Elena Zarraluqui, la mujer que divorcia al poder
Ha representado a los hijos de Miguel Boyer frente a Isabel Preysler, a empresarios o a Patricia Llosa, la exesposa de Mario Vargas Llosa
Su apellido, Zarraluqui, pone a temblar a sus colegas. Esta abogada experta en Derecho de Familia tiene fama de perder poco y de pelear hasta el ¨²ltimo c¨¦ntimo para sus clientes. Sin piedad. Sonr¨ªe con la descripci¨®n y sale con habilidad del trance: ¡°Bueno, los abogados se parecen a sus clientes, y viceversa¡±. Le gustan mucho los refranes pero le cuesta decir uno completo. Suya es la frase lapidaria: ¡°Lo que es caro no es el divorcio sino el posdivorcio¡±.
Elena Zarraluqui (1967), nieta de Luis Zarraluqui que abri¨® despacho en Madrid en 1927, pertenece a esa zaga de profesionales discretos que no peregrinan por los plat¨®s de televisi¨®n pero cuyos nombres se pasan las ¨¦lites en voz baja. Su cartera de clientes servir¨ªa para dibujar el ¨¢rbol geneal¨®gico de varias grandes fortunas. No se divorcia con una/un Zarraluqui (su hermano Luis tambi¨¦n es abogado) quien quiere sino quien puede.
Estudi¨® Derecho porque tocaba. Su padre, abogado como su abuelo y uno de los art¨ªfices de la ley de Divorcio, ten¨ªa despacho y una clientela ilustre. Ella no ten¨ªa ¡°vocaci¨®n definida". "No quer¨ªa ser una magn¨ªfica pintora, no me encantaba la m¨²sica¡±, explica. As¨ª que su padre le dijo: ¡°Estudia Derecho que te servir¨¢ de mucho en la vida¡±. Y eso hizo. ¡°La carrera no me gust¨® nada pero el ejercicio s¨ª. Despu¨¦s de un tiempo de pr¨¢cticas en Londres y Lyon empez¨® a acompa?ar a su padre a los juicios. ¡°Entonces las audiencias eran orales y yo me pegaba a ¨¦l como una lapa. Concha Sierra siempre se re¨ªa de nosotros¡±, recuerda ahora. Concha Sierra, que falleci¨® en 2012, fue durante d¨¦cadas la abogada que divorciaba a la jet set, a las hermanas Alicia y Esther Koplowitz de los Albertos (Alberto Cortina y Alberto Alcocer), a Carmen Mart¨ªnez-Bordi¨² de Alfonso de Borb¨®n.
Por respeto al secreto profesional en esta conversaci¨®n no se habla de casos particulares. Es un acuerdo t¨¢cito. Pero el lector ha de saber que Elena ha defendido a Patricia Llosa en su divorcio de su primo, el premio Nobel de Literatura Mario Vargas Llosa despu¨¦s de 50 a?os de matrimonio. Tambi¨¦n ha representado a Marcos Fern¨¢ndez Fermoselle, expresidente de Parquesol, hoy al frente de Naropa Capital, y que este a?o aparece en la lista de los m¨¢s ricos de Espa?a. Elena Zarraluqui fue quien llev¨® en 2012 su millonario divorcio de Patricia Mart¨ªnez, una de las rupturas m¨¢s sonadas del mundo de los negocios en los ¨²ltimos a?os. Tambi¨¦n fue la abogada que contrataron los hijos que tuvo Miguel Boyer con su primera mujer, la ginec¨®loga Elena Arnedo, para defender sus intereses ante Isabel Preysler tras la muerte del exministro, y la profesional que defendi¨® a Peter Innes, el exmarido de Mar¨ªa Jos¨¦ Carrascosa, la espa?ola condenada a 14 a?os de c¨¢rcel en Estados Unidos por un conflicto por la custodia de la hija que tienen en com¨²n.
Lo que resulta curioso es que era la letrada favorita de los hombres con posibles cuando se encontraban en trance de separaci¨®n. ¡°Siempre he tenido m¨¢s clientes hombres. No s¨¦ por qu¨¦, creo que piensan que voy a entender mejor la postura de una mujer¡±, argumenta. Una situaci¨®n que empez¨® a cambiar cuando public¨® su primer libro, Divorciadas con historia (Esfera de los libros, 2018). Para escribirlo Elena investig¨® durante dos a?os la historia de varias mujeres que pagaron un alto precio por recuperar su libertad tras un matrimonio que no funcionaba, desde la renuncia de Ingrid Bergman a su hija para separarse de su primer marido y casarse con Roberto Rossellini hasta los cinco maridos de Barbara Hutton. ¡°Me hubiera gustado que me contrataran todas, excepto Magda Goebbels¡±, dice Zarraluqui.
Por su experiencia afirma que hombres y mujeres no se divorcian igual. ¡°Quiz¨¢s los hombres no se enrocan tanto en la minucia y las mujeres s¨ª. Ellos son capaces de aguantar matrimonios m¨¢s complicados y nosotras solemos ser m¨¢s valientes a la hora de romper la baraja. El hombre suele tomar la decisi¨®n cuando tiene ya un plan B, aunque no creo que se divorcie por esa otra persona pero s¨ª es la excusa. Sin embargo, la mujer es capaz de romper un matrimonio solo porque no funciona, tiene menos miedo a la soledad¡±.
Con 27 a?os de ejercicio, Elena se sigue sorprendiendo cada d¨ªa. ¡°Las relaciones humanas son complicad¨ªsimas y no hay un patr¨®n com¨²n. Hay gente que llama al despacho y dice que no puede m¨¢s en el minuto uno y otra que lo dice despu¨¦s de una convivencia de 30 a?os¡±. A pesar de la ausencia de patrones, su olfato le permite intuir algunos desenlaces. ¡°Los hay que cuentan su historia pero dicen que quieren luchar, seguir intent¨¢ndolo ¡ y yo pienso sin decirlo: ¡®Vale, ya veremos dentro de dos meses'. A veces no vuelven, hay gente que aguanta situaciones brutales¡ Aunque quiz¨¢s se hayan ido a otro despacho¡±, ironiza en voz alta.
Sostiene que el exceso de dinero complica los divorcios. ¡°Hay excepciones pero los que tienen m¨¢s dinero se pelean a deg¨¹ello por todo y cuando no hay problemas econ¨®micos los buscan. Pasan los a?os y siguen enrocados por nimiedades y pele¨¢ndose por tonter¨ªas, sin ser capaces de pasar p¨¢gina. Eso me sorprende¡±.
?Y cuentan toda la verdad? La abogada lo tiene claro: ¡°La gente cuenta su verdad. Un mismo problema se ve desde dos puntos de vista. Todo el mundo dice que no es ego¨ªsta, que est¨¢ pensando en los dem¨¢s, y no es verdad. Pensamos primero en nosotros. Es l¨®gico, pura supervivencia. Aunque tambi¨¦n hay quien miente, lo que demuestra mucha torpeza porque al final yo voy a trabajar con la informaci¨®n que me han dado¡±.
¡°Un pleito de divorcio es una coctelera en la que se echa todo y se agita. Cualquier cosa puede salir de ah¨ª¡±, esta es una de las frases preferidas de Luis Zarraluqui, el padre de Elena. ¡°Los abogados", dice ella, "tenemos mucha responsabilidad con el destino de esa coctelera, y tenemos cierto estigma de empeorar las cosas¡±.
Es inevitable la referencia a la pel¨ªcula Historia de un matrimonio (Noah Baumbach, 2019). ¡°Un buen abogado debe dar soluciones y prever que no haya problemas en el futuro¡±. Y vuelve una vez m¨¢s sobre su teor¨ªa de que abogados y clientes se parecen tanto como los perros a sus amos. ¡°Buscas un abogado depredador o uno muy conciliador dependiendo de tu manera de ser. Si tienes una predisposici¨®n para actuar de una forma y contratas a un profesional que sigue esa l¨ªnea las cosas van a ir de una forma. Mira, tengo ahora un asunto en que la parte contraria le est¨¢ haciendo una aver¨ªa econ¨®mica a mi cliente, retirando dinero a lo bestia de las cuentas, y dej¨¢ndolo todo en una situaci¨®n muy complicada. Si a m¨ª me viene una se?ora y me pregunta si puede vaciar una cuenta corriente yo le dir¨¦: ¡®Ni se te ocurra".
Cierta mitolog¨ªa sobre el despacho Zarraluqui sugiere que la parte contraria va a sufrir para ganar un pleito. ?Es cierto que sus colegas le temen? Tras unas risas contesta: ¡°Al rev¨¦s, estar especializado te permite hablar el mismo idioma con la otra parte. Los clientes van y vienen y nos conocemos todos, nos pedimos la venia entre nosotros. Yo estoy encantada cuando tengo enfrente a un buen abogado¡±, dice Elena v¨ªa telef¨®nica desde su casa, con sus hijos cada uno en su habitaci¨®n, donde ha instalado el despacho estos d¨ªas debido a la cuarentena por el coronavirus. ¡°Estamos encerrados en casas que no est¨¢n preparadas¡ y por mucho tiempo. Esto es una bomba de relojer¨ªa. El final de esto ¨Cdel confinamiento¨C va a ser como una vuelta de verano de las duras¡±. En los despachos de Derecho de Familia existen dos picos de trabajo, el posverano y la posNavidad, dos momentos en que se disparan las demandas de divorcio. ¡°Es posible que el poscoronavirus se estrene como nueva categor¨ªa¡±, dice Elena Zarraluqui.
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