Los bulos nutricionales de los deportistas 'influencers'
Agua ionizada, alimentos sin pesticidas o dietas sin gluten: algunos deportistas aseguran que ciertos productos o pr¨¢cticas mejoran su rendimiento, sin que estas afirmaciones tengan ning¨²n fundamento cient¨ªfico.
¡°Mi secreto para ganar el Tour ha sido rezar mucho a la virgen de Lourdes, aprovechando que estaba en Francia¡±. Si un deportista de ¨¦lite o su entorno dejasen caer algo as¨ª, el escepticismo y las cr¨ªticas estar¨ªan asegurados; algo hemos avanzado. Pero si el ¡®milagro¡¯ se envuelve en conceptos supuestamente cient¨ªficos, con un halo de sofisticaci¨®n y cierta dosis de elitismo, entonces caemos rendidos ante la charlataner¨ªa y nos creemos que su espectacular capacidad f¨ªsica se debe a que duerme en una cama que les protege de la contaminaci¨®n electromagn¨¦tica (al m¨®dico precio de 35.000 euros).
Los embaucadores de alto standing han encontrado un fil¨®n en el mundo del deporte y usan a los atletas de nivel como embajadores de propuestas sin evidencia que van del kinesiotapping, el cupping o las ya caducadas pulseritas hologr¨¢ficas, a planteamientos diet¨¦tico-nutricionales que, o no tienen soporte cient¨ªfico, o no tienen sentido en personas sanas.
El agua alcalina ionizada de Karim Benzem¨¢, la alimentaci¨®n ¡°sin pesticidas¡± de Lionel Messi -como si el resto nos dedic¨¢semos a chupar lechugas con DDT- o la dieta sin gluten de Novak Djokovic tras el ¡°diagn¨®stico¡± -dadme m¨¢s comillas- que un nutricionista le hizo poni¨¦ndole un trozo de pan sobre el est¨®mago -sin ser cel¨ªaco- son llamativas y llenan titulares, pero ni tienen el aval de la ciencia ni son responsables de sus ¨¦xitos. Ni de lejos.
El deporte, un campo abonado para la supercher¨ªa
Pensar que beber agua ionizada va a mejorar tu rendimiento deportivo o que llenarte la espalda de ventosas har¨¢ que abandones el banquillo, tiene el mismo sentido que el aficionado que se pone los gayumbos de la suerte para ayudar a que su equipo gane la final de la Champions (repanchingado en el sof¨¢ con un pack de cervezas y ganchitos): ninguno.
Pero el deporte es un terreno propicio para todo tipo de pensamiento irracional y creencias err¨®neas. Saltar al campo con el mismo pie o santiguarse tres veces y media con la mano izquierda son pura superstici¨®n, ideas que hacen pensar que acciones repetitivas sin ninguna base t¨¦cnica pueden ejercer control sobre la buena o la mala suerte. Lo llamativo es que, como indica el estudio Believing what we do not believe: Acquiescence to superstitious beliefs and other powerful intuitions, reconocemos que no tienen ning¨²n sentido, pero nos da igual y lo hacemos de todas formas; llevados por la intuici¨®n de que puede ayudar. Jos¨¦ Luis, para tu tranquilidad te aseguro que tu equipo habr¨ªa perdido igual aunque te hubieses comido la ¨²ltima croqueta entre el minuto 85 y el 90.
En Superstitious behavior in sport: A literature review -otro estudio sobre la materia- se refleja que hay m¨¢s superstici¨®n en torno al mundo del deporte que en otros campos, incluso entre los aficionados. Hasta en la narrativa del deporte en los medios de comunicaci¨®n se trasladan pensamientos irracionales como ¡°tenemos que ganar porque llevamos tres partidos perdidos en casa¡± o ¡°nunca se ha perdido un partido jugado en martes¡± (Rational emotive behavior therapy (REBT), irrational and rational beliefs, and the mental health of athletes).
Hay otro factor que da el empuj¨®n definitivo para que las pr¨¢cticas pseudocient¨ªficas campen a sus anchas en el deporte de ¨¦lite: la presi¨®n para buscar nuevos enfoques que permitan mejorar los resultados. La exigencia es elevad¨ªsima y la diferencia entre el ¨¦xito y el fracaso puede medirse en mil¨¦simas de segundo, as¨ª que es posible que la ciencia no te pueda dar una respuesta para mejorar. Si alguien te vende un sistema que promete resultados, por insignificante que sea la posibilidad, hay que intentarlo: hay demasiado -dinero- en juego.
La fina l¨ªnea entre superstici¨®n y pseudociencia
El problema con la pseudociencia es que es mucho m¨¢s sutil que la pura superstici¨®n porque aparenta estar apoyada en la ciencia y, por lo tanto, es m¨¢s dif¨ªcil de reconocer. La pseudociencia simula veracidad y se disfraza muy bien: si no la miras con detenimiento, se hace pasar por ciencia sin mucha dificultad. Muchas dietas y pr¨¢cticas trendy de los deportistas ni siquiera son novedosas, sino versiones recicladas y mejor presentadas de la charlataner¨ªa de toda la vida, que la ciencia ha investigado con profundidad y ha descartado.
En el deporte se da un gran valor a la pr¨¢ctica y la experiencia, a veces poni¨¦ndolas por delante del conocimiento, como se explica en Science or pseudoscience of physical activity and sport? Esto da un gran poder a las an¨¦cdotas -que se usan como si fuesen datos para intentar validar una teor¨ªa sin fundamento- y se sobrevaloran par¨¢metros que son subjetivos. ¡°He dejado el gluten y me siento menos inflamado¡±, ¡°desde que tomo agua alcalina ionizada tengo m¨¢s energ¨ªa¡±, ¡°ha sido pasarme a los alimentos sin pesticidas, y tengo m¨¢s agilidad mental en el campo¡±. Pero ?c¨®mo has cuantificado la inflamaci¨®n, la energ¨ªa o la actividad mental? ?No me lo digas! De ninguna manera. Te da igual, no te hace falta probarlo, sientes en tu fuero interno que funciona, que tienes raz¨®n, aunque no haya una base te¨®rica ni evidencia que lo apoye. La literatura cient¨ªfica le ha dado nombre, "scienciness", que es lo que viene siendo, en plan finolis, la doctrina del pormihuevismo.
No te enga?es: probar por probar y seguir planteamientos sin evidencia cient¨ªfica es una p¨¦rdida de recursos, de tiempo y de energ¨ªa, que se podr¨ªan destinar a t¨¦cnicas con fundamento. Por no hablar de que los deportistas act¨²an como prescriptores de esas pr¨¢cticas, incluso aunque no cobren por promocionarlas. Si ellos, que tienen acceso a los mejores m¨¦dicos, entrenadores y avances cient¨ªficos, llevan la pulserita m¨¢gica, no hay un aval mejor.
Un gran poder implica una gran responsabilidad
Por mucho que ahora les llamemos influencers y hayamos cambiado la foto del cartel luminoso por la pantalla del m¨®vil, no estamos inventando la rueda. La figura del celebrity endorser -algo as¨ª como ¡°famoso patrocinador¡±- ya fue descrita en 1979 en el art¨ªculo Endorser effectiveness by product type para describir a ¡°personas que son reconocidas por el p¨²blico por sus logros en ¨¢reas diferentes de las del producto que promocionan¡±.
Llevado al terreno deportivo son, como recoge Sports Celebrity Influence on the Behavioral Intentions of Generation Z, ¡°atletas -o entrenadores- famosos cuyo reconocimiento p¨²blico se usa en publicidad para recomendar o dar a conocer un producto¡±. En mayor o menor medida, todos somos vulnerables a influencias variadas cuando hacemos elecciones respecto a un producto o un servicio. S¨ª, t¨² tambi¨¦n, por mucho que pienses que tomas tus decisiones en completa libertad.
En Bend it like Beckham¡±: The Influence of Sports Celebrities on Young Adult Consumers se explica que, cuando los anuncios usan el reclamo de un famoso, lo hacen porque act¨²an dos posibles procesos que consiguen persuadirnos: la internalizaci¨®n -el famoso es percibido como una persona honesta y con experiencia, un experto en su campo que consigue que nos creamos el mensaje- y la identificaci¨®n (el mensaje de la celebrity nos influye porque creemos que es como nosotros y que podemos alcanzar su atractivo y ¨¦xito). Los deportistas son la combinaci¨®n ganadora, porque pueden persuadir mediante ambos mecanismos: si anuncian zapatillas, les vemos como expertos en la materia -internalizaci¨®n-; si nos venden cremas para la cara, una dieta ¡°sin pesticidas¡± o una pulsera para equilibrar nuestros biorritmos, queremos ser como ellos (identificaci¨®n).
Cuando hablamos de promocionar productos o t¨¦cnicas relacionadas con la salud, cuentan con otro as en la manga: se les percibe como personas sanas y en forma, y resultan m¨¢s cre¨ªbles que famosos de otros sectores (Athletes as role models during the COVID-19 pandemic). El jugador de f¨²tbol Marcos Llorente, adem¨¢s de confiar en la cama timo-antioxidante, sigue el ayuno intermitente -una pauta diet¨¦tica que puede ser ¨²til en algunos casos, pero de la que no hay por ahora evidencia de grandes resultados- asesorado por profesionales de la psiconeuroinmunolog¨ªa, un campo de investigaci¨®n sobre el que el Colegio de Dietistas-Nutricionistas de Catalu?a se ha pronunciado, considerando su aplicaci¨®n en el campo de la nutrici¨®n como una terapia sin pruebas que, como otras, puede conducir a un gasto de recursos y exposici¨®n de efectos adversos no conocidos.
Buscando una soluci¨®n a las lesiones y la inflamaci¨®n, Sergio Canales sigue una dieta macrobi¨®tica, para la que el Ministerio de Sanidad considera que ¡°no hay informaci¨®n suficiente que permita conocer su eficacia en la mejora o control de enfermedades ni sobre su seguridad¡±. LeBron James tambi¨¦n hizo una demostraci¨®n de mezcolanza total de conceptos nutricionales. Sigui¨® una dieta ¡°para probar su fortaleza mental¡± que, seg¨²n sus propias declaraciones, era una dieta ¡°sin az¨²cares, sin l¨¢cteos y sin hidratos de carbono. Solo com¨ªa carne, pescado, verduras y fruta. Perd¨ª una tonelada de peso¡±. Pase que no considerase los az¨²cares de la fruta como ¡°az¨²cares¡± en el sentido del az¨²car libre y ¡°malo¡± que todos tenemos en mente. Pero es que las verduras y la fruta son, esencialmente, hidratos de carbono.
Si miramos al otro lado de la pantalla del m¨®vil nos encontramos mayoritariamente con los ojos de una generaci¨®n de potenciales consumidores j¨®venes -o extremadamente j¨®venes- que, seg¨²n la consultora YPulse, encuentran en los deportistas modelos a los que admiran por delante de otra figuras conocidas como m¨²sicos o actores de Hollywood. El p¨²blico m¨¢s joven es una golosina para las marcas: son m¨¢s impresionables y receptivos a las novedades, crean tendencia y, lo mejor de lo mejor, se pueden convertir en consumidores fieles a la marca de por vida.
Deportistas, no dioses
Vamos a abrir un mel¨®n. ?Los deportistas tienen que ser una gu¨ªa moral intachable, por su estatus de personajes p¨²blicos con miles o millones de seguidores? Es discutible. ?Se pueden separar su estilo de vida, su dieta (el agua alcalina de Benzem¨¢) o sus decisiones de salud (recuperarse con kinesiotapping o cupping), incluso aunque sean opciones personales y no las promocionen conscientemente, de su imagen p¨²blica y su posici¨®n? Dif¨ªcilmente.
No es un debate nuevo. En 1993 Nike lo llev¨® a su propia publicidad con el jugador de la NBA Charles Barkley, que dec¨ªa en su anuncio ¡°no soy un referente y no me pagan por ello (¡) Que juegue al baloncesto no implica criar a tus hijos¡± (por cierto, su compa?ero Karl Malone no estaba de acuerdo).
Que la profesi¨®n de una persona suponga cierto grado de exposici¨®n no deber¨ªa implicar que est¨¦ sometida al escrutinio p¨²blico permanente, ni deber¨ªa convertirse en un dechado de virtudes de cara a la galer¨ªa. Pero la l¨ªnea divisoria entre el deportista heroico y el ser humano que hay detr¨¢s es especialmente difusa, sobre todo cuando ellos adoptan voluntariamente el papel de referentes y lo explotan para cerrar contratos publicitarios millonarios como embajadores de todo tipo de marcas (que les reportan m¨¢s ingresos que su propia actividad profesional). En Forbes puedes ver separados los ingresos por salario y por publicidad de los deportistas mejor pagados del mundo.
Los deportistas de ¨¦lite alimentan un modelo aspiracional en el que cualquiera, y especialmente los m¨¢s j¨®venes, intenta acariciar el estilo de vida de su admirado futbolista mediante la adquisici¨®n de objetos cotidianos m¨¢s o menos asequibles, desde zapatillas y ropa de deporte, a champ¨²s o refrescos. La idiosincrasia de las redes sociales es perfecta para borrar la frontera entre la marca y el deportista, porque las publicaciones promocionales se intercalan sin separaci¨®n entre las personales. De hecho, como podemos leer en How social's media influence endorsement revenues for hugh level athletes, la ¡°cotidianeidad¡± -si es que puede haberla en la vida de un deportista de ¨¦lite- y la cercan¨ªa son claves en su credibilidad. Se convierten en prescriptores de todo los que publican, incluso cuando no cobran por ello.
Es poco razonable pedir a sus seguidores que separen la informaci¨®n y reciban en compartimentos mentales separados las publicaciones que son pura publicidad para vender batidos sustitutivos de comida (que ning¨²n nutricionista honesto recomendar¨ªa, y aventuro a que ellos no han probado jam¨¢s), de las que pertenecen a momentos privados. Los estudios que hemos referenciado antes explican que los valores positivos asociados al deportista se transfieren institivamente al producto. La identificaci¨®n del deportista con la marca es total: son un todo y por eso les pagan.
Su poder de influencia se mide en cheques con muchos ceros, pero el reverso es una responsabilidad que no siempre quieren asumir.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.