Recetas depurativas y ayunos t¨¢ntricos: las peligrosas enga?ifas de los influencers nutricionales
Asesores, ¡®coaches¡¯, famosos gen¨¦ricos, titulados que no cumplen con el c¨®digo deontol¨®gico: existen muchas figuras que crean contenidos sobre nutrici¨®n en redes desde una perspectiva poco profesional. Ellos ganan dinero mientras t¨² cada vez est¨¢s m¨¢s confundido
Que Popeye haya sido el primer influencer de nutrici¨®n con un mensaje totalmente falso ha dejado a varias generaciones traumatizadas. Hordas de adultos hechos y derechos que todav¨ªa tienen pesadillas con el plato ins¨ªpido de espinacas requetecocidas, bajo el chantajito emocional de que el sacrificio val¨ªa la pena porque su hierro era la panacea para que creci¨¦semos y nos pusi¨¦ramos fuertes. Si ahora preguntamos al adulto responsable, persistir¨¢ en su idea y jurar¨¢ ante cualquier tribunal que las espinacas tienen hierro como para fabricar las v¨ªas del corredor mediterr¨¢neo.
Pero es mentira. No la parte de las pesadillas, que aseguro que son reales, sino la de que las espinacas son riqu¨ªsimas en hierro. El mito se cre¨® a partir de un error en la publicaci¨®n de un resultado en 1890 que, por una mala puntuaci¨®n, les adjudicaba un contenido de este mineral diez veces superior al aut¨¦ntico. Desmentido desde los a?os 30 del siglo pasado -como ya cont¨® el British Medical Journal en 1981- eso no impidi¨® que el consumo se incrementara un 33% y se usara incluso como propaganda de guerra durante la Segunda Guerra Mundial: cuando la carne escaseaba, Am¨¦rica era fuerte porque com¨ªa espinacas. Hubo hasta dibujos animados con Popeye y sus espinacas como talism¨¢n contra los nazis.
Es un ejemplo perfecto de c¨®mo un personaje popular puede intervenir en la alimentaci¨®n, y de c¨®mo persiste una informaci¨®n err¨®nea m¨¢s de 130 a?os despu¨¦s de su publicaci¨®n. El lado positivo es que, a excepci¨®n de cierta aversi¨®n visceral a las espinacas, las consecuencias sobre la salud de esta creencia falsa son limitadas y no parece probable que el ¡°lobby¡± de sus productores est¨¦n riendo mal¨¦volamente, contando sus billetes sobre un sill¨®n de oro mientras acarician un gato. Justo lo contrario que ocurre con los influencers actuales que promocionan productos, programas, sistemas, o, simplemente, dan mensajes diet¨¦tico-nutricionales sin ninguna evidencia cient¨ªfica. Ellos se forran mientras t¨² cada vez est¨¢s m¨¢s confundido sobre qu¨¦ comer y acabas gastando energ¨ªa y dinero en promesas vac¨ªas.
Nadie se libra: influencers de lo m¨¢s variopinto
Te los puedes encontrar con mil nombres: ¡°coach nutricional¡±, ¡°asesor nutricional¡±, ¡°nutrici¨®n hol¨ªstica¡±, ¡°terapeuta nutricional¡± o ¡°nutrici¨®n integrativa¡±. Pueden seguir estrangulando el lenguaje tanto como quieran, hacer las per¨ªfrasis m¨¢s delirantes, lo que haga falta con tal de parecer un profesional de la salud especializado en nutrici¨®n, sin llegar a describir ninguna profesi¨®n reglada. ?Ah¨ª va! Espera, espera. Que es que ya hay un perfil profesional que se ocupa de la nutrici¨®n: el de los Dietistas-Nutricionistas y los T¨¦cnicos superiores en Nutrici¨®n, ambos recogidos dentro de la Ley de Ordenaci¨®n de Profesiones Sanitarias (en este art¨ªculo de Juan Revenga puedes encontrar qui¨¦n es qui¨¦n en el mundo de la nutrici¨®n).
Profesiones que todav¨ªa no son muy conocidas -cada vez m¨¢s, pero lejos de otras-, lo que facilita que cualquier t¨ªtulo rimbombante parezca tan s¨®lido como los cuatro a?os de carrera universitaria de un sanitario. Un buen marketing y un uso sibilino del vocabulario hacen el resto: los coaches te acompa?an, te asesoran, est¨¢n contigo en el camino a tu transformaci¨®n y hasta hacen que ¡°despiertes¡±, como si descubrir c¨®mo alimentarte fuera una epifan¨ªa.
Usan ideas que se dan la mano con cierta m¨ªstica y consiguen lo que la ciencia no logra: generar ilusi¨®n con planteamientos diet¨¦ticos distintos. Para quien ha probado mil ¡°m¨¦todos¡± sin resultado, la idea de una novedad que pueda ser la clave definitiva es irresistible: aprovechar la vulnerabilidad, ah¨ª est¨¢ su ¨¦tica.
El influencer gen¨¦rico tambi¨¦n se apunta
El panorama no termina aqu¨ª. Dado el inter¨¦s que suscitan la alimentaci¨®n y la nutrici¨®n, no podemos dejar fuera de este bazar de influencers a los que jam¨¢s han tenido nada que ver con la ciencia, la salud o la pr¨¢ctica cl¨ªnica y que, a diferencia de los ¡°especializados¡± en este campo, tampoco pretenden ganarse la vida con ello, pero que no dudan en ilustrarnos, cheque mediante, con su experiencia de vida: los famosos transmutados en prescriptores nutricionales.
Nos cuentan con pelos y se?ales todo eso que a ellos les funciona para estar radiantes, delgados, j¨®venes y felices: sus recetas m¨¢s depurativas con productos concretos de marcas muy top, sus rutinas de zumos matinales cortes¨ªa de una compa?¨ªa fundada por tres j¨®venes inquietos que apostaron ¡°todo lo que ten¨ªan¡± -lo que sus padres estaban dispuestos a darles a fondo perdid¨ªsimo- por su innovadora idea. Tambi¨¦n sus ayunos t¨¢ntricos, patrocinados por la cl¨ªnica correspondiente, y como colof¨®n final, el libro donde recogen toda la sabidur¨ªa que a lo largo de estos a?os de cambio han podido acumular. Todo para que t¨², precario con aspiraciones, puedas so?ar con parecerte a ellos (y a su vida) y dejar de ir por la calle con esas pintas.
El profesional que no cumple el c¨®digo
No seamos ingenuos, porque tambi¨¦n hay qui¨¦n se vale de su t¨ªtulo sanitario como argumento de autoridad para lanzar mensajes err¨®neos o directamente falsos: al graduarte no se te inyecta autom¨¢ticamente una dosis de deontolog¨ªa. Son excepciones dentro de la profesi¨®n -igual que hay m¨¦dicos titulados que prescriben homeopat¨ªa, que venden libros de recetas ¡°antic¨¢ncer¡± o que reniegan de las vacunas-, pero son atrozmente da?inos porque utilizan su formaci¨®n como aval incontestable de la veracidad de lo que dicen y consiguen que el mensaje se reciba con las defensas mucho m¨¢s bajas, atribuy¨¦ndole, al menos, cierto grado de validez.
Lo mismo te hablan de la peligrosidad de un aditivo concreto (o de todos), que tratan de convencerte en un post patrocinado de que un producto con un perfil nutricional nefasto es mucho mejor que cualquier otro similar que puedas encontrar en el mercado, ¡°?Siempre lo tengo en casa para mis caprichos!¡±. ALERTA: si utilizan este tipo de conceptos como ¡°caprichos¡±, para relacionarlos con la comida, es se?al inequ¨ªvoca de que hay que salir corriendo.
Mensajes que van de lo absurdo a lo peligroso
Respecto a los recados que lanzan, son tan variados en su contenido como en las consecuencias que pueden tener. Partamos de algo importante: no subestimemos la capacidad de influir con ciertos mensajes, por absurdos que sean. No porque todo su p¨²blico sea cr¨¦dulo sin juicio, sino porque no es un p¨²blico virgen que reciba los mensajes desde la neutralidad y con su escepticismo intacto (ninguno lo hacemos cuando hablan nuestros ¨ªdolos).
Algunos influencers tienen cientos de miles, a veces millones de seguidores. Seguidores que les admiran por alg¨²n aspecto de su personalidad, de su estilo de vida o de su carrera, por lo que no es extra?o que ocurran dos cosas. Lo primero, el efecto halo: extrapolamos una cualidad concreta de una persona a otras facetas ¡°es un crack del baile, as¨ª que por qu¨¦ no va a tener el mismo nivel de conocimientos de nutrici¨®n y hablar con la misma confianza¡±.
Lo segundo, la admiraci¨®n nos ciega: somos v¨ªctimas de los sesgos cognitivos y el sesgo de confirmaci¨®n (nos quedamos con la informaci¨®n que refuerza nuestras creencias previas) y el de autoridad (por nuestra pura admiraci¨®n le le hemos atribuido un liderazgo que no le corresponden fuera de su sector) hacen el resto. A lo mejor el mensaje que nos da nuestro influencer favorito nos choca en principio, pero necesitamos evitar esa disonancia, nos olvidamos de nuestros recelos y deducimos que si los est¨¢ diciendo tiene que ser verdad. Total, no se arriesgar¨ªa a decir una burrada si no tuviese raz¨®n. Bajamos las defensas. Es lo previsible que pase al menos en una parte de los seguidores, y cuando tienes tantos, un porcentaje peque?o es mucha gente.
Por eso es un error creer que a nosotros nunca nos la colar¨ªan. Puede que no lo consigan con mensajes tan extremos como que el agua deshidrata, pero quiz¨¢ s¨ª est¨¢s m¨¢s dispuesto a tratar de bajar de peso con un medicamento antidiab¨¦tico (aunque una de las caras visibles de ese mensaje sea alguien tan caprichoso, voluble y abyecto como Elon Musk) o, bajando varios escalones, a incorporar en tu dieta la kombucha, comprar la crema de cacahuete de una marca concreta o evitar las legumbres de cierta marca porque tienen un aditivo que es ¡°venenoso¡±.
En todos los casos han interferido en tus decisiones de salud y en tus elecciones alimentarias con el ¨²nico aval de su imagen y un doctorado cum laude en My Tanned Balls University.
?Pero por qu¨¦ hacen esas cosas?
Por inter¨¦s, en el sentido m¨¢s amplio de la palabra: el factor m¨¢s evidente es el dinero, pero ni siquiera tiene que llegar de forma directa. Claro que se puede anunciar un producto o un ¡°programa de desintoxicaci¨®n¡± porque hay un contrato con una marca, y el rendimiento econ¨®mico de la publicaci¨®n est¨¢ contractualmente definido y acotado.
Pero tambi¨¦n pueden estar buscando un hueco como ¡°creadores de contenido¡± en un mundo que es la selva, en el que el mensaje que m¨¢s se va a o¨ªr es el m¨¢s hiperb¨®lico o disruptivo. Incluso aunque parezca una locura que llevar¨ªa a cualquiera directo a la L¨®pez-Ibor, puede tener el efecto contrario y lanzarle como un cohete al top de visualizaciones, algoritmo depredador mediante. Si funciona, su cara es m¨¢s visible y el contrato puede llegar luego.
En cuanto a sanitarios que emiten mensajes falsos, insisten en que tienes que suplementarte con las pildoritas de esta marca o directamente recomiendan productos insanos: el mensaje b¨¢sico en nutrici¨®n -¡±basa tu dieta en alimentos frescos y poco procesados, prioriza los de origen vegetal¡±-, no impacta sobre los seguidores ni mueve cheques en los despachos. Los productores de acelgas no est¨¢n muy dispuestos a pagar campa?as para repetir, una vez m¨¢s, ¡°come acelgas mejor que salchichas¡±; ni para envolver sus acelgas en envases con dibujos animados y reclamos de propiedades saludables como ¡°ayuda al metabolismo del hierro¡± o ¡°contribuye al mantenimiento de la piel¡± (aunque legalmente podr¨ªan hacerlo). El dinero est¨¢ en los alimentos en los que hay m¨¢s margen de beneficios, en los que se ha invertido m¨¢s en investigaci¨®n y desarrollo y en los que hay todo un equipo de marketing para bombardear a su p¨²blico diana. No en las lechugas y las coles.
Por qu¨¦ no es buena idea seguirlos
Hay recomendaciones que no pueden ser positivas en ning¨²n caso, bien porque sean directamente peligrosas como el antidiab¨¦tico para adelgazar; bien porque van a empeorar la calidad de tu dieta (el maravilloso queso fresco con extra de prote¨ªna que te regala 10 gramos de az¨²car a?adido en cada envase).
Pero, ?por qu¨¦ no seguir otras ideas que, aunque no tengan evidencia cient¨ªfica, no parecen perjudiciales? Quiz¨¢ el mensaje de la influencer de turno te resulta bastante inocuo y hasta puede ser divertido probar a estar una semana comiendo solo alimentos de color naranja, o empezar el d¨ªa con un pud¨ªn de semillas de ch¨ªa ingeridas obligatoriamente antes de las 7:30h.
El impacto sobre tu salud de algunas de las recomendaciones que hacen seguramente ser¨¢ nulo. Pero no lo son sobre tu educaci¨®n nutricional: al confiar en estos mensajes cedes una parte de tu autonom¨ªa como consumidor y haces elecciones alimentarias que no son libres porque, para ello, deber¨ªan estar basadas en informaci¨®n veraz sin conflictos de inter¨¦s. Adem¨¢s, pueden complicarte la vida de mil maneras: log¨ªsticamente, porque proponen combinaciones de alimentos ex¨®ticos que no encuentras en cualquier supermercado; econ¨®micamente, al resaltar las cualidades exclusivas de determinada marca de yogur que resulta ser el doble de cara que el equivalente de marca blanca.
En el caso m¨¢s perverso, tambi¨¦n restringiendo tus opciones alimentarias cuando denostan alimentos perfectamente saludables que hasta ahora com¨ªas alegremente. Os estoy mirando a vosotros, demonizadores de leche y gluten -cuando se dirigen a la poblaci¨®n sana y sin intolerancias, evidentemente-, y correas de transmisi¨®n de tests de intolerancias alimentarias masivas.
En definitiva, te roban libertad de elecci¨®n: no se me ocurre una raz¨®n de m¨¢s peso para hacer el unfollow definitivo.