sabes: frente al tsunami gentrificador y cuquista, el bar de tapas de tu barrio, lo lleve quien lo lleve.
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