Radiograf¨ªa del ¡®Manual de cocina¡¯: un recetario no tan humilde ¨²til para someter a las mujeres
El libro de Ana Mar¨ªa Herrera, que se atribuy¨® la Secci¨®n Femenina de Falange y lleg¨® a millones de hogares espa?oles, no tiene nada de inocente, y tampoco es tan sencillo y popular como parece
La nieta de Ana Mar¨ªa Herrera Ruiz de la Herr¨¢n la recuerda con las manos llenas de harina. La harina es el producto que se obtiene despu¨¦s de moler un cereal; ahora, las estanter¨ªas de los supermercados est¨¢n a rebosar de distintos tipos, pero, cuando Herrera escribi¨® Manual cl¨¢sico de cocina, la m¨¢s com¨²n era la harina de trigo. Las despensas no ten¨ªan entonces mucha variedad de productos y algunos de los ingredientes que ahora lucen en nuestras neveras eran dif¨ªciles de encontrar. El helado, la mantequilla y los ?oquis se hac¨ªan en casa. S¨ª, ?oquis.
En realidad, en casa pod¨ªas hacer casi cualquier cosa si ten¨ªas los 50 utensilios imprescindibles que recomienda Herrera en el libro, superventas culinario del siglo XX con el que aprendieron a guisar varias generaciones de mujeres. Tres cacerolas, tres sartenes, dos graseras con tapa, un mortero o seis moldes individuales de flan. Ni cinco ni siete: seis moldes individuales de flan para los postres de pap¨¢, mam¨¢ y todas sus criaturas. Sobre todo de pap¨¢, cuya satisfacci¨®n era el objetivo ¨²ltimo de toda actividad femenina. Eso s¨ª, la mayor¨ªa de las familias espa?olas de los a?os cincuenta no sab¨ªan lo que eran los ?oquis, no pod¨ªan comprar muchos de los ingredientes que propone Herrera ni ten¨ªan acceso a todos esos utensilios.
Manual cl¨¢sico de cocina, editado en los a?os cincuenta, puede parecer un libro sencillo, pero recoge las principales t¨¦cnicas culinarias, los ¡°t¨¦rminos que se emplean para designar algunas operaciones¡±: aderezar, adobar, moldear o mechar; la intr¨ªngulis de los alimentos m¨¢s habituales en la cocina espa?ola, trucos y consejos, equivalencias de pesos y medidas: ¡°Un pellizco de sal equivale a tres gramos¡± o ¡°un vaso de los de vino hace un decilitro¡±. Propone men¨²s completos, te ense?a a trinchar un ave, c¨®mo hacer un buen caf¨¦, chocolate o t¨¦. Todo, aderezado, con sencillez y rectitud porque as¨ª ten¨ªan que ser las buenas amas de casa. Las que pod¨ªan, claro.
Entrar a casa por la cocina (de la clase alta)
In¨¦s Butr¨®n, escritora y divulgadora gastron¨®mica, cree que el libro est¨¢ planteado para gente relativamente culta, mujeres que, al menos, sab¨ªan leer: ¡°A pesar de que la Secci¨®n Femenina trabaj¨® por dirigirse a las m¨¢s humildes, sobre todo en lo relacionado con la seguridad alimentaria, un concepto incipiente entonces, en este libro hay recetas que sobrepasan el l¨ªmite de la cocina regional¡±.
Un ejemplo: los ?oquis, que para nada eran un alimento habitual en los hogares de la ¨¦poca. Pero, por supuesto, no solo eso: ¡°?Qui¨¦n com¨ªa entonces ternera?¡±, se pregunta. Es cierto que en el libro tambi¨¦n se aportan recetas m¨¢s sencillas de despojos o legumbres, pero ¡°apunta alto¡±: ¡°S¨ª, este libro estaba en los ajuares de las novias, pero propone recetas internacionales, con nombres pomposos, con ingredientes que no hab¨ªa entonces en las casas. La carne de vaca mechada es una cosa rar¨ªsima y exquisita hasta los a?os ochenta. En mi familia todav¨ªa se acuerdan de cu¨¢ndo comieron pan de molde por primera vez. ?Panecillos de Viena? ?Si en los cincuenta todav¨ªa est¨¢bamos entre el pan negro y aprender a panificar con mejores harinas!¡±.
La Secci¨®n Femenina se empe?¨® en ense?ar a cocinar a las mujeres espa?olas. La organizaci¨®n recopil¨® gran parte del patrimonio inmaterial espa?ol como canciones populares o bailes: ¡°Muy probablemente recog¨ªan recetas tambi¨¦n, pero no de forma tan sistem¨¢tica. Ten¨ªan un fin lucrativo aunque no quisieran decirlo. Probablemente se apropiaron de recetas populares para ir creando sus propias publicaciones, pero lo vendieron como una forma de recuperaci¨®n del patrimonio¡±, asegura Bego?a Barrera, autora de La Secci¨®n Femenina, 1934-1977: Historia de una tutela emocional. ¡°Buscaban mostrar la unidad y la grandeza de Espa?a a trav¨¦s de la cocina, pero sobre todo quer¨ªan incidir en las mujeres m¨¢s humildes para aleccionarlas¡±, asegura In¨¦s Butr¨®n. La mujer espa?ola, abnegada y cocinillas; la mujer espa?ola, cristiana y entretenida entre m¨¢s de 30 recetas de patatas.
Una autora invisibilizada
A pesar de la fama y el ¨¦xito que alcanz¨® el trabajo de Ana Mar¨ªa Herrera, apenas sabemos qui¨¦n es la mujer que ha ense?ado a cocinar a tantas miles de personas. Naci¨® en M¨¢laga ¨Cy quiz¨¢ por eso le parece tan f¨¢cil hacer rape a la malague?a¨C, se cas¨® con Eduardo Fern¨¢ndez Asencio y, por cosas de la guerra, se qued¨® viuda muy joven. Es probable que tuviera ya mano en la cocina, pero, adem¨¢s, se form¨® en la Academia de Gastr¨®nomos de Madrid, que entonces dirig¨ªa Jos¨¦ Sarrau. Trabajaba de profesora de cocina en distintas escuelas y para la Secci¨®n Femenina, la organizaci¨®n de mujeres falangistas. Sab¨ªa bien c¨®mo hab¨ªa que tratar al pollo, al fais¨¢n, a la libre o al conejo; al verdel, al chicharro, a los salmonetes o las japutas.
Por si no fuera suficiente con las m¨¢s de mil minutas del libro de Ana Mar¨ªa Herrera Ruiz de la Herr¨¢n, tambi¨¦n en la revista Y: revista para la mujer nacional-sindicalista ¨Cla primera publicaci¨®n peri¨®dica de la Secci¨®n Femenina que surge durante la Guerra Civil¨C pod¨ªan encontrarse decenas de propuestas culinarias m¨¢s. La revista premiaba las mejores recetas de sus lectoras con 25 pesetas siempre cuando se enviase tambi¨¦n ¡°un dibujo o fotograf¨ªa ¨²til para su ilustraci¨®n¡±. En caso de no tener habilidades art¨ªsticas para el dibujo, se pagar¨ªan solo 15 pesetas.
Las recetas podr¨ªan publicarse, si as¨ª lo prefer¨ªan, con pseud¨®nimo. Al parecer, no le daban mucha importancia a la propiedad intelectual. De hecho, tras varias exitosas ediciones de Manual cl¨¢sico de cocina, la Secci¨®n Femenina decidi¨® atribuirse el trabajo de Herrera y comenzaron a publicarlo sin mencionar la autor¨ªa. Tras la disoluci¨®n de la rama de mujeres de la Falange, en 1977, los derechos de la obra pasaron a formar parte de los fondos editoriales del Ministerio de Cultura. La familia los recuper¨® en 1995.
La apropiaci¨®n sistem¨¢tica
En Recuerdos de una vida, la autobiograf¨ªa de Pilar Primo de Rivera, la eterna jefaza de la Secci¨®n Femenina presume del Manual, acusa al Ministerio de Cultura de ser quien no hab¨ªa respetado la autor¨ªa del libro y, curioso, ella se la atribuye a Anita Asensio, otra militante de su organizaci¨®n: ¡°A¨²n despu¨¦s de desaparecida la Secci¨®n Femenina [el Manual] ha vuelto a ser reeditado por el Ministerio de Cultura eliminando el nombre de Anita Asensio y el de Secci¨®n Femenina, aunque la gente sigue solicit¨¢ndolo en las librer¨ªas como el ¡°libro de cocina de la Secci¨®n Femenina¡±. A Bego?a Barrera, historiadora experta en la organizaci¨®n, no le extra?a que se atribuyeran el trabajo de Herrera. Al parecer, era una pr¨¢ctica habitual para la editorial Almena, una empresa vinculada a la Secci¨®n: ¡°A m¨¢s publicaciones, m¨¢s subvenciones¡±.
Inbal Ofer, autora de Militantes de primera l¨ªnea. La Secci¨®n Femenina de Falange y la formaci¨®n de una ¨¦lite pol¨ªtica femenina en la Espa?a de Franco (1934-1977), dice tambi¨¦n que es ¡°muy de la Secci¨®n Femenina eso de apropiarse algo¡±. Las militantes de la organizaci¨®n falangista se preocuparon por la nutrici¨®n dentro un marco general m¨¢s amplio: ¡°Era ideolog¨ªa y estrategia. Buscaban complementar el concepto de mujer perfecta, que se encargaba de la educaci¨®n de los hijos e hijas, que manten¨ªa su casa y ayudaba a sobrevivir al pa¨ªs en tiempos muy dif¨ªciles¡±. De alguna manera buscaron promover una cultura gastron¨®mica despu¨¦s del levantamiento militar: ¡°Pero no hay una gastronom¨ªa de posguerra. Hay hambre, miseria y necesidad¡±. Las cartillas de racionamiento acaban de desaparecer en 1952 y la Secci¨®n Femenina empezaba a perder en los a?os cincuenta la batalla que hab¨ªan librado con tanta fuerza: la de tratar de evitar que las mujeres trabajaran fuera de casa.
La Secci¨®n Femenina no tuvo m¨¢s remedio que adaptar su discurso al nuevo momento y acabaron atribuy¨¦ndose avances legislativos como la Ley de Derechos Pol¨ªticos, Profesionales y de Trabajo de la Mujer, aprobada en 1961. Adaptaron su discurso a un nuevo ideal de mujer, el ama de casa moderna, esa que, adem¨¢s de ocuparse de lo dom¨¦stico, pod¨ªa dedicarse tambi¨¦n a otras cuestiones. Manual cl¨¢sico de cocina pretende aportar recetas sencillas y sofisticadas para mujeres cada vez m¨¢s ocupadas. Pilar Primo de Rivera valoraba la importancia de ofrecer materiales de este estilo a las mujeres casadas que, ¡°por muy profesionales que sean, tienen que atender, adem¨¢s personalmente, las tareas dom¨¦sticas, concebir, dar a luz, criar a los hijos y ocuparse de su educaci¨®n¡±.
Nacionalcatolicismo cubierto de mayonesa
El m¨¢s famoso libro de cocina es una pieza m¨¢s en el engranaje de propaganda que la organizaci¨®n puso en marcha para consolidar el imaginario de la mujer nacionalcat¨®lica. Publicaron libros y revistas. Hablaban de moda, de puericultura y, por supuesto, de cocina. Ana Mar¨ªa Herrera Ruiz de la Herr¨¢n, autora tambi¨¦n de Cocina regional espa?ola y Recetario para olla a presi¨®n y batidora el¨¦ctrica, entendi¨® bien a qui¨¦n se dirig¨ªa y entendi¨® el momento.
Ana Mar¨ªa Herrera Ruiz de la Herr¨¢n trabaj¨® en la elaboraci¨®n del libro junto a Matilde, su hija: ella s¨ª pudo comprobar c¨®mo devolv¨ªan el m¨¦rito a su madre, que ya hab¨ªa muerto cuando su familia consigui¨® registrar la obra a su nombre. La portada del manual, una ilustraci¨®n sencilla, no ha cambiado en ninguna de las muchas ediciones que se han impreso. No es lo ¨²nico que todav¨ªa tiene vigor: ¡°En la t¨¦cnica de la cocina, una de las cosas fundamentales es hacer las salsas¡±.
Al parecer, el libro de recetas era un proyecto propio, que, por falta de medios, ofreci¨® a la organizaci¨®n para la que trabajaba. Quiz¨¢ por eso, a pesar del esfuerzo de Herrera por escribir un libro accesible, Manual de cocina cl¨¢sica no tiene ese aire tan popular que tienen otras publicaciones de cocina de la organizaci¨®n. ?En cu¨¢ntas casas espa?olas se tomaba de postre la bavaroise francesa?
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