C¨®ctel Mediterrani

Como os noto ya hartos de comida y con ganas de verbena veraniega, he decidido cerrar con una bebida esta gloriosa semana (ma?ana es San Juan y en la tierra prometida en la que vivo no se trabaja).

Me encantar¨ªa enga?aros y deciros que el c¨®ctel Mediterrani es un invento m¨ªo, pero como no quiero arriesgarme a una denuncia por plagio contar¨¦ que me la ha cedido gentilmente Francisco Rebelo, ilustre barman del restaurante Arola de Barcelona.

No es que yo visite mucho este tipo de locales de alta cocina, dadas las dudas crecientes sobre mi econom¨ªa y la constante presi¨®n que los mercados ejercen sobre m¨ª. Pero esta primavera he ido dos veces a dicho restaurante, una para la presentaci¨®n de su men¨² gastrosostenible y la otra para la inaguraci¨®n de su terraza. Como es natural, a ambos actos asist¨ª by the face junto a otros periodistas y chup¨®pteros en general.

En las dos ocasiones tom¨¦ el c¨®ctel Mediterrani, del que me hice fans desde el minuto uno. El color se sale de lo habitual: azul, mar, mediterr¨¢neo... lo cog¨¦is, ?no? Sabe a una fant¨¢stica mezcla de albahaca, c¨ªtricos y licor que me recuerda a alg¨²n tipo de chucher¨ªa, subclase gominolas, de esas que tienes grabadas en el cerebro desde la infancia. A la vez, no empalaga nada y es muy fresco, gracias los bot¨¢nicos de la ginebra -romero, tomillo, oliva- y a la limonada.

He respetado las marcas y cantidades que marca Rebelo. Lo ¨²nico que me he atrevido a cambiar son los dos centilitros de sweet and sour por uno de lim¨®n, para que sea un pel¨ªn m¨¢s ¨¢cido (y porque el sweet and sour no debe de ser muy f¨¢cil de encontrar en muchos sitios).